Capítulo XXXVII

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     —Los días pasaron, transformándose en semanas y a su vez en meses. El entrenamiento de Número Tres era cada vez más brutal y nosotros íbamos fortaleciéndonos más y más con el pasar del tiempo...

     —Y entre tú y Devon...

     —Entre Devon y yo sólo había amistad.

     — ¡¡Pero tú misma dijiste que sentías algo por él!! Además, te sonrojas cada vez que digo su nombre.

     —Oh, cierra la boca.

 

     Los días pasaron, transformándose en semanas y a su vez en meses. El entrenamiento de Número Tres era cada vez más brutal y nosotros íbamos fortaleciéndonos más y más con el pasar del tiempo. Se acercaban las vacaciones de invierno, así que Número Tres hacía todo lo posible para que cada segundo valiera la pena. El cansancio con el que nos dejaba al terminar cada día de clases era tal, que un día Jackie nos abordó a Devon y a mí poco antes de que las clases comenzaran. Nos tomó a ambos por los brazos y nos dijo, a la vez que nos detenía para que no siguiéramos avanzando hacia la entrada del Instituto.

     —Quiero que ambos vayan hoy mismo a mi casa luego de terminar el entrenamiento.

     Devon y yo la miramos con las cejas arqueadas, confundidos. Por supuesto, Eevee y Bulbasaur estaban más que dispuestos a volver al inmenso jardín de los Roosevelt.

     — ¿Volver a tu casa? —le pregunté—. Pero, ¿eso no causaría problemas con tu padre?

     El hombre que yo más detestaba en el mundo entero, cabe recordar.

     Jackie se encogió de hombros.

     —Él está fuera del país y volverá dentro de una semana —nos explicó—. Así que estaba pensando que podía invitarlos a pasar un rato en la piscina. No lo sé, quizá incluso podamos tener una pijamada.

     —Parece divertido —sonrió Devon—. Creo que podría ser una buena idea.

     —Yo no podré ir —dije entonces, sintiéndome apenada y estúpida—. Mi madre no sabe siquiera que tengo amigos en el Instituto.

     —Eso tiene solución —dijo Jackie dando una palmada—. Llamaremos a tu madre y le diremos que debes quedarte aquí más tiempo. Le diremos que el entrenamiento se extendió un poco más de lo previsto y que volverás por la noche.

     —Mamá no lo creerá —le respondí—. Estaré en problemas si ella descubre que no estoy en el Instituto.

     —Por todos los cielos, Crown —se burló Jackie con una carcajada cruel—. Entraste al centro de comando del Alto Mando, ¿y te asusta que tu madre te descubra en la movida de una mentirilla piadosa?

     Recuerdo que me encogí de hombros, sintiéndome un tanto avergonzada, y Devon me miró con sorpresiva desaprobación.

     Supe que el regaño se avecinaba.

     — ¿Eso hiciste, Sky? ¡¿En qué diablos estabas pensando?!

     — ¡Fue Jackie quien me obligó a hacerlo! —Exclamé en defensa mía, Jackie seguía riendo con crueldad—. ¡Ella quería encontrar a Max y me llevó a rastras!

     Devon era una persona muy especial, para mí y por sí mismo. Se convirtió en mi mejor amigo y más. Era un padre sobreprotector, un hermano mayor que incluso podía ser un poco celoso. Parecía que él había llegado a mi vida para actuar como esas figuras que yo no tuve durante mi adolescencia.

Pokemon 0: En La Piel de SkylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora