Santos y pecadores

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Desde la incertidumbre y tiniebla de perder a su madre hace más de ocho años YoonGi no tolera perder el control en sus asuntos, por lo que aunque sea quien lidera la dinastía Min: intenta encargarse de todo a su alrededor y no depender tanto de los empleados, evitando así malos entendidos o incógnitas en momentos importantes.

Sin embargo lleva semanas enteras en una turbulencia molesta desde no solo haber roto con su amante para más tarde recuperarlo, sino tener pérdidas de droga y traiciones por parte de los empleados que están a cargo de cuidarlo.

La cabeza le pesa de tanto pensar en posibles soluciones para enmendar lo que sea en lo que esté fallando, y cada día es peor que el otro de no ser porque puede volver a casa y a esos brazos que lo reciben siempre dispuestos.

Gruñe dando un golpe contra el rostro de su próxima víctima cuando ha descubierto que se ha infiltrado a su dinastía con el fin de crearle pérdidas valiosas y bajar su rendimiento.

—Te lo preguntaré por última vez, maldito hijo de puta. ¿Para quién carajos trabajas?.

El hombre niega atormentado al haber sido descubierto y YoonGi siente el malestar de lo desconocido en su pecho cuando deja caer otro golpe en su rostro y retrocede: cargado de rabia por no entender que mierda sucede.

—¡Nuestra coraza es infalible!. ¿¡Qué mierda hace un infiltrado en el equipo!?.

Jungkook lo observa serio desde el otro lado de la habitación, analizando sus movimientos y la debilidad de perder el control. Tan comprometido a castigar a quien sea que ha puesto a su jefe así que no teme contestar.

—Estoy trabajando en ello. Tengo al tipo destrozado pero no parece saber quién lo contrató. Todo fue anónimo, sin embargo le sacaré la verdad.

Los ojos de YoonGi destellan rabia y va hacia la única mesa del lugar para tomar una barra caliente que apunta en dirección hacia el intruso, tomándola donde está temple para no lastimarse así mismo, mientras este niega temeroso, ya destrozado ante la tortura que el tatuado ha puesto sobre él con castigos brutales como para soportar lo que Min desea hacerle.

—Señor le prometo que no tengo idea de quien ha sido. Fue un encuentro.. ¡Ah!.

YoonGi lo ha interrumpido no con un golpe sino empuñando la barra de metal caliente contra su cuello, inmovilizando sus movimientos al no solo estrangularlo sino quemar su piel, lo que le hace gritar de dolor y mover los dedos arañando la silla donde se encuentra amarrado, dándole oportunidad para recuperar poco de control.

—¡Tienes una excusa de mierda y aún así has traicionado mi equipo!.

Todos en la ciudad le temen, lo que enfrentar turbulencia hace a YoonGi enloquecer pues son las mismas situaciones por las que pasó cuando su madre murió y la dinastía Min perdió el control, y no permitirá jamás que la historia se repita.

—No sé detrás de quien estás pero lo descubriré y lo mataré como a tí.

El caos es demasiado y la vida del intruso se escapa poco a poco, dejando complacido al mayor quien no siente placer al matar, pero se llena de orgullo al eliminar los obstáculos que se le presentan en el camino, ya que no podría soportar perder el control y quien sea que esté detrás de todos estos incidentes no llegará muy lejos ante un hábido cazador.

—¡YoonGi!—cierra los ojos ofuscado al reconocer esa voz, temiendo a la única persona que lo hace débil ante una situación.—¿¡Qué crees que haces!?.

YoonGi gruñe, soltando la barra al piso mientras el intruso respira profundo al estar a punto de morir y Jungkook abre los ojos sorprendido porque la bodega donde están es exclusiva y nadie más que ellos se encuentran dentro.

Cielo Rojo. © [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora