CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)

Capítulo 50: La búsqueda

Abrí los ojos y lo primero que pensé fue en como había llegado a mi habitación, más precisamente a mi cama. Traté de aclararme la vista y miré a mi izquierda. Glenn estaba sentado a mi lado con la cabeza gacha. Suspiré al ver que se encontraba bien, aunque cubierto de sangre, probablemente de caminante. Traté de incorporarme en la cama y recién en ese momento él se dio cuenta que ya había despertado. Levantó la cabeza y me sonrió.

-¿Estás bien?-me preguntó y se acercó a mi.

-Si, lo estoy-pronuncié-¿tu estás bien?-le pregunté al ver el estado en el que se encontraba.

-Si-dijo pero no sonó nada convincente.

-Glenn-exclamé.

-Tom-pronunció he hizo una pausa-lo mordieron.

-¿Qué?-dije preocupada y tratando de levantarme.

-No, quédate aquí. Él está en otra habitación, lo mordieron en el brazo, aún no ha comenzado la fiebre.

-No puedo creerlo-pronuncié.

-¿Que te sucedió?- me preguntó Glenn, haciéndome acordar de por qué estaba en esa cama.

-No lo se, de veras que no. Sentí un fuerte dolor en el estómago. Supongo que algo me habrá caído mal.

-¿Como te sientes ahora?

-Estoy bien-dije y lo besé.

Rita apareció en la habitación y Glenn enseguida se puso de pie.

-Aprovecharé para darme un baño-dijo y se retiró de la habitación. El ambiente se encontraba algo tenso, probablemente por lo que había sucedido con Tom. Aún sentía ganas de insultar a Richard y seguramente sería lo primero que haría ni bien volviera a salir el sol.

Rita cerró la puerta, se acercó a mi y se sentó en la cama. Cruzó sus brazos y me miró fijamente.

-¿Que ocurre?-pregunté al ver su mirada fija en mi.

-¿Hablaremos de lo que sucedió allí arriba?-preguntó.

-¿A que te refieres?-dije sin entender.

-Maggie, a tu dolor de estómago-dijo.

-¿Que hay con eso?-pronuncié.

-Está claro que no fue normal, se que no tenemos un médico aquí pero necesitas prestarle atención.

-Está bien, ya no me duele-dije tratando de sacarle importancia al asunto.

-¿Que probabilidades hay de que estés embarazada?-preguntó Rita y no pude evitar reír.

-Rita, por favor, eso es imposible-exclamé.

-¿Acaso tu y Glenn no...

-Si, pero de todas formas no-la interrumpí.

-Solo quiero que sepas que mañana iremos al pueblo en busca de abrigo, probablemente haya una farmacia así que si quieres puedo conseguirte una prueba- dijo y mi rostro cambió rotundamente de burlón a serio. Nunca se me hubiera ocurrido pensar que podía estar embarazada, de hecho era casi inimaginable para mi, aún más sabiendo en la situación de constante peligro en la que nos encontrábamos. Pero luego recordé que no me había venido mi período, probablemente ya hacía casi dos semanas que tendría que haber bajado y no lo había hecho y por más tonta que pareciese no lo había notado. Es decir, con las clases de problemas a los cuales nos enfrentábamos día a día había olvidado calcular los días por completo. Rita se levantó de la cama dispuesta a irse.

-Espera-dije y me puse de pie-si puedes... consígueme uno-dije y bajé la cabeza.

-Está bien, Maggie-dijo y sonrió.

-Solo prométeme que no le dirás nada a Glenn, no hasta no tener la prueba.

-Lo mantendré en secreto, ahora descansa, todo ha sido muy agotador, yo haré lo mismo.

-¿Que sucedió con los caminantes?-pregunté.

-Hay algunos cuantos afuera, esperaremos que pase la noche para poder terminar con ellos. Glenn, Mark y Tom hicieron un buen trabajo allí afuera, liquidaron a unos cuantos-dijo y asentí. Rita se retiró de la habitación dejándome a solas con mi nube de pensamientos. Me recosté sobre la cama nuevamente y cerré los ojos dispuesta a pensar en lo que había acabado de suceder. Aunque quería creer que las posibilidades de estar embarazada eran pocas aún seguían existiendo las de si estarlo. No podía creer que eso estuviera sucediéndome, ya los problemas eran suficientes como para sumar uno más. Siempre quise ser madre, desde pequeña cuando paseaba a las muñecas en coches rosados por toda la casa. Pero quería ser madre en un mundo normal, en un mundo donde los niños van a las escuelas, juegan, se divierten y donde no existe el peligro día a día. Tener un niño en un mundo tan oscuro y frío no estaba dentro de mis planes, no era por mi sino por la salud de él. Jamas había pensado en ser madre desde que todo había comenzado a cambiar, para ser aún más sincera ni se me había cruzado por la cabeza. Tras tantas preguntas Glenn entró a la habitación con el cabello todo mojado. 

-¿Todo bien?-pronunció probablemente al ver mi cara de susto y pánico.

-Si, todo bien-dije mientras abría uno de los libros que había comenzado a leer. Trataba de parecer lo más tranquila posible pero la angustia y desesperación que llevaba adentro no me la quitaba nadie.

-¿Quieres que te traiga algo para comer?-preguntó colocándose una de sus remeras.

-No, estoy bien, gracias-hice una pausa-¿Irás mañana al pueblo?-continué.

-Si. Jessica se quedará con Tom así que lo más lógico es que vaya con el resto-contestó.

-¿Quedará alguien más aquí?

-No lo se, tal vez Richard.

-Oh, en cuando a eso, espero no encontrármelo.

-Tranquila, ya hablamos con él.

-¿Que fue lo que dijo?

-No dijo nada, solamente que lo sentía.

-¿Así que a eso le llamas hablar?-dije y lo miré seriamente.

-Son cosas que pasan, Maggie.

-Tom está muriendo por su culpa, Glenn. No son solamente cosas que pasan-dije y noté que me estaba excediendo tal vez un poco con mi tono de voz.

-Oye ¿enserio estás bien?-preguntó colocándome su mano en mi pierna. Probablemente estaba llevando mi desesperación interna a otro nivel así que traté de calmarme o todo se volvería muy evidente.

-Si, lo siento. Nada más quería saber por qué lo hizo- le dije y él se acostó a mi lado.

-No lo se, sigue muy afectado con lo de Kyla, supongo que pensó que matando a alguno de ellos nos ahorraría problemas. De veras que no lo sé-respondió.

-Es solo que no me gustó verte en esa situación, donde no podía hacer nada para ayudarte.

-Pero si has disparado estupendamente-dijo y me sonrió. Yo hice lo mismo y me di la vuelta, él me abrazó por la espalda y quedó profundamente dormido mientras mi cabeza no dejaba de formular teorías sobre lo que realmente estaba sucediendo con mi cuerpo. De todas formas no podía esperar a que saliera el sol, necesitaba sacarme todas las dudas que tenía y la prueba de embarazo lo haría, solo rezaba para que Rita encontrase una.

Sil

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