Capítulo 59: El llamado

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Me desperté con una sensación extraña. Abrí los ojos y confirmé que aún era de noche. El reloj marcaba las tres y cuarenta y cinco minutos de la mañana. Pasé mi mano derecha por mi cabello y me quedé pensativa. Tras mantenerme quieta por algunos minutos noté que la cama se estaba moviendo. No entendí lo que sucedía hasta que prendí la luz. Glenn se encontraba cubierto en sudor y temblaba constantemente lo que provocaba que la cama se moviera. Toqué su frente y ésta hervía, no había duda de que estaba volando en fiebre. Corrí rápidamente hasta la caja de medicamentos y traté de hallar un ibuprofeno o algo que calmara su situación. Estaba preocupada por él, con el frío que hacía tenía miedo de que comenzara a convulsionar. Ante el pánico llamé a la puerta de la habitación de Rita y ella al ver mi desesperación me ayudó a buscar el antibiótico. Enderecé a Glenn en la cama y como pude lo desperté para hacerle tomar la pastilla. Rita se quedó a su lado mientras me encargaba de humedecer paños para colocárselos en la cabeza. Debíamos bajarle la fiebre de manera urgente. Estaba claro que su estado era signo de que la herida estaba infectándose, lo que realmente logró alarmarme, no quería, bajo ninguna circunstancia que eso sucediera. Dentro del refugio nadie sabía profundamente sobre medicina así que todo lo manejábamos a suerte y azar y eso era lo que me espantaba. El reloj marcó las cuarto y cuarto de la mañana y para ese momento Glenn había dejado de temblar, si bien la fiebre aún era alta me sentía más aliviada ya que su cuerpo parecía estar normalizándose. Al ver que la situación se encontraba bajo control le dije a Rita que fuera tranquila a descansar que yo me quedaría despierta. Me recosté a su lado nuevamente y tomé su mano aunque él se encontraba profundamente dormido. Tras algunos minutos me levanté a remojar otra vez el paño. Me pareció lógico llevar un balde con agua hasta la habitación para no estar caminando toda la noche al rededor del refugio. Mis ojos pesados amenazaban con cerrarse y de verás que no quería dormirme. Seguía preocupada por Glenn y quería estar allí presente por si él despertaba. Glenn se movió hacia la derecha y noté que la venda que llevaba en el hombro estaba cubierta de sangre. Debía cambiársela enseguida para que la herida no se infectara más de lo que ya estaba. 

-Glenn-pronuncié tratando de despertarlo. Necesitaba que se diera vuelta y estuviera consciente de lo que iba a hacer. Se movió lentamente pero no parecía poder despegarse de su sueño. Volví a exclamar su nombre y finalmente abrió los ojos- Necesito que te des vuelta, tengo que cambiarte la venda, estás perdiendo sangre otra vez-dije algo desesperada pero tratando de controlarme para no ponerlo nervioso. Mientras él se daba la vuelta tomándose su tiempo ya que su dolor parecía ser agudo corrí otra vez al laboratorio en busca de vendaje o algo que sirviera como tal. Por suerte en la caja de primeros auxilios había un rollo entero y sin abrir. Ya en el cuarto me senté en la cama y comencé a quitarle la faja. Francamente la herida se veía muy mal. La zona se encontraba enrojecida e hinchada. Limpié la zona con gasa y sin más vueltas tiré la venda manchada y le coloqué la nueva-Glenn, debes mantenerte boca abajo para que no pierdas más sangre-le exclamé y asintió débilmente. La herida estaba en la zona de atrás del hombro, más ciertamente en la espalda, lo que le dificultaba dormir con la misma apoyada en el colchón. Le aparté algunos mechones de cabello que tapaban su rostro y le hice unas pequeñas caricias en la cabeza mientras observaba cómo el sueño lo abatía otra vez. La fiebre seguramente le estaba haciendo soñar cosas confusas y hasta probablemente delirar. 

Las agujas del reloj marcaron las seis de la mañana, fue allí cuando noté que me había quedado dormida por un rato. Miré a mi derecha y estudié el estado de Glenn. Había dejado de transpirar y se lo veía con la respiración normalizada. Toqué su frente la cual ahora se encontraba mucho más fría y finalmente mis nervios cesaron de una buena vez. Me acomodé en la cama ya que mi espalda estaba comenzando a doler y me dispuse a dormir un poco más pues me encontraba muy cansada. No tuve problema en sumergirme en un sueño profundo. 

Un ruido me despertó y enseguida enfoqué mis ojos en el reloj. Nueve de la mañana. Se sentía movimiento más allá de la habitación así que supuse que el resto ya se había levantado. La tarde anterior había sido difícil y muchas cosas se habían roto, además de que hubiera sangre por doquier. Luego de una noche bastante estresante y cansadora me senté en la cama y me refregué los ojos que se encontraban hinchados. Me recogí el cabello y suspiré profundo. El embarazo estaba comenzando a traer los efectos secundarios como los mareos y las nauseas. Había momentos en los que necesitaba sostenerme de algo ya que sentía que estaba a punto de caer. Las nauseas ocurrían de forma esporádica, lo que por suerte no me afectaba demasiado. Comenzaba a sentir el cansancio en mi cuerpo y los típicos dolores de espalda. Sin bien la panza no estaba muy grande podía sentir un peso extra. Aunque a pesar de todos los malos síntomas que podía sentir, enseguida pensaba a que eran debido a que estaba creando una vida y no me importaba sufrir por ello, sabía que era necesario y me ponía feliz. 

Me levanté de la cama, me cambié el buzo que llevaba puesto y caminé unos pasos hasta Glenn. Me arrodillé al lado de su cama para quedar a su altura y acaricié su cabeza para despertarlo de la mejor forma posible. Necesitaba saber como se encontraba. Podía notar a simple vista que ya no tenía fiebre o que por lo menos no era alta, su aspecto había cambiado para bien y eso me dejaba más tranquila. Abrió los ojos lentamente y los enfocó en mi rostro.

-Buen día-le dije y enseguida me acerqué para besarle la frente. Me regaló una sonrisa pero parecía no tener fuerzas para hablar- Has pasado una mala noche ¿como te sientes ahora?-continué.

-Estoy bien. Solo un poco cansado-dijo tratando de moverse ya que la postura de estar boca abajo parecía haberle producido calambres en todo el cuerpo.

-La herida dejó de sangrar, te hizo bien cambiar de postura-dije.

-¿No has dormido nada verdad?-preguntó.

-Si, dormí, no te preocupes por mi-dije acariciando su rostro-Iré a traerte un vaso con agua, con todo lo que transpiraste anoche debes estar deshidratado-pronuncié.

Glenn se incorporó un poco en la cama para tomar agua y aproveché para darle otra de las píldoras que Rita me había ayudado a encontrar.

-Vas a estar bien-le dije.

-Maggie...quiero hablar contigo-dijo aunque le costaba bastante hablar.

-¿Que suced...?

-Maggie, debes venir a la puerta de inmediato-me interrumpió Jessica entrando a la habitación. Miré a Glenn y le hice una seña de que esperara. Jessica no tenía buen aspecto y fuera lo que fuera no parecía ser una buena noticia. Dejé a Glenn recostado en la cama y seguí a Jessica hasta la puerta principal. Allí Mark sostenía un arma apuntándole a algo que se encontraba más allá pero que aún no visualizaba completamente. Al llegar a la puerta comprendí. Una mujer se encontraba allí, indefensa y deteriorada. La tierra cubría su cuerpo y la sangre estaba dispersa por toda su ropa. 

-Preguntó por ti-dijo Jessica y me quedé observando a la mujer. No había dudas.


Sil

¿Quien será la mujer? Espero que les haya gustado el capítulo! Para todos los que comentaron en el anterior les digo que no desesperen jajaja. Cuando termine de escribir la novela voy a aclarar todo y a dejar un concurso para que participen, pero no se adelanten (yo tampoco lo voy a hacer) porque todavía faltan cosas y muy importantes!! Besos, los quiero♥

CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora