Cielo Rojo. © [YOONSEOK]

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Costó mucho que el precioso chico de cabellos rubios se calmara, pero YoonGi se armó de paciencia para permitirle cuidarle, ya que aunque la herida es insignificante para alguien que ha vivido cosas peores: comprende que Hoseok es totalmente ajeno a ese mundo y que no está acostumbrado a tales altercados.

Por otra parte ser consentido con besos suaves y sopa caliente es algo que no podría negar que le fascina de una manera extraordinaria.

Pero..

—Estaría mejor si te subes a mi regazo—lo intenta convencer sin embargo han pasado dos días y Hoseok no le permite follarselo, con la excusa de que debe descansar.

—No seas tan irresponsable, estás en reposo—rezonga, con las mejillas ruborizadas del humor y la sorpresa de sus palabras.

—¿Eso qué?. No tengo problemas en alzar mi..

—¡YoonGi!.

La convivencia sin sexo y bajo un ambiente tan cotidiano hace a YoonGi reír a carcajadas cuando el chico se escandaliza por situaciones así, por lo que no puede evitar tirar de su cuerpo para envolverlo en un abrazo fuera de la intención sexual que entre ambos existe, porque se ha acostumbrado a este contacto que no es tan malo para un hombre que nunca ha tenido novio o si quiera una relación.

Y no piensa negarse a disfrutar.

—Me gusta tanto que me consientas, cachorro.

Hoseok le sonríe, con los ojitos llenos de anhelo hacia que Min apenas puede creer que lo merezca.

—Eres un hombre terco y obsceno pero a mi también me gusta cuidarte, Yoon. No importa si debo regañarte para que centres tu atención en lo importante..
 
 

🍷🍷🍷

Con tanto en mente apenas ha podido trabajar, y las incógnitas son tantas como cada año desde que entró a la mafia coreana, que no puede darse el lujo de permanecer en cama aunque su amante le haya ordenado guardar reposo, no obstante Hoseok es experto en persuadirlo a que obedezca.

Y ahora está usando una maldita camisa de lino blanca para intentar lucir decente mientras lo acompaña a su maldito compromiso.

Está ansioso porque además no lo ve desde la mañana anterior y Hoseok no le ha dicho a que hora debía llegar, sin embargo luce su mejor sonrisa cuando lo ve entre la multitud, luciendo espectacular en un traje celeste y el cabello hacia atrás, rodeado de luces tenues en los pasillos con los estantes repletos de libros, que guardan las mayores fantasías e historias que roban su corazón.

No pasa mucho para que lo reconozca y también le dedique una sonrisa, así que YoonGi se acerca a tomarlo de la cintura, dándole luego un beso en los labios que deja al chico idiotizado.

—Si viniste.. —Hoseok abre los ojitos llenos de ilusión pese a que lo vio la mañana anterior. —Entre todo lo que pasó no creí que lo hicieras.

Una cosa no tiene nada que ver con la otra así que el mayor le besa cálidamente, regañando que piense que su relación va en segundo plano cuando realmente es todo lo que le importa.

—Teníamos una cita, amor—le contesta, observando con curiosidad a su alrededor.—Ahora, ¿Dónde está ese maravilloso escritor a quien exhibirás?..

Hechizado como se encuentra Hoseok lo guía hacia donde el escritor se encuentra, los presenta con cordialidad y luego permite que YoonGi ocupe su tiempo, pasando efectivamente una cita normal como cualquier pareja a pesar de que el mayor aún se recupera de su herida y Hoseok intenta acostumbrarse a estar a su alrededor, no importando si en el mismo aún hay cuentas pendientes y obstáculos molestos que YoonGi debe resolver, porque por ahora él es todo lo que necesita para mejorar.

Y horas después cuando por fin llegan al apartamento no puede evitar dejarse arrastrar a sus brazos para que le haga el amor, aún cuando ni siquiera han hablado de amor porque estar con él se siente tan real que los susurros que escapan de sus labios al gemir su nombre están permeados de anhelo y la más profunda pasión.

YoonGi golpea tan duro dentro de su cuerpo, recompensando y consintiendo su punto dulce que Hoseok ve estrellas en la habitación, dejándose arrastrar a un abismo que desborda sensualidad, con juegos traviesos y miradas cargadas de electricidad.

Con caricias plenas y lágrimas de placer.

Con la mano del más chico cayendo sobre la cama y YoonGi tomándola para estrecharla con la suya; sellando así un momento de locura que guarda el secreto mayor cuidado de la nación, donde un simple mortal se entrega a ese Dios que aunque nunca dice promesas; sus palabras están cargadas de amor.

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