Permíteme llevarte a imaginar una vida al lado de Chris Evans
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Hemos llegado al final del recorrido con esta familia y realmente estoy muy agradecida y con el corazón roto.
Estoy sensible ahora mismo, sé que voy a llorar, me largo 🥺
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—Que preciosa eres, mi amor —atrapo una manito de Harper para pasarla por la manga del pijama de rojo de renos.
La bebé balbucea sonriendo moviendo todas sus pequeñas extremidades haciendo casi imposible vestirla, la dejo ir y ella suelta una risita dándose la vuelta, gatea un poco sobre la cama y se sienta lanzándome besos, solo uno de sus brazos vestido.
—Colabora conmigo, sonrisitas —río y me acerco para terminar de vestirla, me siento en la cama y le extiendo uno de sus pequeños peluches, ella lo toma y aprovecho su distracción para meter su bracito en la pijama.
Abrocho los botones rápidamente y dejo un beso en su cabeza, Harper alza la mirada y estira sus labios por lo que me agacho y ella toma mis orejas para besar mi frente.
—Que linda —murmuro presionando sus costados para hacerla reír—, eres mi pequeño amor.
La tomo en mis brazos estrechándola contra mí, Harper suspira y balbucea recostándose en mi hombro, sus deditos enredándose en mi cabello, acaricio su espalda y me balanceo hacia la puerta de la habitación.
—¿Necesitas ayuda, cariño? —le pregunto a Cameron al asomarme en su habitación y verlo intentando peinarse, solo peinando la parte frontal de su cabeza, la parte trasera hecha un pequeño desastre mojado y rizado.
—Yo puedo, mami —asegura esforzándose, sonrío al verlo enfocarse en los mechones delanteros.
—¿Seguro? —pregunto nuevamente y él suspira derrotado extendiéndome el peine.
—Lo intento —murmura encogiéndose de hombros con la mirada baja, me acerco y tomo el peine, beso su cabeza antes de dejar a Harper sobre la cama de su hermano colocando almohadas y cojines para que no se caiga.
—Lo has hecho bien, campeón —él suspira y asiente, peino su cabello hacia atrás, desenredando los húmedos mechones, defino los pequeños rizos castaños enrollándolos en mi dedo—. Que guapo que estás.
—Gracias —sonríe él un poco avergonzado, dejo el peine en la mesilla y presiono un beso fuerte en su mejilla haciéndolo quejarse con una risa—, mamá, ya.
—¿Estás feliz por la noche de películas? —le pregunto acercándome a Harper que me extiende sus brazos para que la tome, me siento a su lado y ella gatea hasta mis piernas.
