Asustado

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Hoseok quiere creer que el apartamento es seguro para él debido a ser su hogar, en un vecindario donde no suele pasar nada malo, y en el que nunca ha visto un incidente como el que detonó la situación que vivió estando con YoonGi, así que lleva horas encerrado mientras intenta analizar sus próximos movimientos, recordando sin querer que los amantes que se involucran con mafiosos suelen acabar muertos.

Es imposible no estar asustado porque no conoce ese mundo y de hecho jamás pasó por su mente que en Corea sucediera algo así, que quizá había corrupción en el estado, ¿pero mafia?. Eso ya es demasiado.

Durmió con YoonGi en el mismo espacio, compartió con él algo más que besos y caricias obscenas, por lo que le cuesta creer que sea un monstruo despiadado, que en su territorio pueda caer al piso un hombre muerto y que nadie a su alrededor sea capaz de juzgarlo.

Se sobresalta por la noche, dónde sin haber probado bocado de comida el mayor se hace presente en su puerta, pidiendo entrar alterado, e incapaz de darle su espacio, dejando como consecuencia que los nervios sean demasiados y le tema aunque sabe que no le haría daño.

—No voy a abrir la puerta..—se atreve a hablar aún cuando se encontraba fingiendo no estar en lugar, y es que YoonGi parece determinado a no quererse marchar.

—Sé que estás molesto pero déjame explicarte, Seok. Prometo decirte todo.

La curiosidad es grande en su pecho no obstante el miedo a lo desconocido también así que Hoseok se debate en que es lo correcto, no sabiendo en que momento entró a esta situación tan peligrosa que un hombre como él no soportaría.

Tan aterrado, y con los ojos llenos de lágrimas como se encuentra: abre un poco la puerta, sintiéndose más pequeño cuando ve al señor Min igual de afectado, como si realmente le doliera lo que está pasando.

—Déjame pasar.

Niega, realmente no sintiendo pavor de verlo sino de lo que representa.

—No se quién eres y eso me aterra.

YoonGi lo toma de la cintura, acercándose a darle un beso, invadiendo totalmente su espacio personal aún cuando Hoseok no quería abrir la puerta.

—Solo soy este hombre a quien vuelves loco, no importa lo demás. Mírame cachorro..

El chico se aferra a sus hombros, aún asustado pero reconociendo su calor, su mirada, e intentado de alguna manera confiar en sus palabras.

—Es difícil.

YoonGi lo abraza, sintiéndose culpable por romperlo.

—Lo sé, pero confía en mí. No te haré daño.

Cuál niño consentido se deja guiar hacia la habitación, aún en sus brazos que lo envuelven como un oso, queriendo de alguna manera darle la seguridad que necesita, y una vez en la cama Hoseok permanece callado, sin soltar sus brazos pero tan distante que le duele lo que en su puta vida creyó no existía.

—¿Ese hombre está muerto?.

YoonGi preferiría no dar esa respuesta pero escucharlo hablar ya es algo así que no tiene caso negarlo.

—Lo está.

Nadie puede culpar a Hoseok por llorar de nuevo ya que estaba presente cuando le quitaron la vida al sujeto, tanto que casi calló en sus brazos, y él realmente nunca ha estado acostumbrado a situaciones de ese tipo, por lo que, reaccionar de esta manera es de hecho bastante lógico de su parte.

—Dios, YoonGi…

—Lo sé, cachorro. Lo siento.

Está temblando y aún así se deja abrazar ya que no tiene a quien recurrir y no es consiente de hacer lo contrario aunque tuviese otra opción.

Cielo Rojo. © [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora