—El cuerpo de Número Seis fue retirado en ese preciso momento y los miembros restantes del Alto Mando decidieron continuar con las labores tal y como estaba programado...
—Cuánta insensibilidad.
—Lo sé.
—Pero, ¿qué fue lo que pasó con Número Seis?
—A eso voy.
El cuerpo de Número Seis fue retirado en ese preciso momento y los miembros restantes del Alto Mando decidieron continuar con las labores tal y como estaba programado. Nos enviaron a nuestras aulas y nos ordenaron que no saliéramos a los pasillos mientras no se avisara que todo podía volver a la normalidad.
Cuando Devon y yo subíamos las escaleras, nos detuvimos al sentir que alguien tiraba de nuestras manos para llamar nuestra atención. Nos giramos y vimos que Jackie y Max se encontraban detrás de nosotros. Ambos estaban devastados, aterrados. Eso me dio un poco de tranquilidad, a decir verdad. Parecía ser que los hermanos Roosevelt aún conservaban un poco de humanidad.
Y, aún así, no pude evitar preguntarle a Jackie:
— ¿Qué fue lo que pasó?
Como respuesta, los hermanos Roosevelt nos llevaron al sitio que parecía haberse convertido en nuestro cuartel general dentro de las instalaciones del instituto.
Los servicios.
Max se sintió un tanto incómodo al estar entre todos los cubículos que debían ser utilizados únicamente por las chicas. A Devon no le importó ese detalle en lo más mínimo y se limitó a sentarse sobre el borde de los lavamanos. Jackie cerró la puerta a cal y canto y apagó las luces, para asegurarse de que nadie nos descubriría. Acto seguido, pasó una mano por su rostro y nos miró a Devon y a mí con un dejo de culpa que me hizo sentir un gran escalofrío.
—Hay graves problemas —fue lo que nos dijo—. Mi padre estaba furioso con Número Seis. Pasó varios días intentando encontrar una solución un poco menos drástica, pero...
—Déjate de rodeos —le urgí—. Dilo ya. ¿Qué está pasando?
Ella tomó una gran bocanada de aire.
—Número Seis y Número Tres, en secreto, han estado intentando encontrar una manera de que el bebé de Número Tres pueda nacer sin levantar ninguna clase de revuelo en la Elite —nos explicó—. Lo que a Número Seis se le ocurrió fue conseguirle un boleto de avión a Número Tres para trasladarla fuera del país. Un doctor sueco la recibiría durante su último mes de embarazo. Y cuando eso hubiese ocurrido, Número Seis se encargaría de crear una pista falsa. Diría que Número Tres había tenido un accidente automovilístico que la mantendría en cama el tiempo suficiente para que pudiese recuperarse durante su incapacidad por maternidad. Pero mi padre lo descubrió todo y decidió tomar el asunto en sus propias manos.
—Al principio, mi padre sólo pensó en presentarse en el hospital y tomar al bebé de Número Tres —continuó Max—. Nos lo dijo. Y quería que nosotros le ayudáramos a llevar a cabo su plan.
—Yo me negué —lo remplazó Jackie y descubrió su antebrazo izquierdo para mostrarnos una serie de cicatrices que revelaban las quemaduras hechas con un cigarrillo—. Y esto fue lo que obtuve por haberlo hecho. Eso, y ganar un poco de tiempo.
—Mi padre creyó que Jackie lo delataría y decidió cambiar su plan —dijo Max—. A Jackie no puede hacerle ningún daño. Nada irreparable, al menos. —Y recuerdo que cuando él dijo la palabra irreparable, pensé de nuevo en aquella escena donde ese cerdo depravado jadeaba sin control en el oído de Jackie mientras la sangre corría por entre las piernas de mi mejor amiga—. Nos dijo una noche, durante la cena, que no podía culpar a Número Tres pues ella no estaba intentando ocultarle su embarazo. De haber sido así, ella habría huido del país desde un principio.
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Pokemon 0: En La Piel de Skyler
Fiksi Penggemar¿Qué es de la vida sin poder cumplir nuestros propios sueños? ¿Qué podemos hacer cuando se nos obliga a vivir un sueño que quizá nosotros jamás pudimos cumplir? Skyler Crown, una joven Entrenadora que desciende de una de las familias más importan...