El gato y el ratón

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Hoseok despierta con punzadas de dolor en la cabeza, la boca seca y sintiendo una debilidad inmensa que lo hace llorar como un niño asustado que no sabe que hacer en una vida llena de injusticias.

Abre los ojos atento a su alrededor, y es que jamás conoció más allá de las fronteras de la mansión Min y este es un lugar desconocido para él.

Parece una habitación lejana, casi de campo. El piso luce descuidado y las paredes están cubiertas de madera.

Traga grueso sintiendo la resequedad que la droga dejó en su boca, lo que le hace llorar todavía más porque jamás consumió nada y que lo hayan intoxicado en contra de su voluntad le rompe el alma.

Piensa en YoonGi y todo el dolor que esto le causará, teme que le haya hecho daño a Jungkook y que al saber la verdad tenga que deshacerse también de su papá.

No hay ninguna salida valida en donde no salga lastimado y eso también le hace daño a él porque lo quiere tanto que haría lo que sea para evitarle este dolor.

—Deja de llorar, maldito mocoso—el hombre entra a la habitación ahora convertido en bestia y Hoseok aún con todas sus fuerzas intenta irse contra él, porque es su maldita culpa que estén en esa situación.

—¡Eres un traidor hijo de puta! ¡Le fallaste a tu propio hijo. Me das asco!.

Min lo toma de las muñecas para detener sus ataques, logrando controlarlo fácilmente pues Hoseok está débil y desprolijo de control por la droga en su sistema.

Nunca lo consideró débil pero ahora es como un muñeco que apenas pesa y a quien ni siquiera debe sostener con fuerza.

—Comprendo lo que mi hijo vio en ti. Eres valiente y te sobra belleza, pero también distraes con tus largas piernas.

Hoseok le observa con los ojos llenos de rabia, cristalizados de lágrimas.

—Te odio..

Min asiente, pensando que hará ahora que YoonGi sabe aparentemente sus intenciones.

—¿Has escuchado de padres que golpean a sus hijos? —dice, haciendo a Hoseok llorar de pánico con la sola idea de que le haga daño, sin embargo continua.—Jamás he levantado un cinto contra YoonGi. ¿Crees que realmente creerá lo que dices?.

—Tiene qué, eres un cerdo mentiroso.

El mayor niega, peinando su cabello con agilidad mientras analiza las mentiras que dirá.

—Jungkook es como su hermano, tú su noviecito pero yo soy su padre. No dudaría de mí ni aunque se lo jurases.

Hoseok niega aterrorizado por el poder que tiene sobre ellos.

—No es justo, ¿¡Qué mierda quieres!?.

Ese es el punto.

Min le sonríe.

—Mi vida de vuelta, así que tienes dos opciones. O te pones en mi contra, lo que te deja sin la posibilidad de volver a ver a mi hijo, o eres un buen chico y no dices nada de lo que sabes hasta ahora.

El más pequeño niega, incapaz de callar tal bajeza.

—No voy a mentirle. Nos haces daño.

Min estalla en un grito a pesar de que es más de golpear sentimentalmente que con gritos o violencia.

—¡Te dije que se fueran!.

—No tenemos porque marcharnos, este es su hogar. No te pertenece.

Al mayor se le nublan los ojos de rabia y aprieta su mentón con fuerza.

Cielo Rojo. © [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora