CAPÍTULO 25

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Al cabo de unos días, entre Agnes y yo seguía existiendo una tensión inmensa, y aunque le pedí perdón en numerosas ocasiones, ella simplemente me ignoraba, aunque en realidad no parecía estar realmente enfadada.

Mis amigos, Adonis, Kai, Alaric, Blaise, Angela y Edith, intentaron animarme porque, verdaderamente, me sentía fatal y bastante culpable de todo lo que sucedió y lo que le dije. Por otro lado, también animaron a Agnes, mucho más, aunque ella se mantenía distante como a menudo, así que tampoco permitía demasiado que le hablaran sobre el tema o la animaran. Pero, igualmente, parecía un poco deprimida.

En cambio, a mi hermano, parecía que le daba exactamente igual todo lo que le rodeaba. Le conté lo que me dijo Agnes sobre nuestra familia y él no reaccionó en lo absoluto, hasta que le dije que la bruja había llamado a nuestro padre "asesino". Cuando escuchó aquello, se enfadó bastante e hizo el además de ir a amenazar a Agnes pero, por suerte, Kai lo frenó e intentó calmarlo con ayuda de sus amigos, cosa que agradecí, no creía que Agnes estuviera dispuesta a aguantar semejante pesado como Jir.

Por un lado no podía dejar de lamentarme por el caso de Agnes, pero por otro lado, estaba feliz de que mi relación con Kai hubiera vuelto a la normalidad nuevamente, y que Angela, que había pasado todo el fin de semana fuera del recinto, hubiera vuelto de nuevo.

La había extrañado, nadie era más divertida y dramática a la vez que ella. Aunque no nos había contado demasiado de su fin de semana, solamente se limitaba a decir que había estado bien y que su hermano había mejorado. De todos modos, respeté su intimidad, no quise hurgar sobre algo que, tal vez, no quería decir, ya que, no había vuelto demasiado feliz, aquello era palpable en su rostro.

Estábamos todos juntos en el comedor desayunando, yo me encontraba en medio de Adonis y Kai. Al lado del duquesito estaba mi hermano, al lado Blaise, después Agnes, que, cabe recalcar que al final el joven mago había conseguido acercarse un poco a la bruja. Al lado Angela, Alaric, Edtih y Kai a mi lado derecho, cuando vi entrar por el gran comedor al muchacho anónimo de mi aula de Historia, el mismo que me había prestado sus pulidos apuntes.

Nada más que lo vi me levanté de mi sitio y alcé mi mano mientras le gritaba para llamar su atención, ya que desde que el joven me había dejado sus apuntes, había pasado casi una semana y no había tenido oportunidad de ver al muchacho anónimo por ninguna parte del recinto.

— ¡Señor anónimo! —grité divertida y noté como mi grupo de amigos me miraban confundidos y luego dirigían sus ojos hacía donde miraban los míos.

El muchacho rubio se giró cuando me escuchó gritar su mote, y yo sonreí amablemente saludandole desde mi sitio, de pie, quieta en medio de mis dos buenos amigos. En cambio, él me miró seriamente y asustado ante la mirada de mis amigos. Le hice una señal con mi mano para que se acercara, pero él negó con la cabeza, así que insistí e insistí hasta que, finalmente, accedió.

— Hola —le saludé con una sonrisa cuando se acercó a nuestra mesa.

— Hola —saludó tensamente, mientras miraba a los muchachos de mi alrededor.

Pude fijarme en cómo algunos, como Alaric, Blaise, Edith, Angela y Agnes, miraban al muchacho con atenció, curiosos, mientras que otros, como Adonis, Kai y Jir, lo fulminaba con la mirada, para variar.

— Te he estado buscando por todos los lugares del Instituto esta semana —le dije al jóven, ignorando aquellas miradas de alrededor.

Después agarré mi mochila de cuero y saqué sus apuntes, que estaban bien guardados dentro del libro de Historia, junto a los míos, para que no se arrugaran ni se perdieran. Los saqué de allí y se los ofrecí.

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