Permíteme llevarte a imaginar una vida al lado de Chris Evans
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Sí, sí, sí, a todos nos gusta cuando el Chris pone sus manos en sus caderas.
Adelante, baboseenlo 🤣
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—Nadie saldrá de aquí hasta que me digan quién lo hizo.
Termino de bajar las escaleras, frunciendo el ceño cuando al entrar al salón veo a Chris, junto a David y Louis, los tres de pie frente al sofá.
En el rostro de Chris se refleja su enojo, su mandíbula apretada y sus ojos fijos en nuestros dos hijos, su mirada bailando entre los dos pares de ojos idénticos a los suyos que lo miran con nerviosismo.
Los gemelos se mantienen callados, moviendo y apretando sus labios, se lanzan miradas preocupadas, antes de volver a mirar a su padre, el cual se mantiene de pie, erguido en toda su altura, sus manos en sus caderas y aún vestido con la ropa que se colocó esta mañana antes de salir a una reunión.
Me quedo callada al final de las escaleras, aguantando mi sonrisa al ver a Dodger entrar por la puerta del jardín, sus pasos emocionados ralentizándose al ver la escena hasta que; inteligentemente, se da la vuelta y regresa al patio.
—Papá, nosotros no lo hicimos, en serio —murmura David, creo.
—Es la verdad, papá —farfulla Louis.
Sí, él es Louis, tiene una pequeña cicatriz en el dorso de su mano; por causa de una caída de hace un año.
—No voy a castigarlos —gruñe Chris intentando mantener su voz serena, frota su rostro con fuerza, presionando sus sienes con sus dedos índices.
Alzo una ceja sin creerle en lo más mínimo y creo que los gemelos tampoco lo hicieron puesto que ambos se miraron frunciendo sus ceños para luego volver a mirar a su padre, incrédulos.
—Solo deben decir la verdad —dice mi esposo, su voz cansada y frustrada.
No me atrevo a preguntar qué sucedió, sin embargo, los pequeños parecen honestos, preocupados al no tener la respuesta a lo que busca su padre.
—Es la verdad, papá —defiende Louis, sus ojos azules están un poco brillantes, y su pequeño labio inferior tiembla.
—No lo hicimos nosotros —David codea a su gemelo dándole apoyo al menor.
—Bien, vayan a su habitación, hablaremos después —termina por decidir, extendiendo su brazo hacia las escaleras.
Los gemelos asienten cabizbajos y caminan; pasando por mi lado, para subir las escaleras hacia su habitación, ambos me dan una mirada triste y se encogen de hombros, acaricio los suaves mechones de sus cabellos y hago una mueca dejándolos ir.
—¿Que sucedió? —pregunto acercándome a Chris, el cual niega sentándose en el brazo del sofá.
Me siento a su lado y tomo una de sus manos, él envuelve mi mano con las suyas y aprovecho para dejar un suave beso en el dorso.
