El extenso campo, silencioso y vacío daba los primeros indicios de empezar a ser llenado por una espesa niebla, las hojas de los árboles se mecían con la suave y pesada brisa latente ante una gran tormenta que se avecinaba en el horizonte, las enormes nubes oscuras entorpecían el paso de los rayos de luz de luna que aún escasea iluminaba el esqueleto de un enorme palacio.
Allí, en una de las tantas habitaciones la oscuridad fría de la noche encubría a dos amantes, que aventajados por la falta de iluminación se dedicaban suspiros y jadeos, envueltos en suaves mantas, sus cuerpos aferrándose, el silencio quebrado por sus promesas y el sonido de sus cuerpos convirtiéndose en uno solo, un montón de extremidades envueltos sobre si mismos mientras sus cuerpos se reclaman de la manera más pacífica y primitiva posible.
—Te amo —murmuran los amantes, sus cuerpos sudorosos se estremecen al llegar a la cúspide de su placer.
Antes de que el agotamiento los suma en la inconsciencia el hombre se incorpora y tomando sus ropajes; colocándolos en su cuerpo, deposita un suave beso sobre los labios de su amada y con el sonido de las primeras gotas de lluvia golpear la tierra se retira de la habitación cerrando la puerta con sigilo; emitiendo un suave suspiro antes de colocarse firmemente al lado de esta.
Dentro de la habitación de su amada ambos se convierten en iguales, entregados el uno al otro en un amor fiero y poderoso, sin embargo, del otro lado de la pesada puerta, en el pasillo iluminado tenuemente por la luz de las velas en los elaborados candelabros de oro, él volvía a ser el Caballero Real Christopher, el guardián de la princesa.
Podría parecer un cuento de hadas, el guardián enamorado de la futura soberana del reino, a quién estaba destinado a servir hasta que sus fuerzas se agotaran, puede ser un cuento de hadas, o tal vez no, la realidad siempre es mucho más que un simple cuento de hadas.
Cuando el sol se levanta arrastrando un nuevo día, la espesa niebla se disipa y las tormentosas nubes parten lejos dejando que los rayos del sol hagan brillar las gotas de rocío en el campo que ha dejado el aguacero. También despierta a la princesa, que animada por su doncella se coloca sus vestidos, su largo cabello es atado en un elegante recogido y luego de colocarse un poco de perfume sale de su habitación.
—Buenos días —saluda cortésmente al caballero custodiando su puerta, pero no es su amado, este debe estar descansando, relevado de su puesto al amanecer.
Camina hacia el jardín en el que toma el desayuno con su madre; la reina. Su dama de compañía la sigue unos pasos detrás observando con atención el revoloteo de la falda del vestido de su señora mientras bajan las escaleras.
—Buenos días, hija mía —saluda la reina recibiendo un suave beso en la mejilla de parte de su hija. Las damas de compañía y el resto de sirvientes permanecen de pie a lo largo del jardín mientras las monarcas toman su desayuno.
La conversación es fluida, y cuándo ambas damas cesan de conversar un silencio cómodo llena el lugar, la brisa suave de la mañana susurra entre sus cabellos y se extiende como tentáculos por sobre la mesa, la cara vajilla y el delicado mantel.
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One Shot - Chris Evans
FanfictionPermíteme llevarte a imaginar una vida al lado de Chris Evans • Todos los derechos reservados. ▪︎ Queda prohibida la copia completa o parcial de esta obra. • Esta obra sólo está disponible en Wattpad. ▪︎ Si estás leyendo esta obra en alguna...