CAPÍTULO 56

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Quererte queriendo.

Erick Reed

No sé cuánto llevaba durmiendo, cuando el teléfono empezó a sonar.

— Emma, el teléfono. —Estiré mi brazo hacia donde debía estar, pero no había nadie.

Desconcertado, encendí la luz de la habitación, y efectivamente, allí no había nadie. Cogí el teléfono de la mesilla y me lo llevé a la oreja.

— ¿Sí?

— Hola hijo. —Dijo mi madre al otro lado del teléfono. —¿Te pillo cenando?

— ¿Cenando? ¿Qué hora es?

— Las nueve y media de la noche.

— Joder... —Me pasé la mano libre por la cara y me levanté de la cama.

— ¿Estabas durmiendo?

— Si, ayer fue el baile, y eran las siete cuando nos acostamos.

— Dime que al menos tienes todo recogido.

— Si, lo dejé todo preparado, solo tengo que cerrar la maleta.

— ¿Cómo estás?

— Pues en la mierda mamá. —Levanté las persianas y la luna ya estaba asomando en el cielo.

— Bueno, tu cena, y acuéstate. Que mañana el viaje es largo y luego con el jet lag te va a costar dormir, así que aprovecha.

— Está bien.

— Mañana tu hermano va a por ti.

— No hace falta, los chicos han insistido en acompañarme.

— Está bien, dale un beso a Emma de mi parte.

— Adiós.

Colgué el teléfono y marqué el número de Emma.

Un tono.

Dos tonos.

Tres tonos.

Cuatro tonos.

Silencio.

Su teléfono marcaba como si estuviera apagado, así que me puse una camiseta y unos pantalones, y salí de la habitación. Toqué a la puerta de los chicos y Gress me abrió.

— Madre mía, que cara llevas. —Me dijo sonriendo y dándome una palmada en la espalda cuando entré a la habitación. —¿Te acabas de despertar?

— Si, ¿habéis visto a Emma salir de mi habitación?

— Que va tío. —Me contestó Gress.

— ¿Y vosotros? —Les pregunté a Jason y Peter que estaban despiertos.

— No. —Dijo Peter.

— Yo me he levantado a mear a eso de las dos del medio día y he escuchado salir a alguien de una habitación, pero no tenía poque ser Emma.

— Joder... —Dije sentándome en la cama de Jason y pasándome las manos por la cabeza.

— ¿Estás bien? —Me preguntó Gress.

— No.

— Va tío no te rayes, que seguro que sabemos dónde está.

— Gress, ya la he llamado y su teléfono marca que está apagado. Y necesito verla antes de irme.

— ¿Has llamado a las chicas?

Quererte sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora