Luego de su divorcio, Joseph Morgan no pensó volver a enamorarse debido a su corazón lastimado.
Blair Flores ha sufrido mucho por amor, se ha vuelto a enamorar, pero no ha tenido ese poderoso sentimiento que tuvo en el pasado y no pensó volver a sen...
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—Si, soy yo. —Es todo lo que sale de mi boca atolondrada y en realidad, agradezco no haber hablado en español por accidente.
—Joseph me ha hablado mucho de ti. Eres más bonita en persona. —Afirma Sarah con voz dulce y puedo notar ciertas facciones que comparte con su hijo; como la nariz.
—Mamá... —Le regaña en voz baja Joseph y su madre se encoge un poco, pero continúa viéndome con brillo en sus ojos azules. Joseph me ve, un poco sonrojado por la situación y sus mejillas rojas me distraen de lo que pasó con su madre. —Le conté un poco de ti... se hizo una idea.
—Me dijo que tenías veinticuatro. —Vuelve su madre a entrar en el juego y Joseph parece a punto de tener un ataque de pánico ¡que ternura! —Pero luces muy joven, linda.
—Si, nací con lo que se conoce como "carita de bebé". —Bromeo. Es extrañamente fácil hablar con ella y no me veo obligada a encogerme como normalmente hago. Ella ríe auténticamente, Joseph lo hace en forma nerviosa. —Bien, fue un placer chocar con usted...
—Igualmente, linda, espero volver a verte... aunque de preferencia sin chocar. —Bromea y suelto una risita, abrazándome a mí misma un par de segundos. Voltea a ver a Joseph; él es un par de centímetros más alto que ella y obviamente, su cuerpo también es más grande. —Bien, hijo, iré por la salsa ¿Por qué no acompañas a Blair a su departamento?
—Oh, no hay problema. —No hace falta que Joseph me acompañe, sé dónde vivo. Volteo a ver a Joseph, que está más rojo que un tomate. —Deberías acompañarla, yo me perdí la primera vez que salí. —Joseph ríe con su madre, yo no me río. —Es en serio...
—¿Y eso cómo pasó? —Pregunta Joseph, dándose cuenta de que en verdad no bromeo.
—Mi sentido de la orientación es nulo. —Le contesto, sonriendo sin poder evitarlo. Sarah tose suavemente y volteamos a verla, tiene una sonrisa que cubre todo su rostro. —Yo...
—¿Ya comiste? —Pregunta Joseph con curiosidad. Niego con la cabeza y a él parece no sorprenderle. —¿Qué tal si voy con mi mamá por la salsa y al volver te invito a cenar? —Él es adorable, tremendamente adorable.
—Me gusta ese plan. —Contesto y veo a su madre, quien lo ve como si hubiera obrado muy bien. —Supongo que nos veremos de nuevo...
—Tú debes llamarme Sarah. —Ordena y yo asiento.
—Sarah. —Contesto dando un pequeño asentimiento. No es que tenga opción de llamarla de otra forma; ella es dulce, pero tiene pinta de imponente. —Nos vemos en un rato. —Aseguro y Joseph luego de darme un pequeño asentimiento, se retira prácticamente empujando a su madre.
Subo al elevador, marco mi piso y me doy un momento para pensar en lo que acaba de pasar ¿Qué pasó? Conocí a la madre de Joseph Morgan
