CAPÍTULO 26

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Vamos a comer-nos.

Emma Walsh.

—    Emma...

—    No. —Le interrumpí. —Si me vas a soltar cualquier excusa barata, cojo mis cosas y me voy. Prefiero antes tu silencio a una mentira.

—    He discutido con mi padre. —Dijo y se sentó a mi lado.

—    ¿Por qué?

—    Se ha enterado de lo de la pelea...

—    Joder, pero seguro que tampoco está tan enfadado, si lo hablas con él seguro que lo arregláis.

—    No creo, y aunque pudiera no lo haría. —Confesó. —Mi padre no es muy de palabras, y menos conmigo.

—    ¿Pero ¿qué te ha dicho?

—    Básicamente que, si vuelvo a pelearme, bajar de notas, meterme en líos... que me internan en una escuela para chicos con problemas de carácter o algo así.

—    Pero ya tienes dieciocho años.

—    Pero sigue siendo mi padre.

—    ¿Y tu madre qué piensa?

—    Mi madre es la persona más buena del mundo. —Dijo sonriendo. —Si a día de hoy, soy lo que soy es gracias a ella.

—    Es muy bonito eso que dices. —Le devolví la sonrisa.

—    Pero no es todo tan bonito. Mi madre siempre apoyará lo que diga mi padre, le guste o no. —Se encogió de hombros. —Siempre ha sido así.

—    ¿Y tus hermanos?

—    ¿Qué pasa con ellos?

—    ¿No decían nada?

—    Mia y Jon son los niños de papá. Aunque es verdad que Jon ha salido, siempre que podía, en mi defensa.

—    Eso está bien. ¿No? —Pregunté mientras le cogía la mano y empezaba a hacerle caricias.

—    No ha servido para nada, pero siempre se lo he agradecido. —Dijo entrelazando sus dedos con los míos.

—    Bueno, si te sirve de consuelo, mi relación con mis padres es nula. Ni siquiera vivo con ellos cuando no estoy aquí.

—    ¿Entonces con quien vives?

—    Con mis abuelos paternos, ellos han sido más unos padres que los míos.

—    ¿Pero no te hablas con ellos?

—    Si, y las fiestas, cumpleaños y todas esas cosas las pasamos juntos. Pero estar en mi casa es lo más parecido a morir. Nunca he estado cómoda allí.

—    Seguro que no es para tanto.

—    Lo es. —Aseguré soltando una carcajada. —Por eso siempre me escapaba a casa de Pol y Rain.

—    No sabía que os conocíais desde hace tanto.

—    De toda la vida. Nuestros padres son íntimos y somos casi vecinos.

—    Ah... —Dijo Erick como si tuviera miedo a decir algo más.

—    Suéltalo.

—    ¿El qué?

—    Lo que piensas.

—    Ah eso... —Dijo sonriendo. —Es una tontería, pero ¿desde pequeña llevas enamorada de Pol?

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora