Como los libros.

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En alguna parte de Seúl, Corea del Sur.

YoonGi jamás lo admitirá pero nunca sintió tanta atracción hacia la lectura como ese martes de mayo en que tras dispersarse de una movida en la gran ciudad, en la que cometió un crimen, entró a esa vieja biblioteca pública con el único afán de pasar desapercibido un par de minutos, pero llevándose la agradable sorpresa de no solo encontrar el lugar casi vacío, sino notar a un precioso querubín de cabellos rubios deambular por los estrechos pasillos, con los ojitos siempre puestos en un libro, esto cuando no inspecciona que todo está en orden en el lugar.

Siempre tan delicado y silencioso.

Tan bonito como los libros que sus delgadas manos poseen.

Y tan inocente ante sus instintos que, le reclamaron como suyo después de varios días acechándolo, cual si fuese un puto capricho, o una presa que ha puesto bajo su escrutinio.

Es así entonces como Min ha venido todas las tardes a verlo, sabiendo ocultarse entre los grandes pasillos del lugar, sin darle oportunidad de poder escapar pues poco a poco lo está estudiando, intentando descubrir la manera correcta de acercarse a él. Fascinado porque además el chico es precioso, con un aire sensual encima, y llamativos rasgos casi irreales, que lo tienen un tanto atolondrado si debe admitir, más no lo suficiente como para sentir piedad por él y no querer partirle su bonito culo a pedazos en cualquier mesa del lugar.

—Disculpa—le llama bajito, tras una cuidadosa atención hacia cuál sería el mejor momento para acercarse, y obteniendo los mejores resultados pues el pequeño ratón de biblioteca gira hacia él: brindándole un poco de su atención.

—¿Si?..

Su voz ha sonado preciosa, haciendo sonreír a Yoongi quien no puede esperar para destruir esa bonita cara de muñeca mientras se lo folla de maneras en que seguramente sus libros no le han mostrado.

—Estoy buscando una reliquia. Tú eres el dueño ¿no?.

Hoseok asiente, aún sonriendo, con las mejillas cubriéndosele de un bonito tinte rosa que lo hace ver incluso más irresistible ante el demonio frente a él.—Claro que si, puedo ayudarte.

Durante algunos minutos YoonGi cumple su cometido al hablarle sobre un libro cualquiera, con la simple excusa de obtener un poquito de su tiempo, ganando que el menor le atienda entusiasmado, un tanto nervioso ante su intensa mirada, lo cual es agradable porque demuestra que le está afectando.

¿Y como no?.

Min YoonGi es el hombre más cínico y atractivo de Seúl, con un físico favorecedor que puede derretir el culo de cualquier chico, y además con una habilidad de seducción increíble que atrae más que las abejas a la miel a quien sea.

Lo peor es que lo sabe, por eso destruye todo a su paso con tal de obtener lo que desea, y por ahora lo que su cuerpo le pide es someter al bonito bibliotecario hasta tenerlo rogando por que se lo folle en cualquier mesa o rincón del lugar.

Sin embargo y aunque tiene planes: aún no es tiempo.. porque para poder disfrutar una cacería debes jugar un poco con el ratón antes de comerlo.

—Que amable, muchas gracias. Es gratificante encontrar hombres como tú en este lugar—le dice, con su voz aterciopelada tan suave y tan baja, que ponen aún más nervioso a Hoseok, quien simplemente no se puede reprimir a sus naturales.. encantos.

YoonGi lo ve contener el aliento, como si también apretara su bonito culo de exitacion por tenerlo cerca.

Maldito cabron que sabe lo que provoca.

—No es nada, señor. Es mi trabajo—lo ve encogerse de hombros, luciendo incluso tímido cuando le entrega su libro.—Espero disfrute la lectura.

Más de lo que piensas.

—Soy Yoongi—se presenta, con la excusa de rozar su mano, y cuando Hoseok por fin se anima a estrecharla pues lo ha visto dudar; le acaricia fugazmente la palma, dejándolo casi saltando del placer que su contacto produce.

El chico apenas puede hablar, estando sin aliento, y YoonGi no puede estar más satisfecho ya que sabe que ha movido algo en él, porque jamás se equivoca y los méritos que carga encima son por ser un puto cabron hijo de puta capaz de tener el mundo en sus manos si se le antoja.

—¿Tú eres?—insiste divertido, deseando cargarselo a azotes por aún no haber respondido, pero siendo piadoso porque el maldito mocoso aún no es suyo y además lo tiene shockeado por su manera de acechárlo.

Hasta que finalmente tiene el placer de verlo abrir su bonita boca, que apenas puede pronunciar palabra y deja escapar algunas risitas nerviosas.

—Me llamo Jung Hoseok, señor. Es un placer conocerle.

YoonGi le sonríe, ocultando poco las ganas que tiene de comerle la boca, y simplemente gira, como si no le importase una mierda pero dejando notar un hilo de cinismo entre ambos para parecer coqueto, incluso haciendo esa cosa de caminar hacia atrás aún al verlo.

—Es un placer Hoseok, gracias por el libro. Supongo que te veré pronto.

Por fin le da la espalda, dejándolo con las piernitas temblando y más que encantando por estarle coqueteando, y YoonGi cree que quizá a la próxima lo tendrá de rodillas entregado, ya que sabe cómo manejar su encanto y el pequeño Jung no parece tan fuerte para resistirse a ello, y la prueba es haberlo dejado sin aliento con este inicio, por ende espera tener un poco más de él luego.

***

¡NO OLVIDES VOTAR!.

omg, no se que carajos estoy escribiendo pero tengo muchas ideas en mente, así que demos inicio a esta locura.


¡gracias por leer!.

Cielo Rojo. © [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora