88 • No Me Olvides

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Holi, gente bonita :3

❄️❄️❄️

Los hilos dorados del sol a media tarde se cuela entre las hojas de los árboles que bailan con parsimonia al ritmo de la suave brisa fría con tonos de la promesa del invierno, del presente del otoño y del verano ya olvidado

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Los hilos dorados del sol a media tarde se cuela entre las hojas de los árboles que bailan con parsimonia al ritmo de la suave brisa fría con tonos de la promesa del invierno, del presente del otoño y del verano ya olvidado.

Los árboles, teñidos en colores cobre reflejaban en la tierra la pureza de una hermosa muerte que avecinaba un nuevo cambio, un renacer cuando la primavera derritiera las fauces frías del invierno.

Las briznas de hierva acarician mis mejillas y cosquillean en mi nariz, trayendo el olor de la madreselva y la tierra húmeda que yace bajo la manta en la que descanso.

Suaves y pausados besos empiezan a ser dejados en mi espalda, y sus cálidos labios causan que tiemble. Es como si el sol hubiese bajado para acariciar mi piel, luchando contra el frío para derrotarlo en una lucha de tiernas caricias, besos robados y toques estremecedores.

—Que pensativa... —susurras sobre mi piel—. No espero ser yo el causante de esos pensamientos.

—En absoluto —sonrío y cierro los ojos disfrutando de tus caricias—. No habría razones para pensar en ti sin decírtelo. Sería muy tonto pensar en alguien y no compartir mis pensamientos con el causante de estos.

—Entonces, ¿qué es lo que te tiene tan sumida en tu cabeza, mi amor?

Me giro hacia ti y tus ojos azules me encuentran, brillantes y claros, como el cielo azul sin nubes a la vista; ojos en los que adoro perderme y que deseo anhelosamente admirar y explorar por el resto de mis días.

—¿No has pensado que el tiempo es muy efímero? —pregunto y, distraída, alzo mi mano para acomodar tu cabello. Las hebras suaves cosquillean en mi palma.

—Muchas veces —respondes y noto en tu mirar que eres honesto.

—Duele un poco el pensar que hace muy poco estábamos en este preciso momento, en un recién llegado noviembre, y que aquí sigamos, perdidos el uno en el otro, en una poesía sin final —mis dedos trazan tu mejilla y siento el suave aliento de tu suspiro acariciando el pulso de mi muñeca—. No se siente como si hubiese pasado tanto tiempo.

—Es porque el tiempo es un ladrón —susurras y tu mano rodea mi cintura, tu pulgar roza sutilmente mis cotillas—. Un malvado que quita y no da, que exige cambios sin importarle el dolor que estos pueden causar.

—No —sonrío sacudiendo mi cabeza—. El tiempo es un amigo incomprendido al que se le otorgan culpas que no le pertenecen. El tiempo es el cambio y el cambiante, es el deudor y el que debe saldar las deudas. El tiempo es muerte y nacimiento, es el saber de qué con el paso de las horas el sol vencerá a las tinieblas, y que la noche volverá para los amantes que desean fundirse en ella.

La sonrisa en tus labios hace que la mía se agrande, me miras con reverencia, como si entre tus manos estuviera un tesoro perdido por años que finalmente lograste hallar. Me miras como si tu mundo empezara y terminara conmigo. Y, con un suspiro, entiendo que así quiero que sea.

One Shot - Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora