Capítulo 44: Día 308

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Hay veces que sentía ganas de llorar sin ni siquiera saber el motivo. He notado que cada vez lloraba menos, tal vez porque no había tiempo para hacerlo, porque me había vuelto más dura o porque simplemente las cosas ya no me afectaban como antes. Me preguntaba en qué me había convertido, en qué se había convertido el mundo y la población. Las cosas se volvieron tan irreales que a veces sentía que me encontraba dentro de una pesadilla que terminaría pronto. Rogaba que mi madre me despertara, rogaba sentir el aroma a café en toda la casa, rogaba poder sentir la novela de la abuela en la televisión, rogaba volver a ser la Maggie de hace unos meses atrás. 

Era imposible acostumbrarse a perder a gente amada, aún menos verlos morir delante de tus ojos, ver como otros le arrebatan la vida y no poder hacer nada para detenerlos. Estaba cansada de las despedidas, de las noches preguntándome cuanto tiempo más duraría todo, de las lágrimas en mi rostro, estaba cansada de vivir sin razón. Sentía que ya no había nada por lo que luchar, ni siquiera sentía las fuerzas que tenía hacía un tiempo atrás. Supuse, en un momento que ver morir a tantas personas era lo que me quitaba las ganas de vivir, ya que probablemente creía que terminaría como uno de ellos. Estaba negada a morir a manos de otros, no quería terminar con mi vida así, pero acaso ¿que era lo que estaba esperando? no podía siquiera pensar en un futuro ¿que clase de vida podía llevarse a cabo en un mundo como ese? Quería dejar de sobrevivir por un rato, quería concentrarme en vivir, únicamente, dejar de pensar cada minuto que algo podría terminar con mi vida, una bala, un caminante, una enfermedad o una persona. Mis defensas estaban por el piso, mi autoestima también y aunque quisiera inventar y excusarme con esperanzas se me hacía imposible. 

El cuerpo de Kyla estaba a mi lado, al igual que el de los dos caminantes muertos. Glenn seguía abrazándome esperando, probablemente igual que yo, que todo por fin terminara. Se podían sentir disparos en las afueras del salón, Richard se encontraba junto a la pared, derrotado. Me puse de pie y Glenn hizo lo mismo, justo en ese momento apareció Mark en la puerta.

-Ya acabó-dijo y colocó su arma en el cinturón.

-¿A que te refieres?-preguntó Richard levantando la cabeza.

-El lugar es nuestro, debemos decidir que haremos con él-dijo Rita apareciendo en la sala y refiriéndose a Nathan que seguía inconsciente en el suelo.

-Lo encerraremos en la celda-pronunció Richard.

-No somos como ellos-dijo Glenn.

-Si, lo somos, acabamos de matar a todos lo que estaban aquí, somos como ellos o peores-exclamó Richard furioso y poniéndose de pie.

-Está bien, cálmate-dijo Mark.

-¿Que me calme? acabo de ver morir a alguien al cual amaba por culpa de tu hijo, de tu estúpido hijo-dijo Richard e inmediatamente recibió un golpe de Mark en el rostro.

-¡Oigan! ya basta ¡no es momento!-exclamó Rita mientras Glenn y yo nos interponíamos entre Mark y Richard para evitar otro golpe. Mark se retiró de la sala y Richard furioso se acercó al cuerpo de Nathan, no hubo tiempo para detenerlo, clavó el cuchillo en su cabeza provocándole la muerte, luego abrió la celda, sacó el cuerpo de Kyla e introdujo el de Nathan, cerró la puerta con llave y volvió a sentarse contra la pared. Glenn y yo observamos la situación desde un extremo de la habitación, no había nada que decir, nada por hacer, así que nos retiramos de la sala dejándolo a él solo con sus pensamientos. 

Salimos de la sala, bajamos la escalera y recorrimos el lugar, ambos con un arma por si acaso, no encontramos ningún peligro así que nos dirigimos hacia donde se encontraba Rita.

-No eran demasiados, como mucho doce-dijo Rita.

-Solían ser más, me preocupa que hayan más afuera, podrían volver en cualquier momento-dijo Sofía uniéndose a la conversación.

-Tienen paneles solares colocados en el techo, el sistema de seguridad es bastante fuerte, no pasará nadie sin que no lo notemos, nos quedaremos aquí-dijo Mark.

-¿Sabemos activarlo?-pregunté refiriéndome al sistema de seguridad.

-Enviaré a Richard y Simon a estudiar el sistema, ustedes pueden ir en busca de comida, el lugar es grande, estén atentos ya que podría haber alguien escondido-pronunció Mark y Glenn y yo asentimos.

-¿Que harás... que harás con los cuerpos?-preguntó Glenn.

-Los sacaremos por aquella puerta-dijo Mark señalando una de las puertas de chapa que se encontraban allí-lo haremos antes de que amanezca. Mike! ve a buscar a Tom y a Dean, comiencen a sacar los cuerpos ahora-exclamó Mark llamando la atención de su hijo el cual aún llevaba lágrimas en el rostro.

-Vamos por la comida-me dijo Glenn y nos adentramos en uno de los tantos pasillos del lugar.

-¿Por qué no me lo dijiste?-le pregunté sin mirarlo, refiriéndome a lo que había hecho Mike.

-No era de mi incumbencia, Maggie-dijo mientras seguíamos caminando y observando a nuestro alrededor.

-Uno de nosotros murió por eso hoy, Glenn. Podrías haber sido tu, podría haber sido yo-le contesté.

-Mark estaba tratando de proteger a su hijo, luego de todo lo que ocurrió no quería generarle más culpa al niño, así que nos pidió que dejáramos de contarlo. Sofía no lo sabe, Tom y Dean tampoco.

-Glenn, sabes que en este mundo no puedes proteger a nadie-dije.

-Mike es solo un niño, Maggie.

-Mató a dos personas inocentes... estuvo a punto de matarte a ti- hice una pausa y suspiré- Sabes, cuando Nathan lo contó, al principio no creí que eso hubiera sucedido pero como nadie lo negó entendí que era verdad, fue en ese momento que me di cuenta que él podría haberte matado aquel día, él podía haberte disparado.

-Pero no lo hizo-dijo e ingresó a una de las piezas que se encontraban en el pasillo.

-Ya no se como podré mirarlo a los ojos-pronuncié mientras Glenn buscaba entre las cajas que se encontraban allí.

-Lo harás al igual que todos nosotros, todos hemos matado a alguien, Maggie, no actúes como si él hubiese sido el único-dijo mientras salíamos de la habitación ya que no parecía haber nada interesante allí. Me quedé callada pues él tenía razón. Estaba segura que lo que me perturbaba no era el hecho de que hubiese matado a alguien, eso era lo más probable que pasara, sino que era un niño. Me preguntaba que tantas cosas habrían pasado en su cabeza como para llegar a cometer tal hecho, tal vez la idea de que pudieran lastimar a su familia o tal vez solo quiso acabar con todo a su paso.

Llegamos a una puerta con un letrero que decía prohibido el paso, ambos nos miramos y Glenn la abrió sin ni siquiera dudarlo. Encendí la luz y lo que allí había realmente llamó mucho nuestra atención. Era una clase de laboratorio. Papeles, impresiones y fotografías colgaban de las paredes, muchas de ellas eran publicaciones de periódicos y fotos de cuerpos humanos. También había gráficas y muestras de sangre apoyadas en un escritorio de metal. Me acerqué a un libro que había apoyado en uno de los escritorios, lo tomé y leí el último párrafo escrito.

"Día 308: no hay cura, está en nosotros, el virus vive en nuestros cuerpos. No hay medicamento, no hay solución, nada más queda vivir con ello"


Sil

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CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora