-Serás madre algún día y me entenderás-pronunció mi madre desde la cocina. Me sentía frustrada ante su enojo ya que la que debería estar realmente enojada era yo. Le había preguntado sobre esa salida al centro hacía cerca de tres semanas y me había asentido con una sonrisa en su rostro. Si bien el centro de Atlanta era hermoso por la noche los locales solían cerrar muy temprano, lo que no le daba seguridad a mi madre, ya que si algo sucedía no tendría donde esconderme. Esa era siempre su mentalidad. Solíamos salir con más personas, generalmente eramos un grupo de cinco, casi todos amigos de Jack, que íbamos de lado a lado. Era verdad que el centro de la ciudad estaba a varios kilómetros de casa pero en ese momento no le veía problema alguno. Los muertos vivientes aún no se encontraban en mi lista de asuntos importantes a los cuales temer, aunque seguramente ya estaba comenzando a suceder en otras partes del país sin que nadie le estuviera prestando la atención debida. Me senté en el sofá algo caprichosa y me quedé mirando por algunos minutos la novela de la abuela mientras ella me observaba de reojo.
-La ciudad es peligrosa a esas horas, mi niña-exclamó mi abuela.
-Lo sé, pero ella había prometido dejarme ir-respondí.
-¿Por qué no lo hacen durante el día?
-No lo sé, abuela. Supongo que es más divertido en la noche.
-Me gustaría que fueras, pero tu madre tiene razón, no queremos que nada malo te suceda, sabemos que tus amigos suelen beber mucho.
-Pero yo no lo hago...
-También sabemos eso Maggie, pero debes entender que es peligroso. Tu misma has oído a la reportera sobre todos los robos que están ocurriendo, no queremos eso para ti.
-Son cosas que pasan todo el tiempo, puede suceder a plena luz del día...
-Te dejaré ir, pero te quiero aquí antes de las diez. De otra manera enviaré a tu padre a buscarte y sé que no querrás eso. Lleva tu auto, no quiero que vuelvas en manos de un ebrio-interrumpió mi madre algo irritada. Mi abuela me regaló una pequeña sonrisa pero no muy convencida sobre lo que acaba de suceder. Me dirigí corriendo a mi habitación y me cambié el atuendo, le envié un texto a Jack avisándole que finalmente iría y me dirigí al centro de la ciudad en mi auto.
Llegué a la puerta de uno de las tiendas más reconocidas, que claramente se encontraba cerrada, pues allí habíamos quedado en encontrarnos. Me bajé del auto y me senté en el escalón de la vereda mientras esperaba que alguno se dignase a llegar. La calle estaba completamente desolada y comenzaba a darme cierta inseguridad. Marqué el número de Jack pero él no respondió lo que logró ponerme aún más nerviosa. Me levanté y comencé a caminar al rededor del auto. Las luces de algunos otros comercios comenzaron a apagarse y quedé completamente a oscuras salvo por el alumbrado público. Seguía observando mi celular pero nadie respondía ¿acaso me estaban jugando algún tipo de broma? pues no me resultaba para nada divertido. A lo lejos distinguí una sombra bastante parecida a la silueta de Jack así qué mi ritmo cardíaco se normalizó. Coloqué la llave del auto en mi cartera e hice lo mismo con el celular. Para cuando levanté la cabeza comprobé que esa persona no era Jack. Abrí los ojos lo más que pude para tratar de creer que eso que estaba caminando frente a mí era algo real pues parecía salido de una película de terror. El hombre caminaba lentamente hacia mi con su ropa repleta en sangre. Mis manos comenzaron a temblar mientras trataba de sacar las llaves otra vez. Corrí hacia la puerta del auto y arranqué. No sabía que había visto, no sabía si ese hombre necesitaba ayuda o no, pero fuese lo que fuese no me generó ninguna sensación de confianza. Llegué a casa espantada y mi madre sorprendida se acercó a mi.
-Con las ansias que tenías por ir no te esperaba en casa hasta dentro de un buen rato-dijo.
-Jack enfermó y se suspendió-mentí.
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CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)
FanfictionMaggie ha quedado sola luego de que el mundo se convirtiera en lo más temible. ¿Como es posible pensar en la vida con la muerte alrededor? Tal vez aparezca alguien que haga surgir en ella la esperanza. Tal vez en un mundo de muertos vivientes aún se...