Cielo Rojo. © [YOONSEOK]

Presa

El maldito cachorro de ojitos grandes y asustados es una jodida droga, y no puede tener suficiente de él por más que lo esté tocando de manera obscena contra la pared, así que empuja su entrepierna a la suya nuevamente intentando encontrar más fricción, torturando esos puntos que ha descubierto que lo vuelven loco.

Pronto lo está llevando en brazos hacia alguna mesa para sentarlo y colocarse entre sus piernas mientras le quita la camisa de lino que lleva puesta y comienza a besarle el pecho, sintiendo sus delgadas manos aferrándose a sus anchos hombros cubiertos por una camiseta cualquiera.

Le descubre el pecho para besarlo entero, tomando entre los dientes sus rosados pezones que saben a gloria cuando se alzan erectos en su boca, provocándole suspiros que Hoseok no intenta reprimir porque parece demasiado encantado con tan mundanas caricias.

—Ahora bien debo dejarte algo claro—tira con dureza de su cabello para obligarle a mirarlo.—Quiero follarte, porque eres mi presa y deseo tenerte, pero eso no significa que sea como los hombres de tus libros y te traiga flores.

Una vez más el chiquillo que no deseaba una aventura olvida los detalles y asiente, quizá recordando que no ha ganado la apuesta, y que efectivamente por esos minutos le pertenece, o que esto solo será una noche de sexo sin compromiso, y YoonGi no tiene porque ofrecerle mas cuando terminen.

El pelinegro no puede creer como es que luce tan precioso cuando lo está destruyendo con palabras que a cualquier romántico empedernido lastimarían.

Hoseok gime bajito, sintiendo su erección dura de la excitación del momento le provoca, y dejándose llevar por lo que sea que esa casería le regale.—Hazlo—suplica derretido, haciendo sonreír al mayor quien una vez más se acerca a besarlo.

Son segundos agonizantes dónde no solo se concentra en sus labios sino que recorre su cuerpo de manera exuberante y obscena, dejando mordidas y chupetones violentos en esa piel morena y delicada, lo que provoca que el chiquillo gimotee quedito mientras echa la cabeza hacia atrás y se recuesta en la superficie de la mesa, dejándose quitar toda la ropa.

Pronto lo tiene desnudo ante sus ojos y se siente satisfecho porque sus intenciones fueron aceptadas, así que prosigue a regalar también el placer esperado, no olvidando que quiere que jamás piense que otro puede follarlo tan bien como el nombre que sale de sus labios.

Se acerca a probarlo, deslizando los labios por su gruesa hombría, mientras baja los dedos lubricados a su precioso culo, buscando dilatarlo, al mismo tiempo en que se deleita con sus agónicos gemidos que le indican que está disfrutando.

No es tan inocente después de todo, y YoonGi lo lleva al borde del placer cuando por largos segundos lame de manera obscena su agujero, masturbándolo con violencia y dedicación, hasta que se ha corrido en sus manos como un adolescente que no puede controlar sus sensaciones.

—Que bonito…—se lame los labios, sintiendo el sabor de su jugo, y acariciando tan gruesos muslos mientras lo ve intentar recuperarse del orgasmo.—Eres muy receptivo.

Lo deja en paz unos cuantos segundos mientras se quita la ropa, para luego volver, masturbando su gruesa hombría para luego de protegerse con el condón: acercarse a su cuerpo que lo recibe encantado, casi olvidando que no deseaba una aventura.

—¿Vas a follarme?.—lo escucha preguntar, y no puede evitar tirar de su cuerpo para acercarlo a su pecho y permitirse un contacto más íntimo.

—Y muy duro..—asiente, perdiéndose en su cuello, mientras Hoseok se sostiene de su cuerpo y disfruta las nuevas caricias que lo encienden de nuevo.

YoonGi se encarga de estimularlo hasta estar erecto otra vez, y mientras lo besa se alinea en su bonito culo empujando fuerte dentro de su cuerpo en una embestida que lo hace gritar  porque la invasión es deliciosa y la manera en que se mueve todavía más.

No es suave, ni romántico pero le está haciendo disfrutar y eso importa todavía más.

Se mueve dentro de él con una soltura exquisita, dejando besos en su cuello, y torturando sus pezones de manera correcta, siendo violento en su toque, pero sin hacerle daño, lo que permite que se cierre los ojos y pueda sentir las exaltantes chispas de electricidad por todo su cuerpo mientras escalofríos intensos le recorren el cuerpo.

YoonGi golpea su culo con más velocidad con el pasar de los segundos, y la sala se convierte en un eco de gruñidos y gemidos roncos, mientras está perdiendo la cabeza ante tantas sensaciones que solo le invita a destruir ese chico con embestidas cargadas de deseo hasta verlo correrse de nuevo sobre la mano que lo masturba. Y es la imagen del cachorro mientras cierra los ojos y lágrimas de placer bajan de ellos, al mismo tiempo que gimoteos suaves escapan de su boca, lloriqueando por haber tenido un segundo orgasmo, es un perfecto detonador que lo hacen golpear con más fuerza dentro de él, y correrse también dentro de su culo.

Una vez terminado todo, se permite besarlo, porque después de todo no es solo una cosa que ha servido para su placer sino un amante extraordinario que entró a su juego sin una mínima experiencia de como hacerlo, y sin esperar nada a cambio.

—¿Te he lastimado, florecita?—besa juguetonamente su cuello antes de apartarse, buscando su ropa.

Lo escucha reír con timidez, seguramente más sosegado ahora que ha drenado todo deseo.

—Estoy bien, no soy tan delicado.

—Me he dado cuenta—le entrega su ropa y no dice mucho mientras se visten, porque no cree que sea necesario, y Hoseok no parece esperar que lo haga tampoco.—¿Te acompaño al auto?.

Afortunadamente el chiquillo no cuestiona porque sabe que tiene su auto frente a la biblioteca y lo ve asentir, apenas colocándose la ropa de manera apresurada y tomando sus llaves para caminar hacia la entrada.

Una vez fuera, después de esperar que cerrara la biblioteca, y dejarlo en la puerta del auto: se acerca por detrás, apenas dando un beso a su cuello, agradeciendo que haya sido su presa, y que no tuviese miedo de experimentar ese deseo, no obstante no dice nada y pronto se retira, perdiéndose en la oscuridad de la noche que puso fin a su deseo.

A menos por ahora.

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