Había pasado ya casi un mes desde que arrestaron a Adonis.
Apenas hablaba. Apenas derramaba alguna lágrima recordando sus palabras, insistiendo en resistir, en ser fuerte y no débil. Apenas pegaba ojo por las noches, cada vez, mi cabeza estaba peor, cada vez estaba más hundida en pensamientos negativos que no me llevaban a ningún lugar.
¿Y si solo había jugado conmigo? ¿Solamente le gustaba coquetear con las muchachas por diversión, entonces? ¿Por el simple hecho de que no podía arriesgarse a sentir nada, era por lo que jugaba con los sentimientos de los demás?
No podía comprender nada de aquello, y la cabeza me iba a explotar de pensamientos, dudas y dolores. Estaba enfadada, triste, enrabiada, indignada y apagada.
Asistía a las asignaturas sin ganas y con unas ojeras terribles, aunque sinceramente no me importaba en lo absoluto, después de todo, ¿por qué me iba a importar que hablaban de mi aspecto fisico, si ya se habían cansado de decir barbaridades y rumores falsos sobre Adonis y yo durante todo ese tiempo?
Los murmullos, los chismes y las críticas sobre el jóven no paraban de llegar a mis oídos. Cada vez que pasaba por los pasillos buscando mi siguiente aula para dar mi clase, escuchaba algo relacionado con lo peligroso que era y lo merecido que tenía Adonis estar en la Prisión de los Militares y, claro, otras tantos cientos de rumores que no quería ni recordar.
Pero asistir a las clases me daba un poco de paz. Me hacía bien poner atención a las asignaturas, aunque fuera un poco, para no pensar en él, pero cuando debía asistir a Matemáticas, era inevitable la imagen de él haciendo bromas sobre lo mal que se me daban los números, pero después se sentaba justo a mí lado, lo más cerca posible, y me ayudaba a comprender las fórmulas.
Pero los murmullos no cesaban ni a pesar de estar prestando atención a los profesores, algunos alumnos eran tan molestos, que se entretenían en conversar sobre Adonis y su enfermedad. Debía aguantar como una campeona las ganas de asesinarlos cuando hablaban sobre el tema o simplemente inventaban cosas, así que, cerraba con fuerza mis pequeñas manos mientras tomaba aire y contenía las groserías subiendo por mi garganta.
El aula de Lucha era donde más cómoda me sentía, era la mejor asignatura para poder distraerme. Me encantaba aquella clase y me lo pasaba bien.
Cuando Spiculus hablaba mientras paseaba por aquel patio trasero del Instituto, yo apoyaba mi espalda en uno de los árboles y apuntaba sus explicaciones con tranquilidad, mientras él seguía explicando y, en algunas ocasiones, dictando lecciones importantes.
Cada uno de los días que estaba en aquel recinto pensaba en tantas personas que, sabía que mi cabeza explotaría algún día por tanta sobreinformación, pero era inevitable pensar en mi hermana Alissa. Cada día la extrañaba más, y aquello era en lo que Adonis me había ayudado: había hecho mis días un poco mejores, sin hacerme recordar entre lamentos a mi difunta y anhelada madre o a mi extrañada hermana.
La necesitaba a mi lado, pero estaba demasiado lejos de mí y era imposible que pudiera venir a verme, o yo ir a visitarla. Pensar en ella y en mis recuerdos felices junto a mi hermana, me hacía el día más sencillo, ya que, al menos cuando pensaba en ella no sufría por mi amigo encarcelado.
El caso era que no sabía en qué momento la volvería a ver, pero entonces, mientras apuntaba las lecciones de Spiculus en mis hojas amarronadas con mi pluma, se me ocurrió algo terriblemente perfecto: escribirle una carta a mi hermana. Por un momento sentí la emoción recorrer mi cuerpo, pero rápidamente se desvaneció: ¿cómo haría para hacerle llegar mi carta?
La clase de Lucha finalizó y, prácticamente, arrastré los pies hasta el otro aula. En el aula de Hechizos no nos dedicabamos a hacer gran cosa. La profesora Fiona siempre ignoraba a los que no eran magos, así que, Edith, Ada, su grupo y yo éramos ignorados totalmente durante dos maravillosas horas en las que podíamos hacer lo que nos placiera pero en silencio.
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LA ROSA NEGRA
FantasyBrenda, una princesa guerrera, empieza su primer año de Instituto en el centro de Magia y Guerreros. Allí conocerá a sus primeros amigos, como a su primer amor, pero junto a eso también se desencadenará una continuidad de trágicos acontecimientos co...