Cielo Rojo. © [YOONSEOK]

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Hoseok todavía cree que no es lo correcto, pero no ha podido evitar aferrarse a sus brazos desde que lo dejó entrar al apartamento, y Dios, YoonGi nunca lo ha abrazado como en estos momentos y eso solo lo hace sentir más perdido que antes pues parece también importarle, como si realmente le doliera la situación igual que a él mismo.

No sabe de qué manera es que llegó a este punto pero han sido días horribles y solo puede respirar en paz al tenerlo cerca.

—Te extrañé mucho, cachorro..—lo escucha decir, haciendo que sus ojos se llenen de lágrimas ya que aún no sabe que hacer ante lo que pasó y aunque cree que es un chiste pensar que YoonGi lo toma en serio; tampoco quiere llenarlo de falsas esperanzas al permitir que regrese.

—Yo a ti, no tienes idea de cuánto pero..

YoonGi niega, atreviéndose a besar sus labios de manera delicada, disfrutando un poco más tenerlo cerca después de estos horribles días.

—No digas peros, te necesito como tú a mí. No nos hagas esto por favor.

Es tan injusto, han pasado muchas cosas que quizá para YoonGi sean normales pero simplemente él no puede aceptar, no obstante asiente, como si fuese una especie de tregua porque realmente lo necesita y por ahora lo que desea es permanecer en sus brazos.

Se deja llevar a la habitación, aún cuando el mayor no hace amago de tocarlo más allá de caricias suaves, disfrutando su cercanía, y se recuesta sobre la suave cama buscando algo de calor.

Su relación empezó a base de sexo pero YoonGi parece solo querer darle consuelo, cubriéndolo con sus brazos y una suave sábana encima, haciendo que el momento sea tal como quería.

—¿Te sientes mejor?.

Asiente, porque casi no ha dormido, el pecho le duele demasiado, y ha llorado como un tonto, pero en estos momentos las cosas no pesan tanto, o a menos es tan egoísta que quiere dejar la lógica de lado y sentirse mejor en sus brazos.

—Todo es un caos. Las cosas se han arruinado pero no quiero pensar más por hoy.

YoonGi deja un beso en su frente, concentrado en hacerlo sentir mejor porque no sabe cuándo tendrá otra oportunidad de hacerlo, y evidentemente Hoseok solo está buscando calor.

—No tengo problemas en que me uses a tu beneficio, amor.

Quizá es muy pronto para una broma pero Hoseok a menos le sonríe, gimoteando un sonido bajito, sabiendo lo egoísta que ha sido al pedir verlo cuando no tiene nada claro sobre que le dirá al respecto.

—Siento muchas cosas, Yoon, y solo puedo hablarlas contigo.

El señor Min asiente nervioso, tan seguro de que deben tener esta conversación pero aceptando que están sepultando su relación con cada lágrima que el más chico derrama y cada verdad que acepta.

—Te escucho..

Más que la necesidad de tenerlo cerca el rubio siente intriga, tan concentrado en que todo a su alrededor siga girando cuando ha descubierto una detonación avasallante, y que nada o nadie se adentre a enfrentarlo que eso también le aterra.

—¿Cómo es que haces esto?. ¿Por qué?.

En su puta vida alguien le ha pedido explicaciones, no obstante YoonGi sabe que debe dárselas, o a menos intentarlo si quiere conservarlo un poco más a su lado.

—Es de familia..—comienza con precaución.—Mi padre y el de este son hombres importantes en la mafia coreana. Incluso el anterior Min, todos hemos estado involucrados de alguna o otra manera cuando la generación del noventa se ahogaba en deudas y comenzaron a lavar dinero y el contrabando de droga.

Es realmente demasiada información pero Hoseok escucha atento.

—Mi abuelo era un ex militar con los contactos correctos y una mísera cantidad de dinero, por lo que, creó lazos con la mafia para comenzar este legado. Mi padre y yo solo estábamos en medio y seguimos sus pasos.

Ha dicho seguir y no tener que seguir, lo que hunde más su corazón porque se escucha como si hubiese decidido hacerlo.

—Viviste un tiempo en Daegu. ¿Eras consiente de todo?.

No es que Daegu sea un pueblo, mucho menos que no haya corrupción en el mismo, pero quiere creer que estando ahí YoonGi no hacía este tipo de actos, sin embargo YoonGi niega, siendo totalmente honesto ante lo que sucedió.

—Siempre estuve enterado de quienes era mi familia aunque permanecí alejado de ello por órdenes de mi madre.

—¿Qué pasó entonces?.

Lo ve apartar la mirada y sabe que algo realmente malo debió pasar para que haya decidido adentrarse a ese mundo, lo que hace que sus ojos se llenen de lágrimas deseando quizá que todo fuese distinto.

—El legado se volvió débil, mi padre y abuelo no podían con todo. Hubieron traiciones, mujeres, y más poder que solo traía muerte, así que decidí entrar y poner todo en orden. Además…—gracias a la oscuridad de la habitación YoonGi puede ser honesto con él ante ese detalle que marcó su vida para siempre.—.. mi madre murió debido a eso y no tenía ningún motivo para quedarme en Daegu cuando podía vengar lo que nos hicieron.

Hoseok cierra los ojos afligido porque aunque no es lo correcto a menos está intentando comprender sus motivos aún cuando la razón le grita que se aleje en este preciso momento.

—Debió ser muy duro para un chico tan joven.

El pelinegro afianza sus brazos con fuerza contra él, haciéndolo sentir cálido.

—Lo fue, mi familia se estaba destruyendo y solo yo pude ponerle fin al conflicto aún cuando apenas tenía veinte años, pero no me estoy justificando. Es la realidad, fue mi elección, y no te quiero causar lastima para que me perdones por no haberlo dicho antes.

Ahí está de nuevo ese hombre hosco que conoce, el que no tiene paciencia para el drama, y evita este a todo costa, no obstante aún no quiere dejarlo y no sabe porque no le pide que se marche.

—No entiendo nada, pero estoy intentando escucharte sin juzgar.

YoonGi deja una caricia en su cabello, disfrutando tenerlo cerca ante este momento.

—No te agobies con esto, cachorro..—le pide con suavidad.—Lamento que las cosas se hayan dado de esta manera y haberte mentido pero no tienes nada que temer. Jamás te haría daño.

Hoseok no dice nada pero no lo echa del apartamento como sería predecible, decidiendo escuchar su historia, aunque aún tenga mucha intriga a como es que logró ser el hombre que todos parecen temer en Corea, y sobre todo como es que hace tres meses lo siguió en la biblioteca hasta lograr tenerlo ahora en sus brazos, tan perdido como se encuentra.

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