Capítulo 69: Letal

406 22 9
                                    

Rita se encontraba a mi lado en la habitación y parecía ser que esa sería la noche más larga de toda mi vida. Había pasado un día desde que Glenn me había contado lo que verdaderamente había sucedido en Bremen. Hacía un día que no le dirigía la palabra y sinceramente no entendía por qué. Sabía que me arrepentiría tarde o temprano de no estar abrazándolo cuando podía, de no estar besando sus labios y transmitiéndole que tanto lo amaba. Pero su confesión parecía haber roto todo dentro de mi. Las palabras habían dejado de salir y mi vida se había desplomado totalmente. Lo tenía frente a mis ojos, su fiebre había comenzado pero él seguía allí y lo que más me dolía era saber que en algún momento esa enfermedad lo apagaría por completo. Me destrozaba saber que no había manera de detener el virus, que no había manera de mantenerlo junto a mi toda la vida. La mordida letal estaba en su espalda sentenciándolo a muerte. 

-Deberías ir-dijo Rita quebrantando el silencio-Me quedaré con Mía- No dije nada, solamente doblaba un pequeño papel con mis manos y me mantenía alejada de todo lo que sentía- Maggie-exclamó al ver que no obtenía respuestas de mi parte-Él te necesita-continuó.

-Yo lo necesito a él, lo necesito aquí conmigo-dije mientras las lágrimas comenzaban a salir dejando de lado mi estado inmóvil y mi apatía.

-Maggie-dijo tiernamente y tratando de consolarme-Te entiendo, créeme que realmente lo hago-dijo colocando una de sus manos en mi espalda.

-Pensé que con Mía todo iba a ser diferente ¿sabes? Creí que nos mudaríamos a Bremen y que finalmente podríamos llevar una vida feliz. Estaba segura de que eso sucedería y me lo arrebataron de las manos. No se como podré seguir...-dije negando con la cabeza mientras las lágrimas caían sobre el acolchado floreado de la cama.

-Podrás, eres fuerte, podrás lidiar con esto como lo has hecho con todo lo demás.

-No, Rita-exclamé-Esto es diferente para mi. No se compara con nada de lo que me ha sucedido antes. Es Glenn. Glenn ha sido mi razón de existir desde que salí de mi casa en la ciudad, él a sido todo para mi y ahora esta muriendo y no puedo ni siquiera verlo a la cara-hice una pausa para respirar profundo-Cuando lo veo no solo lo veo a él, veo todo lo que estoy perdiendo, veo a la persona que más amo sufriendo, veo como me lo sacan de las manos y ni siquiera puedo ayudarlo.

-Si que puedes-dijo asintiendo y tratando de que levantara mi rostro-Puedes ir y quedarte a su lado. Puedes decirle todo lo que me estas diciendo ahora. Las personas se van todos los días, Maggie, pero el amor no termina allí. Debes ir y quedarte con él-pronunció y no había duda de que estaba de acuerdo con ella. Siempre lo estuve. No hubo un momento donde no quisiera ir a la habitación donde se encontraba. Solamente tenía miedo. No sabía como manejar la situación y eso me espantaba. 

Ya todos estaban durmiendo y probablemente Rita y yo eramos las únicas despiertas allí. Glenn había decidido mudarse a otra de las habitaciones por precaución, principalmente por Mía. Tomé el coraje que me faltaba y me retiré de mi habitación. Era tarde y habían altas probabilidades de que él estuviese dormido, la fiebre recién había comenzado y todavía no le imposibilitaba descansar. 

Giré el pestillo de la puerta lentamente para no causar demasiado ruido. Ingresé a la habitación a oscuras y sin ver demasiado me acosté junto a él. Se acomodó en la cama aún sin entender y prendió la luz de la mesa de noche. 

-Maggie-exclamó en silencio-¿Que haces aquí?-continuó preguntando algo confundido. 

-Solo abrázame-dije con mis ojos repletos en llanto. Solo quería sentir su piel contra la mía. Era lo único que necesitaba. Sentirlo allí. Él entendió y se acostó para rodearme con sus brazos.

