23 |Acuerdo|

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Contrato:

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Contrato:

A día 1 de diciembre de 2018 (fecha de inicio)

Entre el señor Joseph Morgan ("El amo")




—¿Disculpa? ¿Cómo que el amo? —Pregunto ofendida y aunque no lo veo sé que está rodando los ojos. —Quita eso porque no voy a ser tu sumisa. —Ordeno, cruzando los brazos sobre mi pecho.

—Bien. —Accede Joseph y no soy feliz hasta que veo que borra esa estupidez del amo.

Tiene un complejo de señor y me gusta, pero no siempre se lo voy a permitir.

Entre el señor Joseph Morgan y la señorita Blair Flores




LAS PARTES ACUERDAN LO SIGUIENTE.




—¿Tenemos que hacerlo tan formal? —Pregunto quitándole a Joseph el lápiz para que deje de escribir. Él voltea a verme enarcando una ceja, después se levanta de su silla, me besa y vuelve a acomodarse.

La rutina de nuestras mañanas era despertar, desayunar, ducharnos y vestirnos; la de hoy tuvo ciertas variaciones. Efectivamente nos despertamos y al estar desnudos tuvimos que bañarnos y vestirnos primero, él preparó el desayuno como es de costumbre, pero cuando nos sentamos en la barra ya ninguno pudo ocultar lo que nos pasaba: a él le dolía la espalda y a mí toda la parte media del cuerpo, siendo otra prueba de las salvajadas que hicimos anoche.

Ninguno de los dos se sintió incomodo, fue como otra mañana cualquiera hasta que el dolor no nos permitió seguir con la rutina. Me tuve que quitar los pantalones y Joseph descubrió que tenía marcas en todo el trasero, tanto así que todo estaba rojo sin la figura de su mano; casi se disculpa de rodillas hasta que le dejé bien en claro que todo estaba bien, que si lo volvía a hacer no me importaría. Luego de eso yo lo obligué a quitarse la camisa, así descubrí que su espalda parecía haber sido rasguñada por un animal salvaje, el pecho estaba igual, solo que con mordidas y chupetones; también me disculpé y ocurrió lo mismo, me dejó claro que le gustaban esas marcas.

Casi repetimos el acto de anoche, pero nos controlamos lo suficiente para hacer el pacto y ahora está sentado a la mesa encargándose de redactarlo mientras yo estoy de pie tras él, pasándole un pomo de algodón cubierto de alcohol por la espalda, aunque él me asegura que está bien.

—Si voy a hacer un contrato sobre el sexo lo haré bien. —Se queja él, quitándome el lápiz para volver a escribir el borrador que después pasaremos a computadora para imprimir y según él enmarcar para siempre poder verlo.

Roommates {Joseph Morgan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora