En las primeras horas de la mañana siguiente Mark, Rita y Richard partieron hacia Bremen. El acuerdo había quedado establecido y ahora pasábamos a ser una parte más de su comunidad aunque a Mark no le gustase verlo de esa manera. Recién nos estábamos poniendo al tanto de cómo iban a suceder las cosas de allí en más pero de todas formas se sentía motivador poder por fin tener un contacto cordial con otras personas. Regresaron al cabo de unas horas y cargando algunas bolsas de alimento.
-Pedimos un adelanto-sonrió Rita y todos hicimos lo mismo.
Estaba hecho. Bremen había aceptado brindarnos alimentos a cambio de clases de defensa, o al menos de esa forma le llamaban ellos. Los habitantes de Bremen se resumían en gente mayor, familias y hasta niños, lo que hacía que muchos de ellos no tuvieran demasiadas ideas de como enfrentarse a las bestias una vez que las tenían cerca. Iríamos dos veces a la semana en grupos de cuatro personas. Les enseñaríamos a disparar y explicarles cuales eran las principales reglas que debían seguir. Pensaba en cuando Glenn me había enseñado todo eso, pensaba en que en un momento yo había sido como ellos, indefensos ante ese mundo cruel.
Me senté en el banco de la azotea a mirar otra vez el inmenso mundo que tenía delante mis ojos, aquel que toda mi vida soñé recorrer. No había duda de que uno de mis grandes sueños era visitar muchos países, descubrir diferentes culturas y formas de vida. En ese momento mirando todo pero a la vez nada me sentí triste de no poder hacerlo, de no poder concretarlo.
Glenn se asomó por la puerta apartándome de mis tantos recuerdos y pensamientos. Se sentó a mi lado y sonrió mientras colocaba una de sus manos en mi panza. Los movimientos del bebé habían comenzando a sentirse y Glenn podía pasarse horas con su mano allí. Sentía la gran conexión que existía entre los dos sin ni siquiera conocerse. Estaba claro que no sabíamos si era una niña o un niño por lo que al hablarle lo hacíamos sin llamarle por el nombre. Habíamos decidido que lo elegiríamos al ver su rostro por primera vez y de verdad que estaba deseando que llegara el día. Quería tenerlo en mis brazos, sentirlo junto a mí, trasmitirle más amor del que ya le estaba brindando. Quería ver sus ojos y sentir su respiración. Quería crear una vida perfecta para él o ella, dispuesta a dar mi vida por su bienestar.
Glenn deslizó su mano y la apoyó en mi pierna derecha. Lo miré y enseguida noté que estaba tratando de decirme algo. Su rostro quería hablarme y sus expresiones ya eran todas conocidas por mí y hasta podía adivinar cómo se sentía con solo mirarlo a los ojos.
-¿Qué?-pregunté sonriendo. Él levantó las cejas en forma de sorpresa como si mi pregunta no tuviera respuesta alguna -Te conozco ¿qué sucede?-Suspiró y en ese instante se levantó pasando su mano por su cabello, señal de que se encontraba nervioso. Se quedó de espaldas a mi, probablemente tratando de encontrar las palabras adecuadas para comenzar a hablar. Me puse de pie y me acerqué a él. Sonriente me tomó la mano y me hizo una pequeña caricia.
-He querido decirte esto desde hace ya unos días...-dijo.
-¿Sucedió algo?-interrumpí preocupada.
-No-exclamó negando con la cabeza-Déjame hablar-pronunció mirándome a los ojos-Se que esto puede parecerte una tontería y estoy seguro de que lo es. Tal vez ni siquiera importe ya-hizo una pausa y respiró profundo-Pero, Maggie. Cada vez que te miro siento algo tan inmenso dentro de mí que no puedo explicártelo con palabras. Algo que nunca antes en mi vida había sentido-pronunció tiernamente ablandando mi corazón- Te miro a ti, con nuestro hijo dentro de tu panza, siento sus movimientos y sé que a pesar de todo lo malo que sucede algo estamos haciendo bien-hizo otra pausa y sonreí-Quiero que seas mi mujer, Maggs. Quiero casarme contigo aunque el mundo se este cayendo a pedazos. Quiero despertarme con tu sonrisa cada día-dijo finalmente mientras podía sentir mi corazón acelerarse cada vez más.
-No es ninguna tontería-dije rodeando con mis brazos por el cuello-Claro que quiero casarme contigo. Quiero estar junto a ti todo lo que queda de nuestras vidas. Y si, quiero ser tu mujer-dije y lo besé mientras él me abrazaba por la cintura.
-Lo siento, pero no pude conseguir un anillo-dijo y rió.
-Solo te necesito a ti- pronuncié y me besó nuevamente.
Si de algo estaba orgullosa era de tener una persona como Glenn a mi lado. Un hombre maduro, compañero, cariñoso y dispuesto a darlo todo por su familia. Estaba cada día más enamorada de él. De sus ojos color miel, de su cabello despeinado, de su sonrisa y de sus abrazos que parecían trasladarme a otra dimensión. Nunca imaginé casarme en un refugio, en una azotea, en un mundo catastrófico y menos en uno repleto de muertos vivientes, pero en ese momento nada podía ser mejor. Sentía que lo tenía todo en un mundo donde esa palabra parecía no existir. En un mundo donde nunca creí poder enamorarme y vaya ironía pues tenía al amor de mi vida frente a mis ojos. Aquel amor por el que cambié mi vida, por el que me hice mujer, por el que me hice luchadora. Aquel amor que me hizo madre.Sil
Disculpen la hora! Pero prometí capítulo hoy y aquí está! Espero que les haya gustado, comenten y voten si fue así. Besitos los quiero 💕
ESTÁS LEYENDO
CUANDO LOS MUERTOS VIVEN -The walking dead (Maggie y Glenn)
Hayran KurguMaggie ha quedado sola luego de que el mundo se convirtiera en lo más temible. ¿Como es posible pensar en la vida con la muerte alrededor? Tal vez aparezca alguien que haga surgir en ella la esperanza. Tal vez en un mundo de muertos vivientes aún se...