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Cuando te conviertes en modelo, te dan clases de protocolo, a las cuales tuve que ir después de las grabaciones y casi no dormía, pero contrario a lo que cualquiera creería son muy divertidas.
En esas clases nos enseñan cosas que debemos llevar en el bolso para una emergencia, combinación de colores, incluso como lavarnos el cabello correctamente ¿Cómo es posible que lleve más de veinte años lavándome mal el cabello? Es difícil de creer, pero cierto.
También nos enseñan a aplicarnos correctamente el perfume, para que no sea demasiado hostigarte, ni para nosotras mismas, ni para los demás. La verdad, en esa clase si acepté que lo estaba haciendo mal, porque desde que era una niña he odiado ponerme perfume (dulce, seco, cualquiera) debido a que mi propio aroma me marea, así que dejé de aplicarlo.
Ahora, aprendí a ponérmelos en la cantidad perfecta, logrando que mi aroma no sea demasiado para mí y que la persona con la que esté deba acercarse para percibirlo, lo cual es bueno.
Doy el ultimo toque de perfume en mis muñecas y me deleito con el aroma de Love Spell de Victoria, obsequio que venía en la caja de ayer junto a todo lo demás que traigo puesto.
Joseph vio la caja, yo no, terminé muy cansada para hacerlo y lo hubiera deseado porque había ahí dentro un conjunto nocturno y uno de mañana, habría sido perfecto dormirme con el de noche, pero terminé haciéndolo con una de sus camisas, aunque no me quejo.
Ahora mismo estoy usando un albornoz de seda ajustada, que cubre hasta la mitad de mis muslos, ajustándose a mi cuerpo perfectamente. La prenda al ser de seda roja me cubre a la perfección, aunque la forma en que permite que mis piernas, brazos y parte del pecho se vean la hace ser sensual de cierta manera, en especial los senos por el encaje que tiene el ribete.
El conjunto viene acompañado con unas medias traslucidas que me cubren hasta la rodilla, sujetadas por un liguero y sus cintas en mi muslo. Para completar, tengo unas zapatillas de tacón bajo, negras, con una borla de peluche en la cinta que va sobre mi empeine.
Sobre todo mi conjunto, va una levantadora rosa hecha de un material similar al albornoz. Es parecido al que usé en el desfile, pero esta va hasta el suelo y no tiene cinta para cerrarla, solo un botón a la altura del pecho.
Tal vez es ridículo arreglarme de esta forma a las horas de la mañana cuando Joseph me vio dormir con una de sus camisas, el cabello desarreglado y cubierta de brillantina, pero quiero hacerlo porque me siento hermosa, además, creo que lo volveré loco con esto.
Y, para completar, me levanté antes que él, supongo que es una señal del destino para prepararme.
Veo mi cabello, el cual hubiera deseado dejar suelto, pero amaneció alocado, así que me vi obligada a hacerme una trenza que cae sobre mi hombro. No llevo nada de maquillaje además de un bálsamo para labios que les da cierto brillo por su acción hidratante, nada más.
