69 |Terribles ideas|

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—No olviden darle sus vitaminas, las necesita porque le dio un resfriado hace poco. —Jack y Kelsey asienten viendo el libro de cuidados de Klaus que preparé para ellos. —Todo está ahí y no olviden que le gusta que le lean un cuento antes de dormir.

—Sí, está aquí en el capítulo nueve. —Jack, que aún no sale de su sorpresa por lo voluminoso del libro le da vuelta y puedo ver el capítulo, que inicia con una foto de Klaus durmiendo plácidamente y sigue con las indicaciones de su rutina para que tenga un buen sueño. —Estará bien con nosotros.

—Lo sabemos. —Joseph afirma mientras yo veo a Klaus, que distraído de lo que pasa se encuentra jugando con su pelota. —Será mejor que solo nos vayamos antes de que se dé cuenta y sea más duro.

—¿No puedo abrazarlo una última vez?

—Lo has abrazado demasiado. —Joseph sabe que lo mejor es que solo nos vayamos o yo no seré capaz de dejarlo aquí solo, en el fondo yo también lo sé, simplemente no soy capaz de abandonar a mi hijo sin siquiera darle otro abrazo y un beso. —Adiós.

Yo no me muevo, así que Joseph me sujeta de la cadera y abrazándome me levanta y me lleva lejos. Klaus se da cuenta de lo que ocurre, sin embargo, Kelsey cierra la puerta antes de que me alcance y los chillidos que hace porque lo dejamos me hacen luchar contra Joseph para alcanzarlo.

—Podemos comprarle un boleto de última hora. —Trato de explicarle para que me suelte y yo pueda volver con mi perrito, cuyas garritas paticuradas resuenan contra la puerta de la casa. —¡Puede venir!

—Tú fuiste quien dijo que no. —Joseph es mucho más fuerte que yo ahora que retomó el gimnasio, así que antes de que me dé cuenta me tiene atada al asiento del copiloto con el cinturón de seguridad.

—¡Me arrepentí! —Trato de soltarme, pero en cuanto lo consigo, él ya está sentado a mi lado y encendiendo el auto. —Puede venir, le hará bien el aire de Colombia.

No quise que Klaus se uniera a nuestro viaje porque es demasiado delicado para eso, pero lo extrañaré mucho y podrá soportarlo, solo tendré que darle más masajes de esencia de vainilla de lo normal, pero él estará bien.

Joseph arranca y la última vista que tengo de mi bebé es él asomado por la ventana, con sus patitas contra el vidrio desesperado porque sabe que nos vamos.

***

—Podría besar el suelo de este lugar. —Celebra Joseph frotándose el trasero en cuanto salimos de la pasarela para entrar al aeropuerto de la ciudad de Bogotá. —Estoy harto ¡Qué bueno que Klaus no vino! Pobrecito aguantar esto en una jaula.

No lo dice para hacerme sentir mejor porque Klaus se quedó en Los Ángeles, lo dice en serio y lo sé porque la espalda me está matando. Si estamos así nosotros dos ¿Cómo lo estaría mi bebé al que obligaban a subir en una jaula? Creo que en serio hicimos lo correcto en dejarlo con Jack y Kelsey.

Roommates {Joseph Morgan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora