A la mierda

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Un mes.

Ha pasado un maldito mes desde la última vez que vio a YoonGi, y además no ha contestado sus llamadas.

Esa tarde sin embargo de todos los tics posibles; le pican las piernas por los nervios que siente al encontrarse manejando rumbo al bar donde todo se descontroló, siendo el único lugar de referencia donde cree que lo puede encontrar, ya que no quiso llamarlo por teléfono para hacer el momento más especial.

Aún no comprende porque el señor Min se ve tan interesado en él más allá de lo obvio, y después de mucho pensar ha decidido quedarse a descubrir si realmente soportaría algo como eso, ignorando remotamente la lógica que le grita que no es lo correcto.

Se adentra temeroso, siendo consiente que han posado los ojos sobre él casi desde que bajó del auto, lo que solo le confirma que efectivamente todos conocen a su amante en esa parte de la ciudad si es que no en todo el país, por lo que llama la atención de uno de los meseros en la barra y pide además de una cerveza; un poco de información.

—¿Sabes donde está el señor Min? —le pregunta al chico que de hecho parece ser el mismo que defendió la última vez, haciendo que le observe con atención.

—No ha venido en varios días pero le diré a uno de sus empleados que lo está buscando.

—Perfecto, gracias.

Toma un trago a su cerveza mientras gira en su taburete para mirar curioso a su alrededor, no obstante el mesero llama su atención, con las mejillas sonrosadas, y la cautela necesaria al saber quién es.

—Señor, quería agradecerle lo de la otra vez. Realmente me salvó, nadie lo había hecho cuando los borrachos se acercan a molestar.

Hoseok le dedica una triste sonrisa, lamentando la situación pues nadie merece aguantar el acoso de hombres aunque estos estén borrachos, mucho menos no poderse defender porque está trabajando.

—No es nada, no te preocupes.

El castaño asiente, devolviéndole la sonrisa antes de repetir que irá a buscar a uno de los hombres que trabajan para YoonGi, lo que lo deja solo en el lugar, sintiéndose pequeño porque sabe que lo miran, que quizá critiquen el porque volvió cuando obviamente no pertenece a ese mundo, no obstante resiste, aparentando no estar asustado mientras se termina la cerveza y observa disimuladamente el lugar donde se encuentra.

Algunos minutos después el mesero regresa, anunciando que pronto estará alguien que le dará más respuestas, hasta que efectivamente frente a él se presenta un chico bastante alto, con los brazos repletos de tatuajes y el cabello hacia atrás, tan intimidante como apuesto, y seguramente cómplice de su amante en miles de delitos.

—El señor Min estará con usted pronto, mientras tanto ruega que por favor le espere y pida lo que desee.

Hoseok asiente al escucharlo, amedrentado por la manera en que se desarrollan las cosas y lo serio que parece el asunto, pero intentando no demostrar cuan débil es al no conocer nada de lo que están haciendo.

—Te lo agradezco. Aquí estaré.

El de tatuajes asiente, aunque no parece querer marcharse y Hoseok no es tan grosero para decirle que le asusta, así que simplemente se gira para pedir otra cerveza y agradece que el hombre se siente lejos de su asiento, casi cerca de la puerta.

—¿Sabes qué? —está tan nervioso que llama al mesero para cambiar su pedido. —Mejor sirveme algo más fuerte, tequila por favor.

Una vez que este asiente y trae para él el pequeño chupito: se lo bebe de una vez, intentando tomar valor para cuando el momento de ver a YoonGi llegue, optando por escarbar un poco e intentar obtener más información de lo que lo rodea.

Cielo Rojo. © [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora