Capítulo XVII

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     —Debí saber que luego de esa experiencia, las circunstancias nos obligarían a separarnos.

     — ¿Por qué? ¿Qué fue lo que pasó?

     —Era un sitio demasiado grande, con ciertos aspectos inexplorados… Y yo me dejé llevar por la paranoia.

 

     Debí saber que luego de esa experiencia, las circunstancias nos obligarían a separarnos.

     Cuando llegamos a la elevación, Devon se aseguró de que yo me encontrara en perfectas condiciones. Seguimos corriendo para alejarnos  lo más posible de la inundación, que permaneció allí durante varios días.

     Al amanecer, nosotros ya nos habíamos alejado lo suficiente de esa zona. Llegamos a un sitio donde el calor era sofocante y nuestros cuerpos comenzaban a bañarse de sudor como si estuviéramos en un ambiente tropical. De pronto nos sentimos muy sedientos. Era necesario encontrar pronto un sitio para descansar y poder hidratarnos.

     Llegamos a un pequeño estanque, donde Bulbasaur saltó para sumergirse bajo el agua.

     Recuerdo que Devon rió a carcajadas al verlo y me dijo entre risas:

     — ¿Estás segura de que es un Pokemon de Tipo Planta?

     Él se sacó la camiseta y entró igualmente en el lago. Y yo, quizá contagiada aún por la adrenalina del acontecimiento anterior, me introduje en el agua sin querer soltar la Pokebola de Oro. El agua era refrescante, revitalizante. Nos hacía sentir tranquilos, descansados, a pesar de que no habíamos dormido nada durante la noche anterior.

     Tras pasar un par de minutos en silencio, Devon decidió hablar.

     — ¿Cómo la encontraste? —me preguntó.

     Yo me encogí de hombros.

     Hubiera querido que mi anécdota fuera más heroica e interesante.

     —Estaba bajo tierra —le respondí—. La encontré mientras intentaba resistirme a la corriente de agua. Estaba oculta debajo del lodo.

     Devon asintió.

     —Tenemos que protegerla —me dijo—. No puedes separarte de ella.

     Fui yo quien asintió entonces, sintiéndome un tanto agradecida de que Devon no quisiera insinuar que la Pokebola sería suya, o de ambos. Pero al mismo tiempo, me sentí un tanto culpable. ¿Por qué debía tener yo esa Pokebola y no él, si Devon era mucho más hábil que yo? Con todo, decidimos ponernos en marcha nuevamente pues no podíamos permanecer en un solo sitio ahora que teníamos en nuestro poder una Pokebola de Oro. Necesitaba cuatro más para poder tener la oportunidad de pasar la prueba con éxito, pero también necesitaba mantenerme alerta para defender lo que tenía en mi poder.

     Mientras caminábamos en busca de un nuevo refugio, la paranoia se apoderó de mí.

     Veía a Devon apartar el follaje para dejar libre nuestro paso, pero no podía evitar imaginar que pronto tomaría una de las lianas para inmovilizarme y tomar la Pokebola que llevaba oculta debajo de mis ropas. No quería desconfiar de él, pero era como si no tuviera otra opción. Éramos un equipo, sí, pero aún así era necesario que él consiguiera sus propias Pokebolas. Y si yo poseía una, ¿qué le impedía robarla para luego escapar? Por un instante pensé incluso que todos nuestros otros compañeros no eran tan peligrosos como lo era mi mejor amigo.

     Él me había ayudado a entrenar, ¿qué le impedía usar mis debilidades en mi contra?

     Hicimos una pausa para comer algo. La mayoría de nuestra comida se había echado a perder gracias al agua, dejándonos sólo un par de frutas y vegetales. Así que nuestro almuerzo consistió en una manzana para cada uno. Él devoró el bocadillo, yo no podía siquiera acercarlo a mi boca. La paranoia aún se apoderaba de mí, era como si un ácido estuviese recorriendo mis venas. Un ácido que comenzaba a corroer el interior de mi cuerpo, que me obligaba a mirar a Devon con el mismo recelo que habría usado si yo lo hubiera detestado durante toda la vida.

     —Sky —dijo él con cautela y se acercó a mí lentamente cuando se dio cuenta de lo que ocurría conmigo—. Sky, deja de mirarme así.

     No fui capaz de responderle.

     —Sky, yo no soy tu enemigo —insistió Devon—. ¿Desde cuándo desconfías así de mí?

     Esa fue la primera vez que supe que Devon Paltrow tenía la habilidad de saber lo que yo estaba pensando con tan sólo mirarme a los ojos. Ese era el tipo de conexión que había entre nosotros, nadie me conocía mejor que él y, por lo tanto, era el único capaz de saber lo que pasaba por mi mente.

     Desearía haberle respondido algo en ese momento, pero no pude.

     —Sky, esa Pokebola es tuya. Yo encontraré otras más para mí.

     Silencio.

     La mirada de Devon era demasiado intensa.

     —Aún quedan demasiados días de nuestra estadía aquí —insistió él y me tomó de la mano para enfatizar sus palabras, yo me liberé de su agarre con violencia—. Sky, no podemos desconfiar entre nosotros. Somos amigos, ¿no es así? Vamos a superar juntos esta prueba, seremos de los mejores que podrán pasar al siguiente curso en el Instituto. ¿Quieres acaso que Número Tres te expulse?

     Algo en sus palabras logró detonar mi enojo. Me levanté de golpe, causando que Bulbasaur me mirara confundido, y respondí.

     — ¿Insinúas entonces que si no estoy contigo, no podré superar esta prueba?

     Devon se levantó igualmente.

     —No he querido decir eso.

     —Sí, has querido hacerlo. Piensas que soy una completa inútil, ¿cierto?

     — ¡Claro que no! ¡Sólo quiero que ambos superemos esto juntos!

     —Pues no te necesito. Puedo hacer esto por mi propia cuenta.

     Tomé mis cosas y miré a Bulbasaur autoritariamente para indicarle que era momento de retirarnos. Echamos a caminar, pero Devon intentó detenerme.

     — ¡Sky, aguarda!

     Evité que me sujetara por el brazo y apreté el paso para salir cuanto antes del lugar.

     — ¡Sky, por allí no! ¡Regresa!

     Pero no quise escucharlo.

     Debí escucharlo…

     —Pero, Devon no quería traicionarte.

     —Lo sé. Pero, ¿cómo lo sabes tú? Ni siquiera lo conocías.

     —Pero basta con escuchar la forma en la que tú hablas de él.

     —Es evidente que ahora sé que todo era a causa de mi propia paranoia.

     —Pero, ¿volviste a reunirte con él?

     —Sí.

     — ¿Cuándo?

     —Una semana después.

     —Bien, se separaron durante poco tiempo.

     —Sí… Pero pasaron muchas cosas durante esos siete días…

Pokemon 0: En La Piel de SkylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora