Capitulo 1: Caminante sin rumbo

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Miré a mi alrededor, todo seguía igual, o tal vez no, ahora me encontraba sola. El silencio me confundía tanto que apenas podía recordar lo que había sucedido. Pero enseguida el dolor de cabeza se presentó y recordé lo necesario como para quebrarme en llanto. Me recosté sobre la pared observando la puerta cerrada de una de las habitaciones de mi casa. De repente sentí sus respiraciones, no como antes, ahora me espantaban. -Ya sucedió- pensé. Me sentía perdida, todo había ocurrido demasiado rápido, no hubieron palabras entre medio, ni despedidas, no hubo tiempo para entender que estaba sucediendo. Coloqué el escritorio viejo de papá bloqueando la puerta de la habitación, ellos eran tres y yo una, sería mejor asegurarse de que esa puerta no se abriera. Tardé semanas en recuperarme, en entender que finalmente estaba sola. Miraba por la ventana a esos muertos vivientes que caminaban sin rumbo, me sentía parte de ellos, sin saber que hacer, sin tener a donde ir. Sin protección.

El mundo se había convertido en un misterio, cada noche me preguntaba que había causado todo esto, y cuanto me faltaba a mi para convertirme en uno de ellos. La comida en la casa estaba por acabarse y en cualquier momento tendría que salir y enfrentarme a la triste realidad.

Mi padre hace diez años compró un viejo almacén al lado de casa, de a poco lo fue convirtiendo en un gran lugar y se convirtió en el supermercado del pueblo. Así que solo tendría que cruzar la puerta de entrada, caminar unos pasos e ingresar al lugar. No podía ser tan complicado. Miré unos segundos por la ventana para comprobar que no hubiera muchos caminantes en la zona, sí, así es como los llamo, caminantes. A lo lejos podía visualizar a un par, corrí a la cocina y tomé una cuchilla que usualmente usaría para cortar la comida. No sabía a que me iba a enfrentar, en estos días nunca había salido de casa. Llegué a la puerta de entrada y la abrí rápidamente. Quedé perpleja, desde la ventana se veía como un mundo aparte, ahora estaba en él, me sentía peor, mas insegura y más asustada. No había nada. Observé las casas, la calle, los autos abandonados y me pregunté por qué estaba viva, por qué yo. Cerré la puerta de mi casa y me dirigí al supermercado. La puerta estaba cerrada con cadena- genial-pensé. A pesar de todo se sentía bien estar afuera, la brisa seguía siendo igual que antes, ahora no tan contaminada, parecía más limpia. Era verano así que probablemente la temperatura excedía los 40 grados. Me quedé sentada en uno de los escalones esperando a que se me ocurriera alguna idea para ingresar al supermercado. Primero pensé en romper el vidrio, pero causaría mucho ruido y quizás atraería a los caminantes. Además el lugar estaba cerrado lo que me hacía suponer que adentro no tendría que haber ningún caminante, y si rompía el vidrio seguramente en un par de días se convertiría en su nuevo hogar. Cortar la cadena era imposible, no tenía las herramientas adecuadas. Abrir el candado era una de las mejores opciones, pero la llave seguramente estaba en la habitación de la casa que no debía abrir por nada del mundo. Luego recordé a Patrick, claro, él vivía en el fondo del supermercado, por lo tanto tenía una puerta directa al mismo. Pero había un problema, para acceder a la casa de Patrick tenía que caminar por lo menos tres cuadras y eso acompañado de enfrentarme a más caminantes, pero era la única opción. Tomé mi cuchillo y empecé a caminar, a lo lejos había un par de caminantes que se iban acercando lentamente a mi. Afirmé mi mano al cuchillo y pude notar como mi corazón se aceleraba cada vez que avanzaba hacia ellos. Los segundos que me separaban de esas cosas no me darían para pensar como haría para matarlos, es que en realidad están muertos, es decir, donde debía clavar el maldito cuchillo. El primero estaba a unos dos metros de mi, respiré profundo y clavé el cuchillo en su pecho, no sucedió nada, el monstruo se movía como si no hubiese pasado nada. Con toda la fuerza posible retiré el cuchillo y esta vez le dí en la cabeza. Al instante cayó desplomado en el piso salpicándome con sangre. Me encargué de su amigo que venía atrás y la cuadra ya estaba despejada. Me sentía cansada y aterrorizada, al fin y al cabo estaba matando, a algo. Me enfrenté a algunos mas cuando finalmente llegué a la casa de Patrick. La puerta estaba abierta así que entré sin pronunciar una palabra. Estaba todo oscuro lo que me ponía muy nerviosa. A lo lejos visualicé la puerta que conducía al supermercado, pero enseguida tropecé con algo, me di vuelta y entre la oscuridad visualice a Patrick, o lo que quedaba de Patrick, estaba muerto, pero no era un caminante, solo era Patrick, sin vida.

CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora