La tensión era obvia en el comedor.
— ¿Desde cuándo tienes tantos amigos? —preguntó Adonis a Marcus, al cual alagaban por lo que había dicho hacía unos segundos.
— ¿Desde cuándo eres tan pacifico hablando? —le devolvió la pregunta con una sonrisa provocadora.
Sabía que aquello no terminaría bien, así que intenté hablar del tema anterior, para poder evadir las adversidades de Adonis y Marcus, pero alguien se adelantó y habló antes que yo:
— ¿Aceptaréis nuestra ayuda o no? —exigió saber Agnes. Ella se encontraba a mi lado derecho, un poco separada de mí.
La miré para darle las gracias por haber interrumpido la conversación de Adonis y Marcus, la cual no terminaría muy bien si hubieran seguido hablando, pero ella ni se molestó en mirarme.
Sin embargo, aunque Agnes había interrumpido la peligrosa y retante conversación que ambos jóvenes mantenían, parecía que ellos no tenían intención de cesar las provocaciones.
— Y, ¿tú no dices nada, Brenda Walton? —me preguntó Marcus.
— No le dirijas la palabra —advirtió Adonis a Marcus, mientras se acercaba a mí con intención de protegerme.
— ¿O qué? ¿Me volverás a pegar? —se rió entre dientes el muchacho anónimo, de ojos miel tapados por unas gafas, y cabello rubio.
— Me estas cabreando y te aseguro que es lo último que quieres, estúpido —amenazó Adonis.
— Basta —dije poniéndome delante de Adonis.
— Oh, al fin hablas, ya estaba dudando de si eras muda —se burló Marcus, y yo traté de defenderme.
— Eso mismo pensaba yo hace unos meses, cuando estabas apartado de todo el mundo y no hablabas con nadie.
— Cállate —me ordenó. Ahora ya no parecía tan relajado y vacilante, ahora estaba algo enfadado y cambió su mirada provocadora a una más peligrosa.
— ¿O que? —le reté con la mirada sin ningún miedo, mientras avanzaba un paso hacia él.
— O te callo yo —me dijo, volviéndome a mirar con provocación, ocultando su rabia por mi pasado comentario.
Me sonrió divertido y dio un paso hacia mí. No obstante, aún estábamos demasiado lejos.
Yo solo reí ante su comentario ridículo.
Seguidamente, acaricié rápidamente la mano de Adonis para relajarle un poco, ya que estaba bastante enfurecido, y avancé hacia la mesa donde mi hermano y Kai estaban de pie, dejando a Adonis atrás con mi grupo de amigos.
Marcus me miraba confundido, deduje que había pensado que me acercaría a él para continuar hablando con este, pero eso no iba a ser así.
— ¿Aceptáis nuestra ayuda para evitar morir, o preferís rechazarla y ser asesinados por criaturas profesionales en ejecuciones? —volví al antiguo tema y el importante, ignorando la mirada de Marcus, y poniéndome en medio de Kai y Jir, encima de la mesa.
— Largaos —dijo con tranquilidad Marcus, tomando la decisión sin tener en cuenta a los demás.
Incluso los profesores, que estaban presentes, no dijeron nada. Toda esa situación era algo extraña. Pero debíamos irnos, nos estaban echando.
— Vamos —me dijo Jir tirando de mi brazo cuando él bajó de la mesa junto a Kai y vio que yo no bajaba de esta.
No podía irme sin observar antes la situación en la que nos encontrábamos en ese momento: un comedor, repleto de gente, tanto alumnos como profesores, y una única persona tomando decisiones, sin molestarse a preguntar lo que los demás opinaban respecto a lo que estaba ocurriendo y lo que estábamos proponiendo, Marcus Bell.
ESTÁS LEYENDO
LA ROSA NEGRA
FantasyBrenda, una princesa guerrera, empieza su primer año de Instituto en el centro de Magia y Guerreros. Allí conocerá a sus primeros amigos, como a su primer amor, pero junto a eso también se desencadenará una continuidad de trágicos acontecimientos co...