Cielo Rojo. © [YOONSEOK]

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Todo ha sido tan sorpresivo que se aferra a su cuerpo intentando buscar seguridad, con el miedo recorriéndole hasta los huesos y los pensamientos a mil porque jamás se ha enfrentado a una situación así y está casi seguro que el hombre está muerto, no obstante no encuentra valor para llamar a la policía y explicar lo sucedido aunque sabe que debe hacerlo.

YoonGi está junto a él y lo ha traído a este lugar donde al parecer es reconocido y son capaces de hacer esto, y a su memoria regresan las supuestas bromas sobre su trabajo como única respuesta a lo sucedido, y no puede evitar retroceder atemorizado. Porque puede que todo sea una confusión y haya sido un conflicto de borrachos.. ¿pero y si no?

Cree que no son bromas, y evidentemente YoonGi está involucrado en cosas turbias que lo pueden poner en peligro.

—Hoseok, mirame..—lo escucha pedir serio, con el rostro pálido, y los ojos oscuros.

Su voz siendo baja, tan inexpresivo que al mencionado se le llenan los ojos de lágrimas.

—¿Quién e-res, y que está sucedi-endo?.—pregunta apenas, no obstante YoonGi no dice nada, y lo guía fuera del lugar, aún sin que la gente reaccione a lo sucedido.

Todo es tan irreal, con sus acciones siendo la prueba de su culpabilidad pues cuál dueño de ciudad salen del bar para adentrarse al local del al lado, que parece ser una bodega, de la cual sin decir una sola palabra las personas que se encontraban en el interior salen apenas dejando notar su presencia. Como si le temieran, como si YoonGi fuese dueño de todo, como si.. fuese verdad.

—¿Quién eres?.—pregunta de nuevo, consiente de que se han quedado solos, y algo efectivamente está pasando.

Algo muy grave que ignoró por creer que su mayor problema era el compromiso.

—Cachorro..

—¡No me llames así!. ¡Me has mentido!.

YoonGi carece de paciencia y la verdad es que no está equivocado, pues ya le había dicho lo sucedido.

—¡Pero si ya sabías!.

—¡No creí que hablaras en serio!.

—Maldita sea, Seok. Yo jamás te mentiría.

El rubio retrocede porque lo ha visto durante ya casi tres meses y no puede creer que hasta ahora descubra realmente quién es y que hace al parecer.

Las palabras drogas y armas, junto a las pruebas que vió son suficientes para deducirlo.

—Eres un mafioso, YoonGi.. ¿¡Cómo quieres que reaccione!?.

YoonGi traga nervioso porque temió tanto este momento y sabe que Hoseok puede dejarlo, que es un hombre limpio dentro de la sociedad de mierda en la que Seúl se ha convertido y que desconocía su mundo, pero.. no quiere perderlo.

—No te alejes de mi lado.

Hoseok ve sus ojos desesperados, y a ese hombre tan maravilloso que le roba miles de suspiros, recuerda la sonrisa que le regala cuando ha dicho algo estúpido, esa que muestra sus pequeños dientes y encías. El mismo hombre exasperante que impone poder y lo toma con sus gruesas manos de la cintura, sin embargo también el que ha descubierto.

—Tengo miedo..

El cuerpo del sujeto cayendo a sus pies y como la situación se salió de control, las advertencias y huecos que no sabe de su vida: solo le recuerdan que todo es una constante alerta y que debe alejarse aún cuando tenga una especie de relación con él.

YoonGi niega, acercándose a abrazarlo pero no puede evitar retroceder asustado, haciendo que se sienta desprolijo de control, y cierre los ojos afligido.

—No me hagas esto, déjame explicarte.

Hoseok niega, sollozando como un niño porque Dios, la situación le asusta tanto que no puede actuar de otra manera por más que quiera intentarlo.

—Quiero ir a casa.

YoonGi niega otra vez, mostrándose destrozado.

—Por favor no me dejes.. acabamos de estar unos días separados.

El más chico tiene los ojos llenos de lágrimas y el pecho estrujado pero no puede complacerlo, no cuando tiene demasiado miedo.

—Necesito hacerlo. Dios, déjame pensar.

Consiente de que está en otro lugar lejos de casa opta por salir a las calles, porque no desea permanecer dentro de paredes desconocidas, y cuando YoonGi lo sigue le duele callar los sollozos cuando sube al auto que lo llevará a casa.

—Cachorro..

—Déjame regresar solo.

YoonGi niega porque si lo hace corre el riesgo de no volver a verlo.

—No conoces las calles y..

—Puedo hacerlo, YoonGi. Dame espacio—le interrumpe, haciéndolo apretar los labios de frustración.

Tan necesitado de tiempo para explicarle las cosas que no desea dejarlo partir, no obstante sabe que tampoco puede forzar las cosas y asustarlo más de lo que está, así que en un acto desesperado intenta ceder.

—Llévate el auto, pero iré por ti pronto.

Debió escoger mal sus palabras porque maldita sea, Hoseok abre los ojos aún más asustado y toma las llaves para encender el motor de la camioneta que no le pertenece, haciéndolo retroceder frustrado y quedar como un imbécil frente a sus empleados.

—No es lo que..

Hoseok alza una mano, de nuevo interrumpiendo su patética explicación.

—No lo digas, solo déjame partir.

Aceptando que ha perdido YoonGi se queda callado, y aún con los miedos de ser perseguido, o cualquier otra situación peor debido a encontrarse en terrenos desconocidos; Hoseok sube las ventanillas de la camioneta, activa los seguros, y pisa fuerte el acelerador para salir de una vez por todas del infierno en que se metió, no importando que con ello deje atrás al hombre que tanto lo cautivó.

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