2 • Zona De Tregua

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-Así que estás enfadada.

Quito mi abrigo y lo dejo en el perchero, Chris está detrás de mi cerrando la puerta y quitando su propio abrigo.

-Vaya deducción, Sherlock, dime más -ruedo los ojos, el sarcasmo goteando de mis palabras.

Siento la furia de Chris crecer un poco más con mis palabras, él detesta que no sea directa con él y le diga de una vez que me molesta, pero sé que eso desencadenará una discusión que no quiero y no necesito en este momento.

-Si no estabas dispuesta a afrontar esto no hubieses accedido a salir conmigo -di media vuelta para verlo con el ceño fruncido, sus brazos cruzados se aferraban al material de su suéter, brazos en los que deseo acurrucarme pero que claramente no es el momento.

-Chris, ¿podemos dejar esto para otro momento? -mi sien late con un inminente dolor de cabeza aproximándose.

-Realmente no te entiendo, te dije antes de que empezáramos a salir que...

-Supongo que no será para otro momento -murmuré sentándome en el sofá.

Chris me mira enojado, realmente enojado, no entiendo como llegamos a este punto y porque aún tan enojado es tan ridículamente sexy.

-Te ves muy caliente, amor -sonrío mordiéndome el labio pensando ingenuamente que toda esta discusión puede terminar en un buen sitio.

-¡Esto forma parte de mi, de lo que hago, si no puedes con las fans y los paparazzis no podemos seguir! -continúa sin prestar la más mínima atención a lo que dije.

-¿Así que terminarás conmigo por un montón de personas gritando tu nombre intentando arrancar tu chaqueta en la calle? -me acomodo en el mueble para acariciar la cabeza de Dodger quién al escuchar el ruido había corrido hacia nosotros.

-¡No quiero terminar contigo! -exclamó, su voz elevándose más y más con cada palabra.

¿Entonces que demonios quieres? -suspiré-, ¿quieres que me quede tranquila mientras veo como mi novio es arrastrado como si fuera un balón?

-¡Quiero que entiendas! -gritó- ¡Por una vez en tu vida quiero que entiendas!

Sus gritos comienzan a afectarme, estoy enojándome, mucho, las lágrimas se acumulan en mis ojos y el familiar mudo en mi garganta se hace presente.

-¡Sabías lo que salir conmigo implicaba! Te advertí que cosas así pasarían y tu seguiste adelante.

Fijo mi atención completamente en Dodger mientras intento ignorar los gritos de Chris, puede gritar todo lo que quiera, no tiene vecinos que puedan reclamarle, la carita de Dodger se ve desenfocada a causa de las lágrimas contenidas que llenan mis ojos, el can se acurruca más cerca de mi apoyando si cabeza en mi muslo.

-¿Acaso estás escuchándome? -el grito de Chris arranca mi atención de Dodger, sin embargo no volteo a verlo, no dejaré que vea mis ojos empañados por las lágrimas de rabia e impotencia al no poder discutir sin arrancar a llorar.

-Lo hago, sólo que no formaré parte de tu drama, si me disculpas iré a dormir.

Rápidamente camino hacia la habitación y directo al cuarto de baño, mi reflejo me devuelve la mirada, los ojos llenos de lágrimas y la furia latiendo en mi pecho.

Su profesión nunca ha sido un problema para mí, él ama claramente lo que hace, lo disfruta a muerte, es capaz de afrontar las consecuencias que vienen con ello, como sus frecuentes ataques de ansiedad y pánico, él goza cada minuto de lo que hace y no puedo odiar algo que lo hace feliz.

Sin embargo en el momento en que nuestra relación fue pública y los tabloides se llenaron de noticias sobre "la chica que robó el corazón del codiciado trasero de América" mi vida dió un giro totalmente drástico.

One Shot - Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora