Capítulo 66: El propósito

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Tras escuchar su llanto el dolor pareció desprenderse de mi dejándome en un estado completamente agotador. Abrí los ojos y vi su rostro. Lo más hermoso que había visto en mi vida. La emoción no tardó en llegar y las lágrimas cubrieron mis ojos. No podía creer lo que estaba viviendo. No podía explicar con palabras cómo se sentía vivir un acto tan puro como ese. Rita también con lágrimas en los ojos cortó el cordón umbilical, envolvió al bebé en una toalla y me lo entregó. Era una niña. Una hermosa princesa que yo no dejaba de contemplar con orgullo y felicidad. Acaricié su pequeño rostro mientras Glenn miraba anonadado. La coloqué en mi pecho sintiendo su piel junto a la mía. La sensación más bella que jamás había experimentado. Jessica se retiró de la habitación en busca de una pequeña cuna que habíamos armado, mientras Rita se encargaba de buscar paños para higienizar a la bebé correctamente. La realidad es que nunca habíamos hablado puntualmente de que debíamos hacer cuando sucediera así que nos estábamos guiando por instinto y por las experiencias que Rita había pasado en su parto, por más que hubiese sido en un hospital. Agradecía cada segundo que pasaba por saber que había llegado al mundo sin problemas, se la veía sana y por suerte no había habido inconveniente alguno con ella ni conmigo. 

-Debes mantenerla caliente junto a ti-pronunció Jessica entrando en la habitación con la cuna y alguna ropa y pañales que habían conseguido en Bremen hacía unas semanas atrás. Asentí pero sin dejar de contemplar a mi bella princesa. Tomé la mano de Glenn y la acerqué a mi. Él sonriendo no dejaba de observar a su pequeña hija, estaba enamorado, de eso no había duda. El momento era más perfecto de lo que había imaginado. En un tiempo de apocalípsis ese tipo de instantes eran los que te devolvían a la vida. Seguíamos viviendo, había un propósito y ahora lo tenía frente a mi. 

Una vez que la bebe se encontró en buenas condiciones de higiene y el ambiente se tornó más tranquilo, Jessica y Rita cruzaron la puerta de la habitación dejándonos a los tres a solas. El resto del grupo estaba esperando afuera ansioso y cada tanto se sentían las tantas preguntas de Mike, las que me hacían sin duda alguna sonreír. Todo era tan mágico que temía encontrarme en un sueño. Observaba a mi hija mientras podía sentir la conexión que existía entre nosotras. Era tan puro, tan perfecto que tenía la necesidad de gritárselo al mundo. Entendí que la había comenzado a amar desde el día que me enteré que iba a ser madre, desde sus primeros movimientos en la panza, desde que le conté a Glenn la noticia. Ya la conocía desde hacía mucho tiempo, pero verla en mis brazos, poder sentir su pequeño corazón en mi pecho me llenaba de orgullo y alegría. 

Miré a Glenn quien seguía observando como ella movía sus pequeños brazos, quería cargarla, de eso no había duda, pero aún llevaba su ropa repleta en sangre de caminantes. No sabía que era lo que había ocurrido en Bremen pero fuese lo que fuese no parecía ser nada bueno ya que a pesar del momento hermoso que estábamos viviendo la mirada de Glenn parecía estar perdida, había algo en su actitud que me provocaba miedo y estaba comenzando a preocuparme.

-Ve, toma una ducha rápida así puedes sostenerla-dije sonriendo y le hice una pequeña caricia en su rostro. Él me besó y salió rápidamente de la habitación. Rita ingresó y me ayudó a vestir a mi hija, supusimos que sería mejor abrigarla bien ya que el clima aún no era demasiado cálido y aún necesitaba calor corporal, así que me la coloqué sobre el pecho nuevamente. Sus diminutos ojos cerrados me provocaban una ternura inmensa, era impresionante lo parecida que era a Glenn, se notaba a simple vista.

-¿Estas bien?-preguntó Rita.

-Si, aún me duele la espalda pero ya no importa- dije mirando a mi princesa.

-Iré a traerte agua-dijo levantándose de la cama.

-Aguarda-dije y ella enseguida se dio la vuelta-¿Que sucedió en Bremen?-pregunté.

CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora