Capítulo 55: Evolución

297 27 19
                                    

La noticia se fue propagando y finalmente ya todos estaban enterados, podía decirse que se encontraban felices aunque la preocupación por lo que podría suceder igualmente se notaba en sus rostros. Vivíamos en un mundo apocalíptico y pensar en la vida a veces costaba bastante. La muerte nos rodeaba constantemente y lamentablemente algunos días nos despertábamos pensando que ese podía ser nuestro último día en la tierra. Las semanas comenzaron a pasar rápidamente, por suerte los dolores en el estómago no habían vuelto a ser intensos, de a momentos sentía una leve molestia pero nada que me impidiera seguir con mis actividades. Glenn se había vuelto más protector conmigo, aún más de lo que ya era y a veces no me permitía salir a hacer los trabajos en el exterior, lo que de verdad lograba molestarme mucho ya que me sentía apta para realizarlos y ademas no quería volverme inútil y débil. Mi panza estaba comenzando a crecer y no podía negar que me pasaba varios minutos observándome en el espejo que se encontraba en el baño. Todo lo que estaba ocurriendo me resultaba muy mágico y especial, sentía que mis emociones estaban a flote y que de repente había dejado de pensar en todo lo malo que podía llegar a pasar. El invierno definitivamente había comenzado y nosotros solo rezábamos para que no nevara. Si bien no era muy frecuente en Atlanta, podía suceder y de ser así se nos dificultaría la entrada y salida al refugio refugio. No contábamos con un calendario aunque de todas formas tampoco sabíamos en que día nos encontrábamos, así que al ver que todo iba bien decidimos hacer una cena de navidad. Era gracioso pensar que ante tantos problemas en el exterior fuéramos a festejar como si todo siguiese siendo como antes. Pero la palabra festejar no era la adecuada, más bien era hacer algo distinto, divertirnos un poco y salir de la rutina que ya estaba comenzando a agobiarnos. Sabíamos que iba a ser diferente pero por eso queríamos hacerlo.

La huerta que habían construido Sofía y Jessica se encontraba en perfectas condiciones y ya había dado sus frutos, por lo que podíamos varias las comidas más a menudo. Las arvejas habían comenzado a cansarme pero de todas formar tampoco quedaban demasiadas latas. Nos habíamos descansado por algún momento y comido más de lo debido así que la comida iba a empezar a escasear en cualquier momento y eso implicaba salir en busca de más provisiones.

La lluvia golpeaba contra la ventana de la habitación de Rita, últimamente me pasaba mucho rato con ella hablando de la vida o simplemente sobre cosas de mujeres. A veces se nos unía Jessica pero la realidad era que ella pasaba más tiempo con Dean, lo que me parecía muy bien. Rita tejía mientras yo terminaba de leer otra de las espantosas novelas dramáticas y violentas que se encontraban allí. Era nuestra única forma de pasar el rato, tejiendo, hablando, leyendo o reparando cosas. Por suerte no habíamos presenciado ninguna otra horda de caminantes, aunque sabíamos que era inevitable y que tarde o temprano volvería a suceder. Igualmente nos encontrábamos con uno de esos monstruos todo los días al cruzar la puerta del refugio. Vagaban en el bosque y ya comenzaban a estar más deteriorados. Algunos habían perdido completamente la piel y hasta parecían esqueletos andantes, era bastante terrífico observarlos pero nuestra única solución era acostumbrarnos a ellos. 

Simon se había encargado de llevar una de las mesas de la cocina al salón. Junto con Jessica y Rita dividimos y contamos las latas y cajas de comida que aún quedaban almacenadas para no comer más de lo necesario, íbamos a divertirnos pero eso no significaba gastar las provisiones por gusto. Glenn, en una de las expediciones, había conseguido un reproductor de música a batería por lo que tendríamos algo más para pasar el rato. Sofía juntó tomates de la huerta junto a otras verduras y realizó una ensalada bastante parecida a la que solía hacer mi abuela. Me alegraba encontrarme con ellos. Me alegraba saber que había encontrado una buena familia y de veras deseaba que todas las personas que se encontraran afuera tuvieran la misma oportunidad que yo. Mientras algunos terminaban de arreglar la mesa me quedé sentada en el banco que Glenn me había instalado en la azotea ya que comprobó que de verdad me gustaba estar allí arriba y según sus palabras -una mujer embarazada no puede estar sentada en el suelo- así que subió uno de los bancos y lo colocó frente al paisaje del bosque. Hacía muchísimo frío pero el sol no había bajado por completo y de todas formas llevaba una campera puesta. Mientras sentía el ruido del viento chocar con las pequeñas ramas de los árboles pensaba en lo que sería mi vida si aún siguiese en mi apartamento. Estaría sola, probablemente más aterrada que el principio o tal vez ni siquiera siguiera con vida. En ese instante miré hacia abajo y noté la pequeña elevación que producía mi panza en la campera y me emocioné de estar allí, de poder ver lo que estaba viendo. Me emocioné de solo pensar en todo lo que había evolucionado,en como me había desarrollado en un mundo tan horrible. Agradecí por tener la posibilidad de ser madre, de crear una nueva vida, de poder tener algo tan mágico dentro de mi y de poder compartirlo con la persona que más amaba en el mundo. Suspiré y decidí entrar antes de que tanto frío me provocara una gripe. Cerré la puerta de la azotea y bajé las escaleras. Ni bien llegué al salón la mesa estaba repleta de comida lo que me llevó a pensar de donde habíamos sacado todo eso. La realidad era que la mayoría de los alimentos provenían de la huerta por lo que no significaba problema alguno.

Si bien aún era temprano algunos ya se encontraban sentados esperando para cenar. Claramente yo había optado por vestir mi buzo de color rojo con el reno impreso en la parte frontal, el que ya estaba comenzando a amar de lo abrigado que era. Caminé hasta el baño para lavarme las manos. Ingresé y allí se encontraba Glenn haciendo algunos movimientos extraños con sus manos en el cabello.

-¿Que haces?-dije y reí.

-Creo que debería cortarme el cabello-dijo algo dudoso mirándose al espejo.

-Ni se te ocurra-dije seriamente. De veras que amaba su pelo, mucho más cuando se encontraba despeinado.

-Bueno, señorita, no se enoje-dijo y sonrió. Abrí la canilla y me lavé las manos mientras él seguía luchando con algunos mechones de pelo rebeldes. Estaba dispuesta a retirarme del baño pero Glenn me tomó del brazo atrayéndome hacia él- No supondrás que te irás sin darme un beso...-me dijo con su mirada traviesa.

-No lo supuse, me estaba yendo-reí. Él se acercó a mi pero sin besarme, enfocó sus ojos en los míos y finalmente rompimos el espacio que nos separaba. Sonreí-ya deja de peinarte y vayamos a la sala- continué. Me dio un beso rápido y nos dirigimos hacía donde se encontraban los demás. 

Glenn encendió el reproductor de música y colocó una tarjeta de memoria que solo llevaba dos canciones, así que seguramente nos las memorizaríamos rápidamente. Hacía mucho tiempo que no escuchaba música y aunque las canciones no fueran las más motivadoras se sentía muy ameno. Si bien estábamos todo el día juntos nunca nos sentábamos al mismo tiempo en un lugar a hablar de la vida o de lo que solíamos ser. Había algunos de ellos, como por ejemplo Simon y Dean, con los que nunca había intercambiado mucho diálogo y ese día pudimos hacerlo. Nos pasamos el rato comiendo y divirtiéndonos dentro de lo que podíamos. Richard había conseguido un juego de cartas en unas las mesas de luz de su habitación lo que logró distraernos en los momentos donde ya no había nada que decir. Terminamos cerca de las tres de la mañana cuando finalmente nos fuimos a la cama. Mis ojos se cerraban de sueño y lo único que quería era abrazar a Glenn bajo las frazadas. La habíamos pasado muy bien, se sentía agradable olvidarse de la rutina por un rato. 

-¿Te acostarás así?-me preguntó Glenn al ver que ni siquiera me había quitado el buzo rojo.

-Si-dije y le sonreí. La verdad era que tenía mucho frío y no pensaba sacarme la ropa. Apagó la luz y se acostó a mi lado.

-Feliz navidad-me dijo al oído.

-Te amo- pronuncié y lo bese. Él colocó su mano en mi panza y quedamos completamente dormidos.


Sil

Perdón que ayer no subí, volví tarde y no tuve tiempo! Espero que les guste, comenten si así fue! Besos, los quiero ♥




CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora