Permíteme llevarte a imaginar una vida al lado de Chris Evans
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Sabía que necesitaba tiempo, respirar y ordenar sus ideas. El que papá no nos quiera ayudar lo afectaba, sabía que era la única persona en la que él podía confiar, aunque la mayor parte del tiempo se gritaban de todo, se que en el fondo se quieren.
—Cariño —sujete su mano cuando llegue a su lado—. Debemos tener paciencia y fe, ambos sabíamos que esto sería complicado, por no decir imposible —le dedique una pequeña sonrisa para calmarlo.
Steve soltó un suspiro cansado.
—Lo sé, pero tenía la esperanza de que Tony nos ayudará —agachó la cabeza.
—Sabes que papá está asustado —acaricie su mejilla lisa, haciendo relucir la joya en mi dedo anular—. No quiere perder lo que ha construido junto a Pepper. Hasta yo tengo miedo —lo mire a los ojos—. No quiero perderte Steve, la sola idea me aterra —una lágrima silenciosa se me escapó.
—Tranquila, no me perderás, amor —con su pulgar limpio mi mejilla—. Lograremos esto, traeremos a los demás de vuelta y nos casaremos, formaremos una familia y adoptaremos un perro —me sonrió, logrando tranquilizarme—, solo debemos de encontrar la forma de hacer esto sin convertirnos en bebés —río, a lo cual yo también.
Estábamos a segundos de unir nuestros labios cuando oímos el motor de un auto, ambos volteamos al mismo tiempo para encontrarnos con un auto negro siendo conducido a gran velocidad.
Cuando llegó a nosotros tuvo que retroceder un poco hacia atrás para estar a nuestro nivel. Steve observó a mi padre con una ceja alzada.
—¿Es que acaso te gusta interrumpir nuestros momentos? —pregunte irónica, no era la primera vez que no pasaba.
—En mi defensa, no sabía que los encontraría aquí —dijo mientras bajaba la ventana del auto—, pero bueno, díganme ¿por qué las caras largas? No me digan ¿se convirtió en un bebé?
—Además de otras cosas —Steve respiró profundo—. ¿Qué haces aquí? —disimuladamente lo golpee suavemente con mi codo.
—Es la paradoja EPR —dijo bajando del vehículo—, en vez de empujar a Lang por el tiempo, acabaron empujando el tiempo hacia Lang — voltee los ojos—. Es peligroso y alguien debió decirles que no lo hicieran —desvió la mirada, como buscando al que lo dijo.
