8 • Querido 2020:

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Este año no ha sido fácil para nosotros, bueno; en realidad no ha sido fácil para nadie, el 2020 parece que sólo quiere patearnos el trasero y dejarnos abandonados en el medio del bosque del terror, a merced de cualquier criatura hambrienta de nue...

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Este año no ha sido fácil para nosotros, bueno; en realidad no ha sido fácil para nadie, el 2020 parece que sólo quiere patearnos el trasero y dejarnos abandonados en el medio del bosque del terror, a merced de cualquier criatura hambrienta de nuestras almas.

Bueno, tal vez exagero un poco... aunque no creo.

Cuando el terror por el virus se desató, las cosas comenzaron a ponerse difíciles, la ansiedad de Chris fue ascendiendo por más que hiciéramos todo lo posible por tranquilizarlo, al regresar de su viaje en Washington no se acercó a nosotros por días; aunque estaba perfectamente bien, se encerró en una habitación de invitados y no salió hasta que su ansiedad hipocondríaca se calmó.

Días difíciles en los que Frank; nuestro hijo de casi tres años; una copia completa de su padre, se sentaba junto a Dodger frente a la puerta de la habitación en la que su padre estaba encerrado, usaba la puerta como pista de carreras para sus autitos de juguete y siempre le preguntaba a Chris si necesitaba algo, ofreciéndose constantemente a buscar lo que su padre quisiera.

Cuando su padre salió a primera hora de la mañana, el cereal de colores de Frank fue totalmente olvidado, él y Dodger tuvieron a Chris con el trasero en el piso por varios minutos, entre abrazos, cosquillas y mucha baba de nuestro bebé peludo. Chris por fin pudo abrazar a su hijo y las lágrimas brotaron de sus ojos tan pronto como el cuerpo intranquilo del pequeño se envolvió fuertemente alrededor del torso de su padre.

—Te extrañé mucho, papi —repetía constantemente Frank, pegado al pecho de Chris como un sticker.

—Y yo a ti, campeón, muchísimo —Chris rompió en sollozos envolviendo con un brazo a su pequeño clon y con el otro al emocionado cachorro.

—Mami, ven, papi está llorando, necesitamos un abrazo especial —Frank extendió su pequeña y regordeta manito hacia mí y la tomé rápidamente acurrucándome con ellos en el piso, envolviendo mis brazos alrededor de todos y colocando la cabeza en el hombro de mi esposo.

—Los amo, los amo demasiado —hablaba Chris, su voz ronca y su cuerpo tembloroso a causa de los sollozos.

—Y nosotros te amamos muchísimo, ¿cierto Frankie? —mis labios corren al encuentro de Chris, dejando besos en su hombro, su rostro y sus labios.

—Te amamos, papi, Dodger y yo te hicimos muchos dibujos, ¿los viste, papi, los viste? —preguntó emocionado el pequeño ojiazul.

—Si los vi, campeón, aunque creo que no le pediste permiso a mamá para pintar en las paredes —respondió Chris, su risa deteniendo sus sollozos por un momento.

Mi hijo me miró, sus ojos azules abiertos alarmados, sus mejillas se tiñeron de rojo y se apartó de nosotros rápidamente.

—¡YO LO LIMPIO! —chilló corriendo hacia la habitación en la que su padre había estado encerrado, Dodger lo seguía corriendo detrás de él.

One Shot - Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora