Capítulo 15: Ahogados

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Las olas golpeaban contra mi cuerpo. Tanto que dolía. Sentía un intenso aroma a mar como si se aproximara una gran tormenta. Podía observar mis pies a través del agua. Estaba muy limpia, muy transparente. Levanté mi cabeza y recién allí me di cuenta que estaba sola. Sola en el medio del mar. Mi espalda comenzó a doler fuertemente y ya no podía ver mis pies, trataba de tocar fondo pero era imposible. Mi cuerpo no respondía. Parecía no poder moverme. No había tierra a la vista ni nada a que aferrarme. Aquella agua transparente comenzó a teñirse de rojo. Sangre. Me estaba ahogando en sangre. Trataba de mover mis brazos para no ahogarme pero únicamente sentía como si alguien estuviese tirando de mis pies y queriéndome llevar al fondo del mar. Dejé de luchar y me hundí en un segundo. Todo estaba demasiado rojo. No veía mis manos y ya me había olvidado de respirar. Estaba muriendo.
Desperté exaltada y me senté en el sillón. Miré a mi alrededor y traté de tomar aquel aire que tanto me faltaba. Pensé en lo que había soñado y la piel se me erizó por completo. Todo lo sucedido me había impactado demasiado y rezaba por olvidar ese sueño y que no volviese a suceder. Me levanté y me dirigí hacia Glenn. Seguía durmiendo. Puse mi mano sobre su frente para tomarle la temperatura. Estaba algo caliente por lo que me pareció adecuado darle otro medicamento. Me dirigí hacia la cocina en busca de la caja de pastillas hasta que él comenzó a pronunciar algunas palabras. No eran claras, tampoco podía oírlo bien así que me acerqué a él nuevamente.
-Lo siento, Clara, lo siento- comenzó a decir levemente. Estaba soñado. Sus ojos estaban cerrados y su voz era tan suave que a penas se sentía. -Él tenía que pagar por haberla matado, tuve que hacerlo, perdóname. - su voz comenzó a elevarse y su cuerpo comenzó a temblar de repente. Me asusté así que me aparté pero al ver que parecía estar sufriendo lo desperté de golpe.
-¿Qué sucedió?-dijo sorprendido.
-Lo siento, es que parecías estar soñando algo desagradable- dije.
-¿Estaba hablando?-preguntó cómo si me hubiese leído la mente.
-Si
-Hacia tiempo que no sucedía...-dijo algo pensativo.
-Tu cabeza está caliente, debe ser por la fiebre. Además no eres el único que ha soñado algo malo.
Asintió y dejó salir una pequeña sonrisa, aunque no preguntó a que me refería, lo que me alivió. Mientras seguía buscando la pastilla me quedé pensando en lo que había dicho Glenn mientras dormía. Había una tal Clara, y él estaba disculpándose de algo. Parecía haber matado a alguien. Algo malo había hecho. Algo había sucedido. O tan solo todo era un gran sueño. Que lo hubiese dicho no quería decir que hubiese pasado en la realidad, o si.
Encontré el medicamento y se lo di junto a un vaso con agua. Mientras él lo tomaba me dirigí a lo que en algún momento había sido mi habitación, donde se encontraba Mía. Abrí la puerta y la pequeña estaba junto a la ventana mirando hacia el exterior, me acerqué a ella.
-¿Cuándo volveremos?- preguntó.
-¿A dónde?-dije sin entender a qué se refería.
-Al refugio, donde están los demás.
-No lo sé, Mia. Glenn está herido.
-¿Tu crees que ese hombre que vino puede ser uno de ellos?
-¿Quiénes son "ellos"?- dije sin entender otra vez.
-Los bravos-dijo convencida como si yo supiera a que se refería.
Ese apodo sonaba mal, así que sin entender igualmente le dije que no, estaba decidida a preguntárselo a Glenn más tarde. Una sensación de peligro me recorrió el cuerpo. El rostro de Mia al nombrar a "Los bravos" mostraba temor e inseguridad. Ella se quedó en la habitación jugando con algunas crayolas viejas. Retomé mi camino hacia la sala pero de paso tomé unos cereales de la cocina. Glenn estaba sentado en el sofá con su mano sobre la herida.
-¿Te duele mucho?- pregunté.
-No- dijo, pero estaba claro que si.
-Debes tratar de no forzarte. Toma- dije dándole la caja de cereales.
-No quiero, gracias- contestó.
-Debes comer, así que tómalos- insistí. Finalmente tomó la caja y comenzó a comer.
-¿Quiénes son los bravos, Glenn? -pregunté. -Mia me ha dicho- continué al ver su cara de sorpresa.
-¿Qué te ha dicho?- dijo algo alterado.
-Nada, me preguntó si el hombre que había entrado a la casa era uno de ellos.
-¿Y qué le has dicho?
-Pues le dije que seguro que no.
-Esta bien.
-¿Me vas a contar de una vez?- insistí.
Él desvió la vista hacia la ventana y yo suspiré.
-Glenn...
-Ellos son los que invadieron el refugio. Es que ellos no sólo lo invadieron, Maggie. Ellos mataron a muchos de nosotros.
-Lo siento- dije.
Asintió. Algo en su rostro me provocó miedo. Él sabía algo que no quería contarme y se notaba. Sus ojos exclamaban que no preguntase nada más así que cerré la boca y me negué a hacerlo. La vida dentro de la casa había comenzado a aburrirme. Ya no limpiaba tres veces al día como cuando estaba sola. Ya no leía libros que había leído ya por tercera vez. Nada más me pasaba sentada en el sillón viendo la vida pasar. Quería por primera vez cruzar la puerta del edificio y empezar a hacer algo, a ser algo.

Comenten si les va gustando la historia. Pido disculpas si me demoré mucho en subir el capítulo, lo que pasa es que estoy de vacaciones y no tuve mucho tiempo. Gracias a todos por leer!!

CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora