Capítulo XXIII

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     -La furia de Ninetales era destructiva y nosotras no poseíamos ningún tipo de Pokemon capaz de vencerlo...

     -Apuesto a que en ese momento te sentiste arrepentida por no haber accedido a tomar un Pokemon de Tipo Agua cuando tuviste que elegir a tu Pokemon Inicial.

     -Oh, cierra la boca.

 

     La furia de Ninetales era destructiva y nosotras no poseíamos ningún tipo de Pokemon capaz de vencerlo. Ambas sabíamos que todo estaba controlado por la Elite, pero eso no era suficiente para hacernos pensar que saldríamos con vida de ese enfrentamiento. El fuego se desprendía del cuerpo de Ninetales e incendiaba todo lo que nos rodeaba. El calor era sofocante y nosotras no podíamos escapar pues Ninetales hacía todo lo posible para bloquearnos el paso. Nuestros Pokemon eran inútiles en ese momento, ninguno de ellos podía hacer nada para controlar los ataques tan potentes de nuestro enemigo.

     Una potente llamarada logró derribar un árbol que se desplomó detrás de nosotras, bloqueando el camino y obligándonos a permanecer dentro del campo de batalla. Las llamas danzaban alrededor de nosotras, se movían como si intentaran tocar nuestras pieles sin proponérselo realmente. Nuestros brazos, mejillas y piernas pronto se vieron afectados por las quemaduras de primer grado, el ardor era insoportable.

     - ¡Recuerda lo que dijo Número Tres! -Exclamó Jackie-. Cuando un Pokemon siente que estás invadiendo su territorio, intentará matarte o hacerte salir de ese sitio.

     - ¿Qué hacemos entonces? -le respondí.

     - ¡Corre, ya!

     Intentamos hacerlo, pero no éramos lo suficientemente veloces como para poder escapar de todos los estragos que Ninetales causaba. Él nos siguió, dispuesto a todo.

     Una llamarada golpeó la espalda de Jackie y ella cayó al suelo, chillando desesperada y con la espalda afectada por una fuerte quemadura. Yo caí de espaldas y mi cuerpo entero comenzó a temblar. Jackie intentó levantarse de nuevo, pero sólo consiguió herir mucho más su espalda. Recuerdo que Meowth se acercó a ella en un intento de ayudarla a hacer que el dolor menguara. Nada funcionó, claro. Jackie lloriqueaba, el dolor la estaba matando.

     Algo dentro de mí me dio la fuerza para mirar a Bulbasaur autoritariamente. Él se dio cuenta de lo que yo intentaba comunicarle y asintió con la cabeza. Encaramos juntos a Ninetales, quien se detuvo igualmente y se preparó para embestirnos. El miedo atenazaba con fuerza mi corazón, pero más eran mis deseos por asegurarme de que nada ni nadie siguieran causándole a Jackie ningún daño.

     -Bulbasaur, ataca.

     Mi Pokemon lanzó una ráfaga de hojas afiladas que Ninetales bloqueó mediante un muro de fuego que se disipó para luego convertirlo en una llamarada con la que golpeó a Bulbasaur. Él se recuperó y, enfurecido, contraatacó con sus lianas. Dos de ellas se ataron en las patas delanteras de Ninetales y dos más se enroscaron alrededor del cuello del enemigo. Las lianas presionaron con fuerza, Ninetales se inclinó hacia adelante cuando sintió la falta de oxígeno. Sin embargo, se recuperó y dejó que de su cuerpo emanara una fuerte ola de fuego ardiente que logró quemar los extremos de las lianas de Bulbasaur. Las hojas afiladas aparecieron de nuevo, así como una lluvia de esporas que se introdujeron en el cuerpo de Ninetales. Las esporas hicieron su trabajo, extrajeron la energía de Ninetales y, con eso, las heridas de Bulbasaur sanaron. Yo estaba sorprendida, no tenía idea de que él fuera capaz de hacer semejante cosa tan impresionante.

     Bulbasaur obedecía todas mis órdenes, pronto me di cuenta de que yo poseía ciertas dotes de estratega que nunca antes había visto. Era como si estuviera descubriendo otra faceta de mí misma, una faceta que había estado oculta.

     De repente, Meowth se lanzó sobre Ninetales para atacar a punta de zarpazos. Sus garras consiguieron abrazar unos cuantos cortes bastante graves en la nariz y el morro de Ninetales, la sangre brotaba de las heridas pero él no se detenía a la hora de lanzar sus ataques.

     - ¡Bulbasaur, inmovilízalo!

     Las lianas de Bulbasaur volaron hacia Ninetales. Lo sujetaron con fuerza y Bulbasaur tiró de él para hacerlo caer al suelo. El fuego comenzó a consumir de nuevo las lianas, así que tuve que encargarme de que eso no fuera un obstáculo para nosotros.

     - ¡Resiste, Bulbasaur!

     Al escuchar mi voz, él asintió y aplicó un poco más de fuerza. Las lágrimas emanaban de sus ojos, el ardor de las quemaduras lo hería. Pero se mantuvo firme, sé que lo hizo para demostrarme que era capaz de eso.

     Meowth entonces tiró de mi mano derecha para llamar mi atención. Al mirarlo, me di cuenta de que él estaba señalando frenéticamente hacia algún punto hacia el lado derecho. Miré en esa dirección e inmediatamente detecté el sonido del agua.

     Había una cascada cerca.

     - ¡Bulbasaur, lánzalo en esa dirección! ¡Hazlo con fuerza!

     A pesar de su tamaño tan pequeño, Bulbasaur consiguió levantar a Ninetales del suelo y lo lanzó hacia donde escuchábamos la cascada. La onda de fuego que seguía desprendiéndose de su cuerpo siguió destruyendo todo a su paso. Lo escuchamos caer entonces al agua, Meowth y Bulbasaur echaron a correr para verificar que Ninetales hubiera quedado fuera de combate. Yo me rezagué un poco para ayudar a que Jackie se pusiera en pie.

     -Ve... -musitó ella apretando los dientes, el dolor le impedía pensar-. Aprovecha el momento, captúralo ahora.

     Asentí y eché a correr tras asegurarme de que Jackie había logrado mantener el equilibrio. Corrí a toda velocidad entre el follaje hasta llegar a la cascada, donde Ninetales se arrastraba, con el cuerpo empapado con el agua del lago. El fuego se había apagado ya y él parecía estar al borde de un ataque. No me tenté el corazón a la hora de lanzar una de las Pokebolas que el Alto Mando nos había dado antes de comenzar con la prueba. Ninetales fue capturado y cuando sostuve la Pokebola en mis manos... Sentí ese dolor punzante justo al centro de mi espalda.

     Caí de bruces al suelo y sentí que los mismos malestares que aquél otro dardo me había causado comenzaban a apoderarse de mí. La taquicardia me dejó sin aliento, todo ocurrió demasiado rápido. De repente mi vista se apagó y yo me desplomé en el suelo cubierto de hojas. Lo último que pensé antes de perder la consciencia fue que Jackie era quien me había disparado.

     - ¡Eso no puede ser! ¡Jackie no pudo haber hecho eso!

     - ¿Cómo estás tan segura de eso?

     -Porque ella te quería, incluso en ese momento. Lo sé, es fácil saberlo.

     -Bueno...

     -Tengo razón, ¿no es así?

     -Quizá.

     -Pero, si ella no te disparó el dardo, ¿quién lo hizo?

     - ¿Quién crees tú que haya sido?

Pokemon 0: En La Piel de SkylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora