Permíteme llevarte a imaginar una vida al lado de Chris Evans
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Hoy ando de querer deslizarme hasta el suelo, ver The Big Bang Theory, y dormir.
En fin, día de flojera.
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》—¿Sabes algo que me gusta de París? —le pregunto y él me mira alzando las cejas en burla.
—¿Hay algo que no te guste? —pregunta divertido haciéndome soltar una risita porque; honestamente, tiene razón.
—Me gusta ver a las personas —le sonrío y él ladea su cabeza con curiosidad—, ellas solo se toman el tiempo para disfrutar, se sientan en los bancos y solo disfrutan el pasar del tiempo.《
—¿Y esa pequeña sonrisita?
Alzo la cabeza, alejando la mirada del libro que sostengo en mis manos y recorro rápidamente el cuerpo de mi novio, apoyado casualmente en el marco de la puerta, sus brazos un poco tensionado al tener sus manos en los bolsillos de sus jeans haciendo que mis ojos vaguen de una manera más descarada por sus músculos.
—Bueno, ahora es por ti —le contesto, sonriendo un poco de lado antes de morder mi labio inferior.
Chris sonríe un poco y se acerca a paso lento, sus pies descalzos no hacen ruido contra el suelo de madera.
Cuando está lo suficientemente cerca, dobla su cuerpo, apoyando sus manos a cada lado de mi cabeza para apoyarse en el espaldar del sofá antes de flexionar sus brazos y acariciar mi nariz suavemente con la suya.
Una sonrisa tonta curva mis labios, el calor tierno y juguetón revoloteando en mi pecho, subiendo hasta mis mejillas.
Levanto un poco mi cabeza, mis labios buscando los suyos, su aliento cosquillea sobre mi boca y mis ojos instantáneamente se cierran ante la calidez que siento cuando nuestros labios se rozan casi con timidez.
La sonrisa se mantiene pegada en mi rostro cuando lo beso, o él me besa, sin saber quién tomó los labios del otro primero, lo que importa es que está besándome de manera que puedo sentirlo en todas partes, de manera en la que me tiene derretida en el sofá, todo dentro de mi volviéndose arcilla esperando ser moldeada.
Mi lengua se pierde en su boca, sin embargo, el beso no se vuelve desesperado o hambriento, sigue siendo casi apacible, sus dientes mordisquean mis labios, mi lengua bordea los suyos, ni siquiera estamos tocándonos, solo nuestras bocas aferradas casi con reverencia, pero puedo sentir ese beso deslizándose por mis músculos, alejando la frialdad que ni siquiera sabía que estaba.
Podría pasarme el tiempo solo besándolo, porque puede hacerme sentir todo con solo eso, puede pasar de tenerme desesperada ansiando más, a derretida de ternura, en segundos, porque sus besos son tan comunicativos, mucho mejor que las palabras.
