Comenzamos la pequeña batalla.
Bueno, en realidad, comenzaron la batalla.
Alaric y Blaise, como siempre tan unidos y compenetrados, se dedicaron a luchar juntos con sus varitas con otros dos enanos que también eran magos. Mientras tanto, Jir, Adonis y Edith se encargaban de otros tres y, por último, Agnes se encargó del último Liliputiense, el mismo enano que había amenazado con su espada a Alaric.
Aunque Agnes tuviera una armadura de frialdad y malhumor con todo el mundo, era muy leal a sus amigos y los defendería con su vida si fuera necesario. En meses, nos habíamos convertido en una pequeña familia y eso lo adoraba, porque los adoraba a ellos, y me hacía sonreír cada vez que recordaba todos los buenos momentos con mis amigos.
En realidad, aún no sabía muy bien si Agnes me consideraba, siquiera, su amiga, ya que ella y yo no hablábamos demasiado, sólo lo justo y necesario, pero no me incomodaba estar cerca de ella, en realidad, me sentía bien, ella era una persona bastante fuerte y valiente, como yo me consideraba a mi misma de vez en cuando, y rodearme de gente así me gustaba.
Me mantuve quieta, observando a algunos de mis amigos luchar con dificultad con los enanos, mientras otros se las arreglaban bastante bien, como Jir, Adonis, Agnes y Alison. Alaric y Blaise eran buenos en magia, pero les estaba costando un poco enfrentarse a los enanos.
Los enanos, a simple vista parecían débiles y fáciles de atacar y vencer, pero la realidad es que eran mucho más duros que algunas cuantas personas de mi mismo tamaño y especializadas en armas.
Edith, por otro lado, era buena en lucha, pero siempre le había costado manejar con facilidad la espada, aunque sus reflejos habían sido siempre los mejores de la clase de Lucha, al igual que los de Kai, y ahora podía entender el porqué: los hombres lobos y sus habilidades especiales y superiores a los simples humanos como yo, siempre habían sido mucho más valiosos.
De un momento a otro, me encontré a Alison agarrando mi brazo y desconcentrandome al completo de la batalla. Me estaba gritando algo. Clavé mis ojos verdes en los suyos, más oscuros que los míos, y repitió lo que me acababa de decir.
— Brenda, debes irte con Kai hacía las colinas. Esto es peligroso y te recuerdo que a quién buscan es a ti. Con Kai estarás bien, él es rápido y estoy segura de que te protegerá con su vida —me dijo Alison mientras alternaba su mirada entre Kai y yo, con una sonrisa triste en sus labios.
Me fijé en ella. En cada rasgo de su rostro. No parecía estar triste por algo que fuera a suceder, sino que su comentario, me pareció a mí, que la entristeció brevemente.
— Pero, ¿y vosotros? —pregunté— ¿qué pasa con mis hermanos y Adonis? —le pregunté a Kai, porque Alison ya se había marchado, dejándome con la pregunta a medio hacer, para volver a luchar, defendiendo a Agnes del enano con el que estaba comenzando a tener dificultades.
Mi hermano no podía quedarse a luchar. Aún debía recuperarse del todo. Y mi hermana, simplemente, no estaba en condiciones como para poder enfrentarse a un mini ejército de profesionales.
No dudaba de sus capacidades, pero sabía que no podría luchar, mi padre nunca había enseñado a Alissa a defenderse como a Jir y a mí, por el simple hecho de no ser una luchadora y tener otras necesidades con la varita mágica que él no podía impartir con ella.
Además, a ella no le agradaban mucho las batallas, más que nada por la violencia que producían estas.
Así que, debían venir con nosotros. Pero Kai pareció averiguarme en el rostro lo que me ocurría y mi debate interno sobre mis queridos hermanos y amigos, cuando dijo:
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LA ROSA NEGRA
FantasyBrenda, una princesa guerrera, empieza su primer año de Instituto en el centro de Magia y Guerreros. Allí conocerá a sus primeros amigos, como a su primer amor, pero junto a eso también se desencadenará una continuidad de trágicos acontecimientos co...