-Todo estará bien-dijo y lo miré a los ojos. Estaba algo traspirado así que supuse que la fiebre estaba comenzando a aumentar, lo que me destrozaba cada segundo.

-Ya deja de decir eso-dije negando-Nada estará bien si tu no estas conmigo-continué colocando una de mis manos en su mejilla. Él la tomó y me dio un sentido beso.

-Quiero que luches, Maggie-dijo con lágrimas en los ojos-Necesito irme sabiendo que podrás lograrlo-sus palabras me trasladaron a las que me había pronunciado Jack. No era posible que la historia estuviera repitiéndose. 

-No podré-dije negando.

-Si, tu puedes. Eres fuerte. Mira en lo que te has convertido-sonrió. Estoy orgulloso de ti, de todo lo que has logrado y tu lo sabes. Sabes que te amo. Sabes que amo verte con Mía en los brazos, que amo tu aroma especial, amo tu rostro, tu cuerpo, amo...

-Ya para-dije interrumpiéndolo porque sus palabras se convertían en un puñal en mi pecho. Me destrozaba saber que ya no escucharía más su voz, que no escucharía más sus palabras. Me estaba dejando llevar por un mar de lágrimas que parecían no querer acabar jamás.

-No, no lo haré-dijo seguro y tratando de sentarse en la cama- Quiero que sepas que te amo como nunca lo hice antes. Maggie, quiero que entiendas que no solo debes luchar por mi o por ti, debes hacerlo por Mía. Veo todo de ti en ella y se que será valiente como lo eres tu. Necesita de ti como nunca y se que eres la madre más maravillosa porque me lo has demostrado desde el primer momento.

-¿Como podré hacerlo sin ti?-dije entre sollozos.

-En todo este tiempo han pasado cosas horribles, Maggie. Aún más que eso, cosas que me han destrozado por completo- hizo una pausa- He querido irme muchas veces y no puedo negartelo pero si estoy aquí hoy es solamente por ti. Porque dentro de los millones de problemas que hubieron tu seguías junto a mi. Quería estar vivo por ti, porque nunca sentí algo más puro en toda mi vida-dijo y tomó mi mano-Te amo con locura, Maggie. Amo lo que hemos construido en nuestro pequeño tiempo juntos. Amo a nuestra hija con todo lo que soy y quiero que ella vea en ti todo lo que yo veo hoy. Ella estará orgullosa de su madre, de todo lo que has conseguido y te lo hará saber, estoy seguro-dijo con lágrimas en el rostro. Le quité algunas con mi dedo pulgar y luego besé sus labios, fríos como siempre. Miré sus ojos color miel y tristemente en ese momento entendí que se estaba yendo.

-Te amo-le dije ahogada en tristeza. Volví a abrazarlo y tomé su brazo para que me rodeara con él nuevamente. Me quedé contemplando su rostro y su cabello negro despeinado, aquel que me volvía loca. Reviví en mi cabeza los mil momentos que habíamos sabido construir juntos. Podía sentirlos como una película en mi cabeza que deseaba que no tuviera final. Recordaba el momento que había aparecido en la calle de mi casa. Como habíamos encontrado a Mía. Recordaba nuestras idas y vueltas, nuestros enojos y nuestras risas. Recordaba su risa. La melodía para mis oídos. Recordaba su mano tomada con la mía y mi cabeza en su pecho. Allí donde podía sentir el latido de su corazón. Sus manos en mi cabello y sus infinitos besos. Recordaba todo lo que fui antes y después de él. Recordé que sin él yo no sería nada.

Sentía su respiración en mi rostro y como él me atraía hacía él. Quería quitarle el sufrimiento que sentía, porque después de todo él también estaba dejando lo que amaba. 

-Todo estará bien-dije y le sonreí. Aquellas palabras que solía decirme siempre. Lo besé tiernamente y me quedé a su lado, lo que había soñado hacer toda mi vida. 

-Te amo-dijo y cerré mis ojos fuertemente tratando de apagar el dolor inmenso que había en mi, pues sabía que nunca más escucharía esas dos palabras salir de su boca. Sabía que ese te amo sería probablemente el último y el que recordaría toda mi vida.


Sil

En minutos subo el próximo y último capítulo!












CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora