Espacio

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Hoseok sabe que estar tan a la defensiva no fue lo correcto, que mostrarse decepcionado aunque así se sienta no es lo mejor si aún le gusta el hombre dueño de todo el problema, sin embargo el dolor de cabeza con el que despierta es suficiente castigo para pagar esas insolencias.

Recuerda vagamente estar muy nervioso cuando presentó a su mejor amigo y YoonGi, dado a que Taehyung es muy importante en su vida, y el pecho le dolía al intentar aparentar que nada sucedía para disfrutar la noche que planearon y olvidar lo que en le molesta.

Pasó una copa tras otra y aunque YoonGi no marcó un límite sabe que no fue correcto, pues no suele perder así la cabeza ante el vodka, así que cuando despierta se promete no volver a hacerlo aún cuando solo se diviertan.

Quiere además disculparse con él por la manera en que se comportó, no obstante cuando abre los ojos, intentando acostumbrarlos a la luz de la habitación se da cuenta que está solo en la cama así que suspira entristecido, comprendiendo que YoonGi se ha marchado, y aunque su primer instinto es correr a buscarlo se contiene ya que no están en su mejor momento.

Media hora después se ha levantado para darse una merecida ducha que lo relaje, y se recuesta de nuevo: encontrando valor para llamarlo, pues no piensa que deba ignorarlo.

—¿Cómo te sientes, amor? —YoonGi le contesta en un tono neutro, haciendo que sus ojos se llenen de lágrimas porque lo extraña tanto que apenas puede soportarlo.

—Estoy bien, solo bebí de más, ¿pero donde estás?. Creí que nos iríamos de viaje.

Escucha silencio por parte del mayor un par de segundos, quien salió del apartamento temprano para darle espacio después de la manera en que se comportó la noche anterior.

—Dejémoslo para otro día. Descansa y pasa la resaca en cama. Ya haremos algo luego.

—¿Estás seguro?.

YoonGi asiente, totalmente convencido de querer darle espacio para no continuarse lastimando o que el más chico lo siga rechazando.

—Tomate unos días libres de todo esto cachorro, y llámame cuando te sientas listo.

—¿Esto es por lo que te dije? —Hoseok solloza, arrepentido de haberle hecho daño, y las lágrimas se deslizan por sus mejillas cuando YoonGi asiente. —Dios, lo siento tanto.

—No tienes porque. Comprendo como te sientes y solo lamento ser el responsable de ello.

—Eres maravilloso, Yoon.

—¿Verdad? —se ríe sin entusiasmo, intentando hacer lo correcto. —Solo descansa, y mantente tranquilo. Cuando dije que esperaría por ti hablaba en serio así que llámame cuando desees dar ese paseo. No importa cuanto tiempo tarde, sé que por ahora necesitas espacio.

Es el acto más noble que un hombre como él ha hecho en su vida, de hecho el único y Hoseok se siente tan especial que sonríe aún cuando sabe que esto es prácticamente una separación a su relación.

—Te lo agradezco, realmente eres increíble.

—Tú lo eres, amor.  

—Voy a echarte de menos.

—Yo a ti, cachorro. Descansa.

YoonGi no dice nada más, ni permite que responda pues cuelga la llamada y aún cuando Hoseok sabe que han roto: se siente más tranquilo de saber que han dejado la ventana abierta para volver a estar juntos, así que está en sus manos descubrir si es lo que desea, y si podría lidiar con lo que seguirlo en esa vida conlleva.






🍷🍷🍷


 
 

Por supuesto que no.

YoonGi no está contento con lo que ha hecho porque maldita sea, no ha tenido suficiente de su presa como para soltarla pero sabe que tampoco puede forzarlo, o lo que es peor; lastimarlo, porque sabe que Hoseok está sufriendo cuando lo rechaza, que no soporta mantenerlo lejos o cerca, dejándose llevar por un limbo dominado por las sensaciones que le provoca.

Comprende que no está listo para este mundo y es normal que le sorprenda, no obstante confía en que con algo de paciencia podrá recuperarlo, aunque se arrepiente cuando corren los días y el chico no aparece.

No lo llama aún cuando quiere hacerlo, y no lo busca aunque quiere correr a sus brazos, llevarle el almuerzo a la biblioteca y besar sus labios finos en forma de cereza, pero resiste tampoco pensando en irrumpir a su apartamento a la fuerza.

Y le sorprende incluso como se obliga a mantener la calma pues no es un hombre de paciencia, porque de todas maneras ¿que importa un par de semanas si puede tenerlo luego?.

Es duro no follarse a su presa, no pasar las noches enteras recorriendo con dedos ágiles sus largas piernas, o azotar sus tersas nalgas con lascivia, no obstante comprende que el bibliotecario no solo es su presa, que no puede lastimarlo, y que si quiere tener su bonito cuerpo bajo el suyo de vuelta; debe darle el espacio que necesita.
 

***

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Cielo Rojo. © [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora