Capítulo 35: La incertidumbre

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La densa lluvia no paraba de caer. Mis pies dolían tanto que ya casi no podía sentirlos. El dolor de espalda nos estaba torturando a todos pero la idea de no encontrar refugio era lo que realmente nos atemorizaba.

Habíamos comenzado a caminar hacia la nada. Llevábamos cinco días dejando nuestras huellas en el bosque, descansábamos durante la noche y ni bien el sol alumbraba nuestros rostros volvíamos a ponernos de pie. Todo lo que teníamos se había reducido a algunas mantas y latas de comida que probablemente cabían solo en una mochila. Nuestro estado, tanto anímico como físico, era deplorable, por más que solo hacía unos pocos días que habíamos partido parecían meses. Lo más desmotivante era que caminábamos sin saber a donde ir. En primer lugar surgió la idea de ir a la fábrica, pero sabíamos que Bill estaba cerca y que probablemente volvería en busca de Glenn. Ya no teníamos con que defendernos, ni siquiera teníamos techo, quedarse en ese lugar era impensable, así que simplemente tomamos lo único que habíamos logrado rescatar y comenzamos a caminar.

Toda la situación que nos había tocado vivir aún nos mantenía sin palabras. Solo hablábamos cuando era necesario y luego nos sumergíamos otra vez en nuestra nube de pensamientos, la que probablemente nos estaba matando. Lo mismo había pasado entre Glenn y yo, todavía no eramos del todo conscientes de lo que había sucedido, de lo que habíamos perdido. La situación con Mike al querer matar a Glenn nos había dejado a todos impactados. Estuve a punto de perderlo dos veces ese día y yo aún parecía no darme cuenta. Parecía no darme cuenta que él era lo único que me hacía estar de pie en ese mundo. Durante las noches que pasábamos en el bosque me ponía a pensar en todo lo que estaba pasando y todo lo que había pasado, en cómo había conocido a Glenn, en cómo el destino nos puso en el mismo lugar. Imaginaba que sería de mi vida si él no hubiese aparecido en la calle de mi casa gritando de dolor. Me preguntaba que sería de mi, si seguiría teniendo a mi familia convertida detrás de una puerta, si seguiría presa detrás de la ventana, mirando desde lejos a un mundo que creía no poder enfrentar. Él me había enseñado a sobrevivir, a enfrentarme a la triste realidad, a abrir los ojos y notar que aunque la muerte nos rodeara aún era posible sentirse vivo. Ese hombre al que en tan poco tiempo supe amar como nunca estuvo a punto de morir dos veces y desde ese momento no había vuelto a hablarle. No estaba enojada, ese no era el sentimiento que sentía en mi interior. Era una mezcla de ira con tristeza y miedo. Quería abrazarlo y no soltarlo jamas, quería irme con él lejos y no separarme de sus brazos, pero su mirada seguía perdida, ya casi ni se encontraba con la mía y él tampoco hacía esfuerzo para hablarme. Volvíamos otra vez a estar en la misma situación que hacía un tiempo.  

-Creo que pasaremos la noche aquí, podemos hacer una fogata cerca de esos árboles y amarrar algunas cuerdas-dijo Mark señalando hacía unos árboles.

-Me parece bien-pronunció Richard colocando su mochila en el pasto.

-No podemos dormir bajo la lluvia y menos hacer una fogata-dijo Kyla.

-¿Acaso tienes otra opción?-dijo Glenn irritado.

Todos lo miramos sorprendidos ante su repentino grito.

-No tenemos donde protegernos, Kyla, mientras tanto no podemos hacer otra cosa-dijo Mark pero aún mirando de reojo a Glenn.

-Está bien-pronunció Kyla.

Luego de unas horas la lluvia pareció cesar y junto a ella también se ocultó el sol dejándonos en medio de una oscuridad eterna. Richard y Rita se encargaron de prender la fogata lo cual les llevó bastante tiempo debido a que el terreno estaba húmedo. Glenn haría guardia esa noche así que coloqué mi manta sobre el pasto, la mochila debajo de mi cabeza y me quedé observando lo que ahora era un cielo estrellado, donde allí mis pensamientos parecían ser infinitos. Un ruido me despertó durante la noche, fue allí donde noté que me había quedado profundamente dormida. Me senté y observé a mi al rededor, desde donde me encontraba podía ver a Glenn sentado junto a un árbol, parecía tranquilo así que supuse que no ocurría nada. El resto dormía, así que me pareció un buen momento para acercarme a él y así poder hablar. Me puse de pie, tomé mi manta y me la coloqué sobre los hombros. Me senté a su lado y me quedé contemplando el hermoso fuego delante de nosotros. Él colocó una de sus manos sobre mi pierna y me regaló una leve sonrisa, hice lo mismo.

-¿Estás bien?-pregunté y por fin me miró a los ojos. Asintió -¿quieres hablar sobre algo?-continué.

-Lo que sucedió la otra vez, luego de lo Mike... solo quiero que sepas que lo siento.

-Está bien...-dije.

-No, no lo está, no debí ponerte en esa situación.

-Ya pasó-pronuncié.

-Si tu no hubieras aparecido...

-No lo digas, no quiero saberlo.

El silencio se apoderó nuevamente del lugar.

-¿Por qué has dejado de hablarme?-pregunté.

-Pensé que estabas enojada por lo que había sucedido.

-No lo estaba... es solo que...

-Maggie, te amo. Debí decírtelo desde hace mucho tiempo-me interrumpió-Si hoy estoy aquí es solamente por ti, tu eres lo que me mantiene en este mundo, solo tu, ya no me queda nada más.

-Estoy contigo, siempre lo estoy-dije, lo besé y coloqué mi cabeza sobre su hombro.



Sil

Espero poder subir dos capítulos esta semana, perdón por la tardanza!




CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora