CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)

Capítulo 30: La incógnita

Hablamos de la muerte como algo desconocido, por momentos la curiosidad por saber que hay después de ella parece ser tan grande que termina asustándonos. Pensamos en el más allá como algo distinto, algo mucho mejor que nos está esperando. Imaginamos un sitio lleno de luz, amor y paz ¿pero realmente lo es? la verdad es que nunca lo sabremos, por mas que existan miles de teorías, sigue y seguirá siendo una incógnita y al final parece alcanzarnos con un "mejor no saber"

Pero la pregunta es ¿en realidad que sabemos de la vida? Parece que la muerte es lo único que nos preocupa, pero ¿que tal si ésto, donde vivimos, es lo que otros llaman la muerte? ¿que tal si el sol que vemos cada día es la luz blanca de los que tantos hablan? ¿estamos realmente vivos?

Solía preguntarme eso a diario. Antes, cuando todo era normal simplemente veía a la muerte como algo lejano, o al menos así lo sentía. Pero cuando todo cambió, cuando la muerte pasó a ser nuestro constante alrededor las preguntas volvieron a surgir en mi cabeza. Se que en algún momento he dejado pensando a Jack o a mi madre acerca de ese tema, porque me pareció interesante compartirlo con ellos. Pero es así, ¿qué tal si eso que nos asusta tanto es en realidad lo que estamos viviendo hoy? ¿que tal si eso que llamamos "muerte" realmente es un paso a la vida? pues no creo que lleguemos al mundo solo por un rato y punto, debe de haber algo más, yo creo que hay etapas, y tal vez ésta sea solo una.

Terminé de anotar las provisiones en el cuaderno y me levanté. Ordené algunas latas de sopa en un pequeño armario y conté cuantas teníamos en total. Mis ojos se chocaron con una pequeña lata de pintura oculta entre la oscuridad del mueble. La tomé y enseguida se me ocurrió una gran idea. Quería sin lugar a dudas tapar aquellas manchas de sangre en mi habitación. Sabía que habían cosas peores, como la idea de que estábamos siendo "amenazados" por el grupo de Bill, y que esas gotas de sangre podrían significar nada frente a los problemas que estábamos viviendo. Pero de alguna forma u otra me hacían imaginar cosas terribles dentro de mi cabeza, cosas que ni siquiera yo había vivido, sentía que el dolor seguía allí presente, la muerte seguía allí, plasmada en una de mis paredes. Le pregunté a Jessica si podía utilizarla y asintió sin problema. Llevé la lata hasta mi habitación y me puse a pensar con qué iba a pintar, supuse que hallar un pincel allí adentro no sería tarea fácil así que tomé un viejo cepillo y lo sumergí en el tarro de pintura de color blanco. Me aseguré de cubrir las manchas de sangre por completo, era solo un litro de pintura así que me enfoqué en lo más importante.

Sentí una presencia tras de mi así que me di vuelta. El pequeño Mike me observaba desde uno de los rincones de la habitación. Llevaba, sin falta, su arma en la mano como si alguien fuese a atacarlo de repente, de seguro todo el asunto de "los bravos" lo había dejado bastante marcado.

-¿Por qué pintas?-preguntó y por fin conocí su voz.

-¿Por qué no?-dije y sonreí.

-No estaremos aquí por mucho tiempo-dijo y me desafió con su mirada.

-¿A que te refieres?-dije siguiéndole el hilo de la conversación, pero comenzando a pintar nuevamente.

-Después de lo que vimos hoy...es claro que vendrán a matar al que se interponga en su camino-dijo refiriéndose a la situación en la fábrica.

-Deberías dejar de preocuparte tanto por esas cosas...-dije.

-¿Por qué?

-Porque eres solo un niño-dije y miré fijamente el arma que llevaba en su mano, él lo notó y la colocó en su cinturón.

Bajó la cabeza.

-¿Por qué no me ayudas a pintar?-le pregunté.

-No tengo con qué-dijo.

-Usa tus manos, no quiero una pared perfecta, solo me basta con un poco de pintura.

Algo dudoso se acercó a la lata de pintura y sumergió ambas manos en ella, sonrió y colocó rápidamente las manos en la pared.

-Enserio, ¿por qué haces esto?-preguntó pasando sus manos por la pared.

-Habían algunas gotas de sangre en la pared, ya estaban comenzando a perturbarme un poco-dije y reí.

Enseguida retiró las manos de la pared y se quedó completamente paralizado, como si le hubiese dado la peor noticia posible.

-¿Que ocurre?-pregunté dejando el cepillo en el piso.

-Nada

-¿Estas bien?

Se sentó en la cama y me senté junto a él, me quité un poco de pintura con un pedazo de tela y se la dí para que hiciera lo mismo.

-La sangre...es de mi madre-dijo finalmente y mi cuerpo se congeló. Me sentí una completa estúpida.

-Lo siento, Mike, no lo sabía.

-Está bien.

-¿Que sucedió?

-Los bravos... aquella noche-dijo.

-Lo siento mucho-dije y coloqué una de mis manos en su hombro.

-¿Como lograste llegar hasta aquí?-preguntó.

-¿Por qué lo dices?

-Te he estado observando-hizo una pausa- como eres con Mía, con Glenn, eres demasiado buena.

-¿Eso es malo?-pregunté y sonreí.

-Las personas como tu generalmente mueren, como lo hizo mi madre.

-Mike, debes dejar de pensar en la muerte constantemente, debes dejar de pelear o estar alerta en algún momento, es malo para ti.

-Luego de todo lo que sucedió, no puedo estar tranquilo, no quiero perder a nadie más.

-Lo entiendo, pero hay cosas que están fuera de tu alcance, se que tu padre ya no te trata como un niño, pero lo eres, debes soltar tu arma por algún momento y hacer algo que te guste.

-¿Cómo?-preguntó y me miró.

-No lo se, tan solo piensa en lo que aún tienes, yo sé es difícil y creo que soy la menos adecuada para decirte esto, pero la vida continua, por más difícil que sea. El dolor de perder a alguien siempre estará pero debemos aprender a vivir con ello.

Glenn entra en la habitación lo que provoca que ambos dejáramos de hablar.

-:¿Todo va bien?-preguntó y asentí. Mike se levantó, me regaló una sonrisa y se retiró de la habitación.
-¿Por qué pintaban?
-¿Tú también me lo preguntarás?- dije y le sonreí.
-He estado pensando en ti todo el día-dijo acercándose a mi.
-¿Si?- dije haciéndome la interesante.
Asintió y sus labios se encontraron con los míos. Corrió un mechón de pelo que tapaba mis ojos y continuó besándome. Provocó que terminara acostada en la cama con él sobre mi. Sabía a dónde conducía todo el asunto pero la verdad era que no me sentía preparada ni era el momento adecuado. Así que sonreí y lo besé.
-Estoy pintando-dije y sonrío, él sabía en realidad a que me refería. Me respetaba y eso me enamoraba aún más.

Sil
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