— ¿Ocurrió? ¿Qué ocurrió?
—Algo de lo que nunca pudimos reponernos.
— ¿Qué fue?
—Sigue siendo confuso hoy en día, pues todo ocurrió tan rápido que…
—Espera… ¿Él murió?
— ¿Vas a dejarme continuar?
—Lo lamento, sigue.
Sigue siendo confuso hoy en día, pues todo ocurrió tan rápido que nadie tuvo tiempo de procesarlo cuando fue el momento de despedirnos.
El día comenzó como cualquier otro, con los mismos entrenamientos brutales que mi madre me obligaba a cumplir todas las mañanas. Recuerdo bien que aquel día desayunamos emparedados de mantequilla de maní con jalea de fresas, que era la combinación favorita de papá. Salimos, continuamos con los entrenamientos y él se ocupó de la jardinería.
Hay quien dice que cuando estas cosas ocurren, siempre hay algo que te dice que pasará. Una señal, algo que ves en el cielo, la forma en la que esa persona decide tomar un tenedor… Pero para nosotros, fue una terrible sorpresa. No tuvimos siquiera el tiempo de despedirnos, ya que no hablamos con mi padre el suficiente tiempo ese día.
Un gran error, a decir verdad.
A mis cortos siete años, mis conocimientos sobre el ciclo de la vida eran nulos. Sabía que las personas ancianas podían morir en cualquier momento y que no había que preocuparnos por eso. Pero mi padre, con sólo veintiocho años de edad, no debía formar parte de las listas de los difuntos. No en ese momento, no tenía sentido…
Y aunque no hubo señales, sí pude notar que algo fuera de lo común estaba pasando.
Sucedió mientras yo realizaba mi entrenamiento vespertino. Bulbasaur y yo teníamos que saltar para evitar que mi padre nos golpeara con balones de soccer. Para ser más ágiles, decía ella. Mi padre llegó de repente y le dijo algo al oído a mi madre, algo que hizo que el semblante de ella se endureciera un poco.
— ¿Estás seguro? —le preguntó, de pronto Bulbasaur y yo ya habíamos pasado a un segundo plano.
Mi padre asintió con la cabeza y se retiró, dejando a mi madre un tanto consternada.
Eso fue todo, no hubo más.
Aunque, quizá debí poner un poco más de atención para así poder evitarlo.
—Pero, eras una niña. No podías hacer nada.
—Debí hacerlo.
— ¿Por qué lo dices?
Al anochecer, mi padre fue a mi habitación para arroparme. Ya era una costumbre entre nosotros, así que no le di la mayor importancia. Mi padre cubrió a Bulbasaur con una manta de lana de color verde. Acto seguido, se encargó de preparar mis almohadas y me dio un beso de las buenas noches. Acarició mi cabeza y susurró una única frase a mi oído.
Una frase que, incluso hoy en día, sigue causándome una extraña perturbación.
—Nunca olvides, Skyler, que eres mi mayor orgullo. Te quiero.
Y salió de mi habitación.
Intenté conciliar el sueño… Hasta que algo ocurrió.
Sé que podrá parecer vago, incluso un poco apresurado. Pero, por todos los cielos: ¿qué niña pequeña se pone a divagar sobre los misterios de la vida cuando tiene sólo siete años? Ocurrió así, sólo así. Intentaba dormir y escuché esos sonidos. Desde aquél día fue cuando me di cuenta de que no era nadie especial, que era solamente una persona. El caso fue que me incorporé y miré por la ventana para tratar de averiguar cuál era la fuente de esos sonidos.
Lo único que pude ver fue a mi padre, que caminaba hacia nuestro Gimnasio.
Una construcción gigantesca que lucía un tanto intimidante cuando llegaba el oscurecimiento nocturno. Era doce veces el tamaño de nuestra casa, un mundo entero en sí mismo. Y mi padre iba hacia ese mundo, con la única compañía de su Golduck favorito.
—Papi…
Me calcé los zapatos y salí de mi habitación, teniendo cuidado de no despertar a Bulbasaur pues él dormía plácidamente. Bajé cuidadosamente los peldaños de la escalera, para evitar despertar a mi madre o a Sheryl. Salí por la puerta principal, que dejé abierta para así no quedarme afuera si es que la puerta llegaba a cerrarse en algún momento. Y así, sin más, seguí a mi padre.
Mantuve mi distancia, para no ser descubierta y así evitar un castigo.
Pero entonces, ocurrió ese algo.
Una fuerte explosión cuya onda expansiva me lanzó hacia atrás, haciéndome caer de espaldas. Aturdida, lo único que pude ver fueron sombras. Una gran sombra que atacó a la sombra que siempre atribuí a mi padre. Y tres sombras más pequeñas, tanto que asemejaban a mi estatura.
Escuché gritar a mi padre antes de que mi mundo se oscureciera.
— ¿Y qué pasó entonces?
—Nunca más volví a verlo.
—Pero, ¿qué fue lo que le ocurrió?
—Tardé mucho tiempo en saberlo. En ese momento, yo era una niña.
—Pero…
— ¿Qué esperas que te diga? ¡Era una niña! ¡No supe lo que estaba pasando!
—Skyler…
—Cállate.
—Skyler, lo lamento…
—Creo que será mejor pasar a otra parte de la historia…
—Skyler…
—No quiero hablar más de mi padre, ¿bien? No fue fácil haberlo visto morir sin estar consciente de lo que estaba pasando.
—Quizá eso fue lo mejor.
—No tienes idea de lo que fue crecer sabiendo eso…
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Pokemon 0: En La Piel de Skyler
Fanfic¿Qué es de la vida sin poder cumplir nuestros propios sueños? ¿Qué podemos hacer cuando se nos obliga a vivir un sueño que quizá nosotros jamás pudimos cumplir? Skyler Crown, una joven Entrenadora que desciende de una de las familias más importan...