Luego de su divorcio, Joseph Morgan no pensó volver a enamorarse debido a su corazón lastimado.
Blair Flores ha sufrido mucho por amor, se ha vuelto a enamorar, pero no ha tenido ese poderoso sentimiento que tuvo en el pasado y no pensó volver a sen...
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Maratón 7/10
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Blair
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—Me hice seis o siete pruebas de embarazo, pero quiero estar completamente segura de que no sea una falsa alarma. Ya sabe, por mi condición. —Le explico a mi ginecólogo, que todo lo que hace es asentir mientras observa en dirección a la pantalla del ultrasonido, donde yo solo puedo ver un montón de cosas negras y blancas que supuestamente son mi útero. —No veo nada ahí. —No sé si es alivio o tristeza lo que hay en mi voz. —Supongo que fue falsa alarma en ese caso.
—No fue falsa alarma, solo no sabes lo que estás viendo. —Abro los ojos de par en par, comenzando a entrar en pánico mientras el hombre enfoca la máquina que antes se deslizaba sobre todo mi vientre bajo en un punto. Levanta su mano y apunta a un lugar de la pantalla, donde una mancha gris se distingue entre el negro y el blanco. —Efectivamente estás embarazada. —El aire en esta habitación se está acabando, creo que me voy a ahogar. —Según puedo ver estás entrando a la semana número once del desarrollo embrionario, es decir que estás por completar tu primer trimestre. —¡¿Qué?! ¿Esa manchita de ahí está por cumplir tres meses dentro de mi cuerpo? ¡¿Eso es posible?! —¿Quieres una impresión? —No respondo porque estoy en shock, así que me quita la máquina de encima y me tiende una toalla de papel. —Pasa a mi escritorio, por favor.
El modo automático se activa y tomo la toalla para limpiarme mientras pienso en mil cosas, a la vez que no pienso en ninguna.
Once semanas de embarazo... Terminando el primer trimestre, que según he leído es en el que más riesgo de perder el feto se tiene. No puedo tener menos que eso, pues no he tenido relaciones sexuales con nadie más desde Joseph y él se fue hace justamente once semanas, pero yo dejé los anticonceptivos y...
Mierda... el elevador.
Con piernas temblorosas consigo sentarme en la silla frente al escritorio de mi ginecólogo y este escribe un montón de palabras en el teclado de su computadora. Usualmente el ruido de sus dedos golpeando las teclas me provoca paz, pero ahora solo me está irritando más y más.
—Me dijiste que dejaste los anticonceptivos hace once semanas. —Yo asiento, esperando que me vuelva a regañar por haber hecho eso sin consultar primero con él por temas de salud, pero viendo mi estado prefiere no hacerlo. —Y está el tema de tu aborto espontaneo. —Bajo la mirada a mi vientre, que no está tan plano como solía estar, pero tampoco se podría sospechar que ahí hay algo. Deja de teclear y su mirada me taladra la cabeza, así que lo veo y él levanta las comisuras de sus labios como diciendo "no hay nada más que hacer". —Estás embarazada, Blair.
—¿Cómo es posible? —Efectivamente es posible porque ya he estado embarazada, pero... Dios, no quiero recordar eso. —Debí haberlo perdido antes de siquiera tener síntomas. —En el anterior lo único que se me alteraron fueron las hormonas, no tuve todo esto que me está pasando.
