CAPÍTULO 37

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No pido una señal divina, solo una llamada.

Emma Walsh

Eran las doce y media de la madrugada cuando volvía a la residencia, ya que después de ir a la heladería decidí pasarme por casa de mi abuela para ver qué tal le había ido la semana y acabé pasando más tiempo del que había pensado.

Cuando llegué a la residencia, en vez de entrar a mi edificio, entré al de Erick. No podía irme a dormir sin haber hablado antes con él. Le enseñé mi pase al de seguridad y subí en ascensor a su habitación.

Me planté delante de su puerta, cogí aire y di tres toques. Pero no pasó nada, así que volví a tocar y así tres veces hasta que me rendí, me giré y fui a la puerta de los chicos. Toqué un par de veces hasta que Gress me abrió.

— ¿Sabes la hora qué es? —Dijo abriendo los ojos, molesto por la claridad el pasillo.

— ¿Dónde está Erick? —Pregunté directamente.

— Ha salido.

— ¿Solo?

— Con unos amigos. —Me dijo. — ¿Podemos hablar de esto mañana? Estoy muy cansado.

— ¿Cómo has podido dejar que salga? —Le pregunté indignada.

— No es un puto crío, puede hacer lo que quiera.

— Claro que puede joder, pero sabes lo que le pasará si se descontrola. —Le dije con un tono más alto. —Dime al menos que no se ha ido con la moto.

— No, el casco está aquí. Ya sabes que él...

— Nunca iría sin el casco. —Acabé por Gress.

— Mira Emma, entiendo que te preocupe, pero vete a dormir y si mañana para las cinco de la madrugada o así no ha vuelto, iremos a buscarlo.

— Voy a dormir en su habitación. —Dije, para dar por hecho que si Erick no volvía para esa hora lo iría a despertar.

— Está bien. —Dijo y se despidió con la mano mientras cerraba la puerta de su habitación.

Abrí mi bolso, saqué la llave de la habitación de Erick y entré.

Para variar, estaba ordenada y con ese olor tan particular de él, que haría que cualquier chica estuviera a sus pies. Dejé mis cosas en el sofá, fui hacia el armario y abrí el cajón donde había dejado cosas mías, cogí mi pijama, me lo puse y me tumbé en la cama a esperarle para cuando llegase.

No sé en qué momento exacto, abrí los ojos con la esperanza de estirar el brazo y que Erick estuviera a mi lado, pero no estaba. Me froté los ojos y pude ver que ya estaba empezando a amanecer, aunque el cielo estaba totalmente cubierto de nubes. Me giré hacia la mesita de noche, encendí el móvil y me quedé helada al ver la hora.

Las 7.30 de la mañana.

Me levanté de un salto de la cama, me pasé la primera sudadera de Erick que había por ahí encima, me puse los zapatos y fui a la puerta de los chicos. Toqué un par de veces hasta que Jason me abrió.

— ¿Se puede saber qué coño te pasa? Son las siete y media de la mañana, Emma.

— ¿Está Pol? —Dije entrando en la habitación.

— No, no ha...

Dejé de escuchar a Jason y abrí la puerta que daba a la habitación de Gress y Pol. Me giré en dirección a la cama de Gress, cogí las mantas con las que estaba tapado, y lo destapé por completo.

— Levanta el culo y ayúdame a buscar a mi novio

— Te he dicho que ahí no está. —Me dijo Gress por quinta vez, mientras bajábamos la calle donde estaban todas las discotecas.

— Gress, ya no tenemos más sitios donde buscar, así que si hace falta pasaremos de nuevo por todos los sitios que ya hemos pasado.

— Emma, ha ido a una fiesta universitaria, ha podido ser en cualquier lado.

— Llama al tío ese que lo ha llevado.

— ¿James?

— Si, ¿No era ese con quien Erick se había ido? —Le pregunté.

— Emma, he llamado dos veces y no lo ha cogido, y los chicos han ido a su habitación, pero allí no había nadie. —Me dijo y me llevé las manos a la cabeza. Sentía que en cualquier momento me iba a estallar. —Venga, lo vamos a encontrar. —Dijo al verme frustrada, y me abrazó.

— Gress, llevamos más de media hora buscando, son las ocho de la mañana y hace un frío terrible, lo más seguro es que se ponga a llover en cualquier momento y Erick no da señales de vida. —Dije mientras hundía más mi cara contra su pecho.

— Vamos a entrar en una cafetería y nos sentamos un rato a ver si entras en calor, porque estás helada. —Dijo empujándome hacía una pequeña cafetería que había en la acera de enfrente. —Y seguro que Erick nos llamará pronto. Quizá hasta se ha quedado a dormir en otro lado y por eso no sabemos nada de él.

— Ojalá. —Contesté.

— Emma, en cualquier momento cogerá el móvil y nos llamará a alguno de los dos y...

Gress paró de hablar cuando mi móvil empezó a sonar.


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