5 • No Estás Sola

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¡PLAF!

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¡PLAF!

Caigo sentada al piso y me acurruco contra la pared atrayendo mis piernas hacia mi pecho, sostengo mi mejilla derecha con mi mano sintiendo la piel caliente y sensible.

El silencio reina en salón haciéndome seguir en guardia, casi prefiero escuchar sus gritos a solo escuchar el silencio, el dolor en un punto de mi cabeza late constantemente, siento como gotas calientes ruedan por mi cuero cabelludo arrastrándose entre mis cabellos, mi ojo izquierdo cada vez está más hinchado empeorando mi visión que ya es borrosa por causa de mis lágrimas.

-Limpia tu desastre -su dura voz rompe el silencio y pronto sus pisadas se van alejando hacia otro lugar de la casa.

Mi respiración se entrecorta y mis lágrimas siguieron fluyendo libremente por mis mejillas refrescando la piel ardiente de mi mejilla, cubro mi boca para acallar mis sollozos, a él no le gusta escucharlos, así que intento que no se oigan en lo absoluto y lleguen a sus oídos, mi cuerpo tiembla lleno de terror y adrenalina e intento no respirar con fuerza para no causar más dolor en mi garganta.

Me permito unos segundos para llorar antes de rápidamente empezar a limpiar la sala de estar, recojo las piezas de adornos quebrados esparcidos por el piso, mis manos tiemblan y me da miedo cortarme con los vidrios, coloco los trozos en la papelera y busco rápidamente la escoba y el recogedor, barro los pequeños escombros de vidrio restantes y los desecho junto con los otros.

El dolor en mi cabeza sigue latente y siento mis cabellos endurecerse por causa de la sangre seca, humedezco una toalla para limpiar el pequeño charco de sangre en el piso que ya está secándose, frotando con fuerza limpio en las uniones de las baldosas intentando que no quede el más mínimo rastro de que algo haya pasado, tomo los libros que cayeron de la estantería y los coloco en su sitio.

Escucho el sonido de sus pisadas regresar y rápidamente arrastro mis manos por mis mejillas limpiando cualquier rastro de lágrimas y doy un barrido rápido por la sala verificando que todo este bien y en orden.

Chris me ve desde el primer escalón de las escaleras, su rostro es inexpresivo sin embargo sus ojos siguen chispeantes, puedo sentir su ira y mi cuerpo se tensa inmediatamente alerta a cualquier movimiento.

-¿Puedes ver lo que causas? -bajo la mirada ante sus palabras, el tono frío y seco en su voz me hace temblar.

-Lo siento -mi voz sale en un susurro, y mi respiración se acelera-. Lo siento mucho, no volverá a pasar.

-Eso espero -arroja con fuerza-. Sabes que no me gusta llegar a esto, pero no me dejas otra opción.

Continúo mirando mis pies hasta que veo sus brillantes zapatos frente a mi, su mano toca mi barbilla e instintivamente me alejó causando que clave sus dedos en mi mejilla herida, me obliga a subir la mirada encontrándome con sus ojos azules.

Su otra mano sube para acariciar mi mejilla izquierda, su pulgar acariciando el borde de mi ojo herido que puedo sentir que pronto va a convertirse en un enorme ojo negro, me mira con ternura mientras mira el desastre sangrante e hinchado que se ha vuelto mi rostro.

One Shot - Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora