La incertidumbre era tan grande que apenas podíamos obtener respuestas. Estábamos por adentrarnos en un mundo que era completamente desconocido para ambos. Las dudas abundaban en mi cabeza y probablemente también en la de Glenn. Podía afirmar que desde que había tomado la prueba de embarazo y las dos rayas se encontraban impresas en él las preocupaciones no dejaban de surgir. Desde el primer momento pensé en mi hijo, en la vida que se estaba creando dentro de mi. Pensé en su futuro, en lo que le podría brindar y en lo que no, en las cosas que debía enfrentar y qué tan inseguro podía ser ese mundo para él. Pensé en Glenn, en cómo iba a tomarse la noticia, en como reaccionaría y en qué sentiría en su interior al saber que en unos meses iba a ser responsable de otra vida al igual que yo. Pero nunca pensé en mi.
Acostada ya en la cama comencé a pensar en mi. Ya que todavía no lo había hecho. Comencé a pensar en Maggie como madre. Me esperaban nueve meses de cambios totales y radicales. Debía modificar mi estilo de vida para que el niño llegara al mundo con la máxima salud posible, sabía que eso dependía de mi y quería que así fuera. Aunque aún era muy pronto, lo que realmente me atemorizaba era el parto. Sabía que no debía preocuparme por eso en la etapa en la que me encontraba, pero teniendo en cuenta la falta de recursos médicos en la que nos encontrábamos era imposible pensar que todo saldría hermosamente bien y que el niño llegaría a mis brazos por arte de magia.
Por otro lado Glenn había pensado en mi desde el primer momento y fue por eso que la noticia, al principio, no le fue de ninguna gracia. En una época normal donde los hospitales funcionarían normalmente la idea de ser padres no se asociaba directamente con los riesgos que podía sufrir la madre, pero en la situación en la que nos encontrábamos todos nosotros ese era seguramente el gran temor, lo que sucedería conmigo al momento de dar a luz.
Mantenía mis ojos abiertos enfocados en la pintura gastada de la pared de la habitación, seguro me mantuve en esa posición por varios minutos ya que Glenn, que se encontraba a mi lado, giro para ver si algo extraño ocurría en la pared. Al confirmar que en realidad me encontraba navegando en mi mar de dudas me acarició en la mejilla y me sonrió. En ese momento dejé de mirar la pared y me enfoqué en sus ojos, claramente algo mejor para contemplar.
-¿Que piensas?-me preguntó.
-En todo lo que nos está sucediendo...-contesté.
-¿Estás preocupada?
-Si, lo estoy ¿crees que sucedió demasiado pronto?-le pregunté tímidamente.
-No lo se, no existe un pronto, creo que vivimos el momento y solamente ocurrió...
-¿En verdad quieres esto...ser padre?-le pregunté.
-Siempre lo quise, no puedo negarte que tengo bastantes preguntas pero soñé con tener un hijo con una mujer a la que amara y ciertamente es lo que está sucediendo así que no puedo quejarme-dijo y sonrió. Lo besé ante la ternura que emanaban sus palabras, no podía estar más agradecida de estar compartiendo ese momento de mi vida con un hombre tan atento y cariñoso como él. Pasé mi mano por su cabello despeinado y la detuve en su mejilla. Amaba tenerlo a escasos centímetros de mi cuerpo, me provocaba una hermosa sensación en el cuerpo.
-Desearía poder contárselo a mi familia-dije.
-Maggs, ellos están aquí y probablemente lo han escuchado al mismo tiempo que yo.
-Si, se que ellos están, pero me refiero que me gustaría estar viviendo lo mismo pero en el mundo de antes, sabes... no dejo de pensar en la clase de futuro que le espera-dije refiriéndome a nuestro hijo.
-Piensa el lado positivo, al menos no se quejará de la tarea-dijo, rió y yo hice lo mismo.
-¿Se lo has dicho a alguien más...además de Mark?-pregunté.
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CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)
FanfictionMaggie ha quedado sola luego de que el mundo se convirtiera en lo más temible. ¿Como es posible pensar en la vida con la muerte alrededor? Tal vez aparezca alguien que haga surgir en ella la esperanza. Tal vez en un mundo de muertos vivientes aún se...