Su cuerpo no dejaba de estremecerse por el frío.
Sus sentidos se agudizaban conforme volvía de la inconsciencia, trayendo consigo un fuerte dolor de cabeza que le hizo soltar un suave quejido, tratando de que sus ojos se acostumbraran a la combinación de sombras que percibía conforme parpadeada al buscar orientarse en medio de su desconcierto.
– Hasta que su majestad se digna a despertar.
Eren se removió levemente, en busca de la fuente de aquella voz cargada de odio. Se obligó a sí mismo a erguirse con lentitud, sosteniéndose con sus magullados brazos; sintiendo las pequeñas piedras clavarse en las palmas de sus manos y sin poder pasar desapercibido sus ropas empapadas. Una cadena se mantenía firme sobre su tobillo como medida preventiva, impidiéndole moverse más de lo que su largo se lo permitía.
Miro a su alrededor con atención, notando el lugar iluminado suavemente por una antorcha, las paredes construidas por ladrillos viejos y humedecidos, el olor pestilente que se desplegaba fuertemente y el piso mojado bajo su propio cuerpo; entendiendo con esto último la razón de aquel inexplicable frió.
– Vamos, despiértate. Que no viniste aquí a tomar una siesta – espetó Petra en su dirección, dejando caer la cubeta que había utilizado con anterioridad.
Eren se giró para verla, tratando de regular su respiración y evitar vomitar ante el penetrante olor que inundaba sus fosas nasales. No tuvo que hacer de mucha memoria para entender que había sucedido y en que situación se encontraba. Su cuerpo se tensó y llevo en automático la mano sobre su vientre, sintiéndose aliviado al ver como aún conservaba su ligera redondez.
Lo único que le preocupaba aún seguía a salvo.
– He venido a hacerte una pequeña visita – exclamo la joven, cruzándose de brazos y mirándolo de forma desinteresa, importándole poco su aspecto a pesar del embarazado que llevaba – Verte así no es algo que suceda muchas veces. Ojala este día no termine nunca.
– No entiendo porque haces esto – susurro Eren tras alzar la vista, observándola a tan solo unos pasos frente a él, reconociéndola inmediatamente como –aunque le doliera decirlo– la antigua amante de Levi.
Petra resoplo con fingida diversión al escucharlo.
– ¿Y tú lo preguntas? – inquirió con ironía, rodando los ojos por aquel comentario tan obvio.
– Nosotros no te hicimos nada – negó suavemente, tratando de controlar los escalofríos que lo tenían tenso.
El gélido clima comenzaba a calarle los huesos y la ropa mojada no ayudaba en nada a contrarrestarlo.
– Tu, maldito mocoso, hiciste que me relación con Levi se arruinara – acusó con la mandíbula tensa, aprovechando que lo tenía a su total merced – No sé cómo pudo fijarse en alguien como tú, ni siquiera posees nada bueno que sirva de algo – lo miro con desprecio – Yo le daba todo a Levi, lo obedecía, dejaba que me tomara las veces que quisiera ¿Qué recibí a cambio? Nada. Me dejo de lado, tal cual juguete usado. Ustedes se burlaron de mí, me vieron la cara de idiota.
– Lo que sucedió entre nosotros no era planeado – explico Eren, tratando de que su voz no temblara en el proceso – Las cosas sucedieron y yo solo-
– ¿Te enamoraste? – completo Petra con burla – ¿Tú? ¿Un tonto sirviente soñó tan alto que se enamoró de un príncipe? Dime, cariño ¿Al menos el sentimiento es mutuo? – cuestionó, alzando la ceja y comenzando con el tormento que estaba por hacerle – ¿No está contigo solo porque aún no consigue la corona oficialmente?
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PRINCIPE ARROGANTE
FanfictionLevi Rivaille es un príncipe arrogante y prepotente, sintiéndose superior por sobre todos los demás, sin embargo por azares del destino entrelaza su vida con Eren Jaeger, un inocente y dulce sirviente que le enseña que no todo en la vida es dinero y...